Julia
no tenía Estrella. Más bien, no vi ninguna esta vez. Creo que ya estaba
muerta en algún modo, desde antes que esa daga la atravesara. Parte de
mí, la que invariablemente escondía el lado morboso de la curiosidad,
siempre se preguntaba cómo se vería la Estrella de alguien cuando moría.
Ahora sin embargo, no me interesaba en lo más mínimo. Casi me daba
pena, no haber sabido más de ella en persona, algo además de la
monstruosidad que se desarrollaba en su interior, en el único momento
que la pudimos conocer antes de que esto pasara. Antes de que todo
terminara así.
Pero el mundo no se terminó.
Eso era bueno.
Igual sentía que todo lo que habíamos hecho había sido para nada.
Todo
lo que todos aprendimos desde que nos conocimos hace una semana. Todo
el esfuerzo, las peleas, los sacrificios, parecía haber sido mucho más.
Todo lo que todos hicimos.
Y lo que íbamos a hacer. Jaime seguía
en el ave con el cuerpo de Julia, sin aterrizar. No imaginaba por lo
que estaría pasando en este momento. Vaya a saber cuánto tiempo
transcurríó hasta que algunos del grupo se empezaron a intentar poner en
movimiento. No voy a mentir y decir que les di mucha bola, cada uno iba
procesar esto a su modo. Por esta vez no tenía ganas de meterme. Podía
notar que estábamos todos cansados y sintiéndonos bastante perdidos.
Todos, bueno, sí, incluído Ian.
Ahora
que me abandonaba la adrenalina, que el tema se había calmado, estaba
pensando otra vez. Para bien o para mal. La advertencia en mi mente se
pudo hacer clara aunque no quisiera, ya no la podía ignorar. Lo estás haciendo de nuevo, lo vas a hacer de nuevo. Lo mismo de siempre. Sabés cómo termina cuando termina.
No sentí el pánico que debería, seguramente por el shock de la
situación, pero iba a llegar en algún momento. Tendría que... hablarlo.
Miré a Ian unos segundos y luego alrededor. No ahora. No podía hacer las
cosas peor, no podía estar pensando en esto ahora. Eso solo evidenciaba
más que tenía razón.
Me volteé y alejé unos pasos sin decir nada. Ehre seguía a mi lado. Al menos...
-Ganamos, supongo.- intenté sonreírle. -A pesar de.. todo..- Ella solo me siguió observando. No podía distinguir qué le pasaba. Debería estar contenta. -Estuviste acá todo el tiempo. Hiciste las cosas bien esta vez.- Estaba decepcionada? No entendía. -Qué pasa? Esto es todo lo que te puedo ofrecer. Era nuestro trato.-
Estaba frustrándome con ella, no era justo, pero ella tampoco estaba
siendo justa conmigo. De repente su cinto envolvió mi brazo. El dolor
comenzó de nuevo pero no me moví. Apreté la mandíbula y el puño, sin
romper contacto visual. -Qué más querés?-
dije entre dientes. Me soltó lentamente y llevó el cinto a su pokeball
en mi bolsillo. Se guardó ella misma. Nunca hizo eso. Me dejó solo en
silencio, parado ahí. Por qué me estaba haciendo esto? Pensé que iba a
servir de algo... Qué hicimos mal? Pasé las manos por mi cara y suspiré
pesadamente, dejando la cabeza caer hacia atrás.
Al fin noté las
estrellas en el cielo, las tangibles, las verdaderamente reales. Las de
la profecía. Brillantes, innegables, podía distinguir cada constelación
y el sendero de la galaxia... Se veía como en Camphrier. Nunca pensé
que eso fuera posible en esta ciudad.
~ flashback ~
La chica y el muchacho salieron del boliche a las carcajadas, apoyándose el uno contra el otro para no perder el equilibrio.
-Qué boluda es, yo le dije a Maga que no te dé esas cosas.- Ella le revolvió el pelo. -No estás acostumbrado.-
-S'stoy re biennnn.- dijo en un tono que poco exageraba su estado real. -Ah, pero que lindo pega el aire acá afuera.-
-Seh, se llena demasiado los sábados.-
El muchacho prendió un cigarrillo mientras esperaban un taxi en la vereda. Inclinó la cabeza hacia atrás al exhalar el humo y se quedó mirando el cielo.
-No veo las estrellas.- murmuró. La mirada inquisitiva de la chica lo hizo reír. -Digo, las del cielo, no se ven acá.-
Ella asintió, mirando arriba. -No, hay demasiadas luces.- La ubicación del boliche entre edificios más altos no ayudaba. Luego de una pausa se volteó hacia él. -Te molesta eso?-
El rostro del muchacho se iluminó con la tenue luz del cigarrillo, sonrió con un dejo de satisfacción y un brillo en sus ojos que ocultaba algo más melancólico. -Nah, mejor así.-
~ fin ~
Ella
sí las extrañaba, pero ya estaba más acostumbrada que yo. Le gustaría
verlas así ahora. Espero que.. esté en un lugar seguro, que lo pueda
apreciar. No había modo de averiguarlo y... Me rendí ante un pensamiento
que venía teniendo hace días. Después de todo. Necesitaba fumar. No
quedaría un negocio en pie pero sabía a quién podía acudir.
-Doc, me darías un pucho si tenés alguno de más?- le pregunté, el tipo me lo dio sin decir nada. Creo que podía tirar todo protocolo médico por la ventana en una situación así.
Era
una mala idea, pero en esas se había basado la noche. Giré el
cigarrillo en mis dedos, como si quisiera recordar la sensación. No pude
evitar considerar cuando más fumaba. Qué logré en todo este tiempo?
Capaz Gabbie tenía razón, realmente sería hora que ya me deshaga de la
campera. Ese pensamiento me produjo una mezcla de emociones bastante
particular. Maxwell me ofreció su encendedor pero lo rechacé, tenía otra
cosa en mente. -Gracias... Por todo en realidad.- murmuré dándole una palmadita en el hombro.
Me
respondió con lágrimas en los ojos, que hacía mucho no fumaba también,
que nunca le importó la plata, solo ayudar a Jaime, que no sentía que
hubiera hecho las cosas bien. Necesitaba descargarse, ya lo había visto
venir anoche y esta tarde. -¿Valió la pena todo esto? Por favor decime, que hice alguna diferencia... decime que ayudé a alguien.-
Puse una mano sobre su hombro, firme esta vez. -Maxwell... No te puedo decir si valió la pena o no, perdón.- Lo miré a los ojos a pesar de la penumbra. -
Lo que sí te puedo decir es que hicimos lo que pudimos. Vos en especial,
hiciste más de lo que cualquiera tendría el derecho de haberte pedido.
Si alguien merece portar ese sombrero y el título de doc, sos vos.- Sonreí aunque no estaba seguro si estaba mostrando la expresión correcta, no estaba sintiendo las cosas del todo bien. -No me querés acompañar a hacer algo? Hay muchos modos en que el fuego puede ayudar.-
Busqué a Nico con la mirada, estaba con una de sus aves que acababa de evolucionar.
-Che, me harías un favor? Necesito a alguno de tus pokemon de fuego.-
lo llamé mientras sacaba las cosas que tenía en los bolsillos de la
campera y las pasaba a los del pantalón. Encontré la foto que le había
sacado a uno de los seres. Se veía.. mal. Tan mal como la sensación que
daban al tenerlos cerca. La imagen parecía como si hubiera sido
manipulada de algún modo, apenas se distinguía al bicho. Lo que hubiera
dado por algo así en esa época. Bueno, un souvenir del apocalipsis.
Volví a la realidad con el resplandor de las pokeballs de Nico
abriéndose. Me saqué la campera. -Necesito que la quemen.- dije simplemente. Ambos pokemon parecieron encantados con la idea, el chico no tanto. Lo silencié con un gesto de la mano. -No, no te la podés quedar vos ni nada. En serio, quémenla. Taako vos podés mearla también si querés, no sé.- Me encogí de hombros tirándola al pavimento.
-Espero que entre Taako y Lup te alcance.- Dejó que sus pokemon se encargaran. -Te darías más FirePower o algo de gasolina, pero eso es todo lo que tengo. Felicidades por... bueno, ya sabés.-
Asentí, no sé cuánto entendería. -Está bien así.- Habría algún químico en la tela de la campera que hizo las llamas volverse de varios colores. O capaz estaba ya muy cansado. -Está perfecto.-
Me
acerqué a la prenda en el suelo, ignorando cómo me temblaban las manos,
y prendí el cigarrillo. Di unos pasos atrás, observando mientras era
consumida por el fuego, el calor y la luz que emanaba. Una última fogata. Me llevé el cigarrillo a los labios sin pensarlo.
Sentí
cómo el humo me quemaba la garganta, el calor extendiéndose por mi
pecho, una calma que no podía conseguir de ninguna otra forma. Ah, cómo
extrañaba ésto. Si algo más me iba a doler en estos días, por lo menos
que fuera algo que disfrutaba un poco. Y aunque no fumaba hacía tres
años, no tuve necesidad de toser. Al exhalar recién fui consciente de lo
que había hecho.
Otra promesa que rompo, Gabbie.
Qué
triste volver a esto, aunque quería creer que estaba mejor que cuando
nos conocimos. Al menos ahora había encontrado otra cosa además del
trabajo, aunque ya no tuviera trabajo propiamente dicho. Había hecho
amigos o algo así. No me sentía estancado, eso era lo importante, lo que
quería evitar volviera a pasarme. Pero cuánto iba a durarme eso?
Volví
a tomar una pitada del cigarrillo. Al menos ella andaba bien, se lo
merecía más que nadie. Solo esperaba que estuviese a salvo. Pero... si
dos años eran suficiente tiempo para ella... Cuatro deberían ser más que
suficiente para mí.
Solté otra bocanada de humo. Era muy egoísta pensar en eso ahora, no?
Me
senté en el cordón de la vereda y contemplé lo último
de la campera hacerse cenizas, dejando la zona a oscuras de nuevo. Por
más lindo que fuera el gesto y la escena, no sentí que tanto hubiera
cambiado. Claro que no iba a ser tan fácil. Nunca lo fue con ellos.
Chasqueé
mis dedos en silencio y de entre la niebla oscura se materializó una de
las criaturas que habían desaparecido en la grieta, en pequeña. La
estudié mientras danzaba sobre mi mano, pero se fue desdibujando de a
poco, fuera por mi falta de concentración o porque su forma exacta
empezaba escapar mi memoria. Debería preguntarle a Frost sobre eso otro
que había logrado hacer, pero no me quedaba más energía para pensar en
lo que había pasado. De un soplido la medusa se fundió con el humo del
cigarrillo. Supongo que no voy a poder invitar al grupo a comer donde
tenía pensado.
-Hey.- le llamé la atención a Ian que estaba parado cerca. Revisé el bolso y saqué su CD. -Samuel me dio esto pero siento que.. no lo debería escuchar sin tu permiso.-
le sonreí como pude. Sin querer volví a ver su Estrella. Por unos
segundos el pelaje blanco del zorro fue mi única luz en la noche. Bajé
la vista en seguida, algo avergonzado. -Y ahora... qué?-
No sabía si la pregunta iba dirigida a él, a todo el grupo, a las Guardadoras, al forro de Nerón o a mí mismo. No sabía si con ahora me refería a ya mismo, a mañana o al resto de mi vida. Y no sabía si esto era algo que había terminado... o estaba comenzando.
-No choques, no choques, no choques.- Repetía
en mi cabeza a medida que avanzaba por las destruidas calles de la
ciudad, los unowns rodeaban el vehículo, los dos pertenecientes a los
hippies iban pegados a ellos casi tapándome los espejos exteriores, por
suerte realmente no tenia que preocuparme del tránsito o estaríamos más
muertos que de costumbre. Seguimos avanzando hasta tener la torre
frente a nosotros, me sorprendí al ver otro auto estacionado allí cerca
con las luces prendidas, era roomie? También se habían robado un auto?
Vamos a terminar todos presos a este paso. Oh, el cordón, la van dio un
tumbo mientras subíamos a la vereda, apreté fuerte el freno intentando
no chocar contra las rejas de la torre. -Bueno, eso fue peligroso, espero no tener que volver a manejar.- Comenté bajándome del Vehículo.- Alguien recuerde donde nos estacionamos.-
La
torre estaba completamente vacía, ninguna de las líderes se encontraba
en este momento, solo las dos guardadoras y el idiota de nerón, los tres
nos miraron unos segundos para después concentrarse en Julia que
flotaba sobre nosotros. -No es ella.- dijo
Jamie, mientras lo que alguna vez había sido una joven guardadora
descendía desde las alturas, su piel era blanca y sus ojos habían
perdido todo color humanamente posibles, ahora solo parecían como parte
de las grietas que nos rodeaban. Siiva se abalanzó a tacarla apenas
estuvo cerca de su rango pero fue inútil ya que enseguida su pokemon
termino enterrado bajo las pierdas de la criatura. Corrí hacia atrás
para evitar de quedar cerca de su rango de ataque. Desgraciadamente ella
nos estaba mirando directo, un rayo de luz me hizo voltearme hacia
atrás, Jamie había liberado un pájaro y ahora volaba en él hacia Julia. -No!-
Exclame cuando otro ataque se diriga a nosotros, me cubrí con mis manos
esperando el impacto pero no sentí nada, abrí mis ojos encontrándome
con una barrera frente a nosotros, Akshara nos había salvado…
La
siguiente escena pareció eterna, Jamie a punto de matar a quien tan
desesperadamente estuvo buscando por tanto tiempo, la muchacha que
tanto amaba. Solo había una cosa que podía sentir por él, lastima, pero
por lo visto nos habíamos quedado sin opciones y había que elegir entre
ellos o nosotros. Julia miro hacia abajo, a nosotros sonriendo, entendí
el mensaje enseguida, era hora. La muchacha abrazo a su amado
hundiéndose la daga en su vientre, la grieta en el cielo comenzó a
reducirse mientras cientos de medusas amorfas volaban desesperadas hacia
arriba huyendo de nuestro mundo luego de caos que habían provocado,
ojala no vuelvan a este lugar jamás. La guardadora deshizo la barrera
con que nos había protegido, en las alturas Jamie seguía con julia sobre
el ave, los últimos fragmentos del cielo se cerraron quedando todos
sumidos en la oscuridad.
Sentí como mi sombra volvía a cambiar de
forma, el pájaro con abanicos estaba bajo mis pies una vez más, su
trabajo había concluido por esta noche. -Mejor descansa, no sé cuanto va a tardar en amaneces y vos sabes cuánto odias el sol.- Murmure alejándome de la escena.
Los
primeros rayos del sol iluminaron mi rostro, me había sentado en la van
a descansar un momento, Amelia dormía en mi regazo mientras yo apenas
había logrado descansar un poco más de una hora, la próxima vez tenemos
que robar algo que sea mejor para dormir. Vamos a terminar en prisión
tanto después de esto. -Vee.- pronuncio la pequeña eevee mientras bostezaba, parecía que se había despertado por fin. -Buen dia.-
la salude acariciando su cabeza, la pequeña se paro en dos patas
mirando por la ventana, sin entender mucho de lo que había pasado en el
lugar. -De lo que te perdiste, fue todo un desastre, medusas voladoras intentaron dominar al mundo y bueno, tuvimos que luchar.- Amelia seguía mirando el lugar como sorprendida, apenas ayer había estado acá en una ciudad completamente diferente.-
Me gustaría decir que es la primera vez que estoy en una pelea gigante
pero no, incluso tu papá estuvo involucrado en una de ella cuando yo era
chico.- Vi a Kileo pasar por ahí, tenía que hablar un par de cosas con él, había temas que me habían quedado sueltos.
Abrí
la puerta de la van y me baje dejando a Amelia en el asiento, tenía que
hacer una última cosa, quite la placa de policía que colgaba en mi
cinturón guardándola en mi billetera de nuevo, tenía que hablar con el
hippie alolense pero no como un oficial sino más bien como yo mismo.
Todo terminó. Julia murió, el cielo se quebró por la mitad y aun así... acá estábamos. Vivos todavía, contra toda expectativa.
-Huh... -Susurré, ojos pegados en el cielo y la oscura figura de Jaime y ese Pokemon volador. -...Seguimos... acá.
Era
cómo si el interior de mi cabeza se hubiera desvanecido, reemplazado
por nada excepto el viento que me rodeaba. Cerraba los ojos y cuando los
abría parecía que varios segundos habían pasado. Sentía que, si así lo
deseara, podría desvanecerme yo también, aunque sabía que no hubiera
sido apropiado. Tenía la impresión de que esto era solamente el
comienzo.
Algo me sacó del trance en el que estaba; una luz
potente detrás mío. Cuando me dí vuelta ví como el cuerpo de Sloane fue
engullido por lenguas de luz brillantes que danzaban alrededor suyo
mientras comenzaba a crecer. Cuando el proceso terminó y aquel brillo se
disipó en polutas de humo blancas, de debajo apareció ella. Era
bastante más alta que yo, con alas de una longitud impresionante, un
plumaje marrón hermoso y ojos afilados y llenos de poder. No pude evitar
sonreír.
-Te dije... ¿No? -Le puse una mano en la frente, acariciándola. -Que conmigo todo el mundo iba a ver tu esplandor. Acá, en el centro del mundo...
Seguí
hablando, sin prestar mucha atención a lo que decía. Todavía estaba en
ese estado extraño; todavía no sabía como reaccionar a... todo. Quería
estar triste por Julia y Jaime, quería sentir lo exhausto que estaba mi
cuerpo pero... algo me lo impedía.
Ya habrá tiempo para eso mañana, supongo.
De
todas las personas, fue Yannick el que se me acercó primero. Su
expresión era indescifrable, pero podía notar algo potente en su mirada.
Entonces abrió la boca para hablar y...
-Necesito que quemen ésto.
Lo
miré durante algunos segundos, ojos abiertos como platos. Luego,
lentamente, mi vista se movió hacia la figura de Ian en la distancia.
Creo que entendí, algo al menos. Tan poco los conocía después de todo, y
aun así...
~You don't know the first note of the music that moves me~
-Espero que entre Taako y Lup te alcance.- Le sonreí, haciéndole señas a ambos. -Te daría más FirePower o algo de gasolina, pero eso es todo lo que tengo. Felicidades por... bueno, ya sabés.
Eso
fue lo único que pude decir, aunque había muchas palabras más que me
hubiera gustado dirigirle. Seguía en ese estado, todavía congelado en el
medio de la calle. Los demás se habían movido a hacer algo, ví como
Ibaraki se le tiró encima a Nerón, y reí. Sentí algo parecido a orgullo,
aunque a ella tampoco la conocía bien.
Entonces... ¿Ahora qué?
Algo tenía que hacer, eso lo sabía, ¿Cual era mi rol en esta situación?
El Nico que hacía bromas y trataba de hacer el ambiente más ligero, el
Nico que siempre estaba ahí con una sonrisa y palabras para seguir
adelante, el Nico que podría estar consolando al Doc o a tantos más...
¿Que Nico era ahora mismo?
~Everyone
tells a story about themselves inside their own head. Always. All the
time. That story makes you what you are. We build ourselves out of that
story~
¿Cual historia era la mía?
El viento
todavía silbaba dentro de mi cabeza cuando decidí caminar. No sabía
bien si era yo mismo el que movía mis músculos u otra cosa, pero no
importaba demasiado. Le acaricié la frente a Sloane de nuevo, haciendo
que se girara a verme.
-¿Tenés ganas de probar esas alas nuevas? -Pregunté, mi voz carente de un tono particular. -Yo tengo ganas de ser algo egoísta y... creo que podemos hacer las dos cosas.
No
pareció entenderme muy bien, pero asintió de todas formas. Con algo de
ayuda de su parte me subí encima de su espalda, detrás de las alas, y
sentí el viento rugir alrededor mío.
-Voy a dar una vuelta. -Le dije a quién estuviera cerca para escucharme. -Vuelvo en un ratito.
Y
con eso, despegamos. El mundo se volvó un borrón de colores mientras
ascendíamos más y más. En un momento pasamos por al lado de Jaime, pero
ni siquiera pude mirarlo, ¿Que podría haberle dicho, después de lo que
acababa de pasar?
~He killed for the hands that held his heart. For Julia, who loved him 'til death did them part.~
Simplemente
seguimos ascendiendo. Le susurré algo a Sloane, y ella giró para dar
una vuelta enorme alrededor de la ciudad. Desde arriba era tan
diferente, pero igual de hermosa que siempre.
-Imagino que es la primera vez que la ves de ésta forma. -Susurré con una sonrisa. -Me gustaría... dar unas vueltas alrededor de la ciudad. El viento en mi cara se siente... muy bien...
Por
fin el cansancio se apoderó de mí. Pude sentir cómo los párpados se me
caían, y los sonidos a mi alrededor con la excepción del viento se
desvanecían lentamente. Sabía que ésto no arreglaba nada, sabía que era
necesitado allá abajo, pero después de todo lo que pasó... sabía que al
menos me merecía ésto, también.
En mis últimos momentos antes de
caer dormido, creí entender los susurros del viento. Ella era la que me
había traído acá arriba, y ahora ponía sus brazos alrededor de mi cuerpo
cómo una sábana. Era su pesadez la que caía sobre mis párpados, y eran
sus labios los que me susurraban en el oído que todo iba a estar bien,
que podía tomarme un descanso corto. Podía dejarme llevar por sus
brazos, siendo nadie.
No... no nadie. Tampoco su marioneta,
aunque eso pareciera al principio. Más bien era cómo un sauce,
meciéndome ante su fuerza sin voluntad alguna para pelear contra ella.
Una vez que entendí aquello, formé una última sonrisa y el mundo se
desdibujó a mi alrededor mientras caía dormido.
~Beyond all other trees, the willow moves to the wind's desire~
Llegamos
y el ambiente era devastador y lo peor era la figura sobre nuestras
cabezas, tambien iba que casi se va contra neron pero la logramos
frenar. Mina pronto volvio a mi con pokeballs en la boca y la mire con estrañesa. -de quienes son estas pokeball mina?- Miro al fondo donde yacia un cuerpo ensangrentado. -lo entiendo bien hecho vere de darcelas a quienes se que la cuidaran- Fui con ibaraki y la mire -Mina encontro a esta pokeball abandomada junto con un cuerpo por favor cuidalo se que vos lo haras bien- -seguro y te preguntas por que yo no lo hago verdad y es simple pienso que estara mejor con vos lo presiento-. Ahora donde iras tu pense mientras miraba la otra pokeball.
Tras darle la pokeball a ibaraki me centre en la figura. Era julia pero sus ojos y su cuerpo liberaban la misma aura que aquellas criatura. jaime saco un bravery y se fue en vuelo hacia ella portando un objeto filoso. Lo
que iba a pasar parecia escena sacada de un libro cliche tramos de
acercarnos pero julia con extrañas habilidades nos lo evito. Miraba a Ibaraki buscando consuelo lo que ibamos a precenciar era tan claro como el agua y tan agrio como un limon viejo. ultimas palabras de julia tocaron mi corazon como si de un peligro mayor advirtiece.
*Jaime mata a Julia* Tome a Iba con fuerza nadie podia no sentirse mal en este momento aun que hay varias esepciones precentes. Paso lo que tenia que pasar y eso influyo sobre las criaturas pero este era el unico camino. Ibaraki
se fue de lleno contra Neron para descargar su angustia pero la frene
causando torpeza en su ataque - Mas vale que a la curacha se muera en su
agujero que tratar de acabarla en vano esfuerzo- miraba a Neron
trasmitiendole todo mi desprecio. /apariencia+intimidacion/ [dice]0[/dice]
Me
mantuve en silencio en el camino a la torre. Urien iba a un lado de mi
ventana, y mi rostro pegado contra ella, observándolo. El final era
inevitable, ese simple gesto era todo lo que necesitaba para entenderlo.
Y con ello llegó una pesadez extraña, una vez más. Sabía bien que Urien
nunca había sido mío. Si nos ponemos a pensar en formalismos… ni
Galahad lo era. Soy de quienes creen que una palabra como ‘capturar’ no
se puede usar a la ligera… y aún así y todo, esa pequeña letra me había
ayudado a sacarle el polvo a ciertos rincones de mi alma. Aquellos que
había dejado sellados y bajo la pesada llave de un pacto realizado hace
20 años.
A pesar del corto tiempo que habíamos compartido, le
estaba muy agradecida. Le entregué una última sonrisa antes de llegar a
la torre, y cuando estábamos allí, sentí que varios minutos se
sucedieron en pocos segundos.
-¿...debería sentirme triste?
-susurré, observando el inerte cuerpo de Julia en los brazos de Jaime,
desde la distancia. No la conocíamos, más que por visiones y este corto
lapso de tiempo. Tener de referencia las cosas que Jaime decía de ella
no eran válidas, ya que no se puede conocer a alguien a través de los
ojos de un enamorado. Los casos son contados. Mi padre podrá ver a mi
madre como un ángel bajado del cielo con una corona de jazmines sobre la
cabeza, pero yo no me olvido de los regaños que me realizó de pequeña
cada vez que desaparecía- Sí, lo siento -concluí- pero… no por ellos.
Me volteé y procedí a alejarme del grupo.
El cielo se cerraba a mi espaldas.
Se había terminado.
Este viaje.
El caos.
Yo.
-------------------------
La
tierra bajo mis pies se sentía fría, con rastros del rocío de la
madrugada. No había podido dormir, por mas que mi cuerpo me pidiera a
gritos un descanso. Me había sacado los tacos de una vez por todas.
Posiblemente andar descalza en una ciudad recientemente destruida no era
la mejor idea, pero era un requisito que debía cumplir para completar
el ritual que iba a realizar. ¿La cantidad de bajas? Era muy pronto
para saberlo y simplemente no era algo que me interesara o me subiera
los ánimos. El fletchling no había sido el único pokémon caído en un
intento de defender su hogar, y tampoco el único que ahora descansaba
bajo la tierra a mis pies. Improvisar unas tumbas con pequeños tributos
no había sido muy sencillo, pero me había ayudado a enfrentar el
insomnio. Valkyria se encontraba apaciguada contra mi cabello
mientras se sostenía de mi cabeza. Estaba triste. Este había sido
durante quién sabe cuánto tiempo su hogar y ahora muchas de las personas
y pokémon que conocía estaban muertos. No es lo mismo ser capturado y
apartado de tu familia y amigos sabiendo que hay chances de volver a
verlos, que directamente tener que enfrentar el hecho de que ya no
estarían más allí. La tomé con ambos brazos y la abrace contra mi cuerpo. -...
de cierta forma… estamos la una para la otra en esto… -le dije mientras
acariciaba el penacho de plumas que se le formaba sobre la cabeza. Su
nombre… había sido una dulce y cruel coincidencia para este momento.
La voz de Galahad me hizo voltear. Noté duda… cierta incertidumbre en el tono de sus sonidos. -Sí -afirme- voy a continuar con esto. Es lo que me hubiese gustado hacer aquel entonces. Cerré
los ojos por unos instantes y dejé a Valkyria en el suelo, junto a
Omolon que permanecía sentado observando. Él me había ayudado con los
pozos hace unos instantes. A pesar de su poca simpatía, había demostrado
tener empatía y respeto, sobre todas las cosas. -Será lo último que
haga como bruja, de una vez y para siempre. El sello estará roto, pero
volveremos a colocarlo, ¿verdad, caballero? Galahad asintió, se
apartó de mí en silencio y se colocó junto al resto, un poco distante.
Kyria al parecer le dijo algo y con eso accedió a aproximarse un poco.
Se acostumbrará a la compañía, espero. Tenía que hacerlo, sabía que iba a
hacerlo. Era parte del plan original del viaje. Superar la culpa, no
temer, dejar de estar solos. Dejar de estar sola.
Rebusqué entre
mis cosas del bolso que colgaba de mi cadera. Había podido recuperarlo
durante el lapso de la noche. Allí estaba aquel tesoro que poco trataba
como tal. Creo que no lo había sacado desde hace semanas, y me
limitaba a confirmar que siguiera allí espiando entre los recovecos que
había más allá del cierre. -... Costumbres familiares… -mascullé para
mí misma mientras sacaba el ornamento y lo dejaba colgando de mi puño.
Consistía de una larga tira de cuero con algunos elementos al final,
realizado de manera artesanal. Un trozo de piedra marrón no muy grande;
una pluma negra, roja y blanca; y otra marrón y crema. Tendré que
agregarle otra pronto. Sostuve el ornamento con ambas manos contra mi pecho mientras tomaba aire, cerraba los ojos y comenzaba a concentrarme.
-Lo siento -dije de manera casi imperceptible.
Y el viento se alzó.
Ahí
estaba nuevamente, aquella sensación de poder sentir múltiples brisas
al mismo tiempo. Y cada una transmitía una sensación distinta, un
mensaje particular. Era agobiante… pero ahora aquella sensación se
apaciguaba poco a poco, y el aire, en lugar de golpearme o pasar
rápidamente entre mis piernas o brazos, comenzaba a girar a mi
alrededor.
-Almas de los caídos -comencé a pronunciar. Intenté
ignorar la profecía, lo que había dicho Julia. Intenté atribuirlo a que
mi cerebro había formulado aquella frase como mera coincidencia, así que
volví a comenzar-...almas de los caídos que la noche nos ha dejado. Un
nuevo amanecer se acerca, el sol sale, se asoma, sus rayos vienen por
ustedes -podía sentirlo, como el viento se revolvía de manera suave a mi
alrededor- Déjense acariciar, déjense alcanzar por su mano, sujetenla
con fuerza -cerré los ojos con miedo, con dolor. Sentí el ornamento
sacudirse dentro del poco espacio que había entre mis manos, y dos
brisas en particular surgir entre las demás, como si se hubiesen hecho
paso a través del pequeño torbellino a mi alrededor. Eran cálidas, y se
depositaron en mis hombros, una en cada uno. Algo en mí se quebró, y por
un instante dudé en continuar. Detuve las lágrimas y proseguí- Que las
penas no los aten, que la desdicha no sea un peso mayor al que pueden
soportar. No solo por ustedes. No solo por quienes cayeron. Por quienes
lloran, por quienes nunca fallecieron, por quienes viven. Dejen con
nosotros, quienes todavía pueden afrontarlos, sus males, y elévense. Tan
ligero como una pluma, tan suave como la melodía de la gestación,
alcancen el cielo, alcancen al sol. Duerman. Y renazcan, una vez más.
Estaremos bien... Estaré bien, Guilden, Rosen. Los amo.
A mi
alrededor, el aire ascendía lentamente, y por un instante, me pareció
ver pequeñas esferas de diversas tonalidades ascender lentamente a mi
alrededor. -En serio necesito comer y dormir… -sonreí.
Y la danza del descanso transitorio perduró varios minutos, hasta finalizar sin que me diera cuenta.
Una
última brisa giró a mi alrededor, pero no parecía querer ascender, en
cambio… me obligó a seguirla, a girarme, y a encontrarme con mi padre a
mis espaldas. Él era su dueño. O su compañero, más bien.
Sentía
vergüenza por lo que acababa de realizar, pero la tranquilidad de saber
que se encontraba a salvo era mucho mayor. Me aproximé hasta él y se
limitó a acariciarme la cabeza como si fuera una niña. Generalmente lo
hacía cuando se sentía aliviado. Con el tiempo había podido descifrar
cada uno de los gestos de mi papá, alguien de pocas palabras pero
acciones sinceras. Galahad y el resto se aproximaron hasta donde me encontraba. La mirada del hombre se posó sobre Kyria y Omolon. -Cierto, no los presenté… -sonreí un poco torpemente, pero él no me dio tiempo a hacerlo y me interrumpió. -Perdóname -dijo abruptamente y lo miré confundida. -¿...por qué? No pudo articular más palabras, en ocasiones era complicado para él. Pude comprender a qué se refería. -
¿Por provocar que esté aquí? -pregunté con inocencia sin dejar de
sonreír- ¿Por qué ellos podrían estar vivos a mi lado ahora? Creo que…
no puedo seguir echándote la culpa. En parte, yo lo provoqué -mi mirada
bajó a Galahad, que me observaba fijamente- Es una serie de
coincidencias y acciones, papá. Varias… ideas me estuvieron dando vuelta
la cabeza, sí. Sobre Reenira, sobre aquella noche, sobre tus deseos de
que ingresara a la academia, y sobre los guardadores -un silencio un
tanto incómodo se formó entre nosotros- Sabes que soy responsable…
Acaso… ¿tendré que asumir la responsabilidad por ser tu hija? Pude leer
las ruinas, allí, del Sínodo. -Eso… no estoy seguro -dijo luego de unos segundos de pensarlo- Tengo que hablar con la Suprema Sabiduría… Recordé
las palabras de aquella mujer. Cómo me observó, cómo me acarició la
mejilla. Esa sensación de un trato cálido y familiar, pero firme y
severo a la vez, casi como una orden.
Y posiblemente...tengas que regresar a este lugar.
-
Vamos a casa -dije de pronto mientras comenzábamos a caminar. Él se
volteó a verme- A Johto. Quiero ver a mamá, y además… -a lo lejos, al
final de la calle, podía ver a algunos del grupo. Se habían dispersado,
como era de esperarse. Algunos habían logrado dormir o ni siquiera se
encontraban presentes- Mi viaje ya terminó.
-¿No vas a despedirte?
-
Ya tuve mucho de despedidas por hoy y creo que… ¿Cómo es que dices tu?
Ah sí -comencé a imitar su voz y su forma de hablar- el viento
trasmitirá mi mensaje. Aunque no quiero recurrir a ello. Mis días de
bruja se terminaron -sacudí un mano, intentando alejar cualquier idea de
mi mente medio en broma, medio en realidad. ¿Realmente quería
abandonarlo?
-Ana -dijo él severamente, con su mirada fija en mí-
Una vez que la tormenta se desata y el viento cobra conciencia y te
toma como compañero, no hay vuelta atrás. Quería evitar que eso
ocurriera, pero…
-Puede que haya una forma...-sonreí intentando
darle ánimos. Lo noté apenado, ligeramente cabizbajo. Era una de las
pocas veces que lo veía así. Sin mediar palabra, me entregó un sobre con
una carta y un pequeño paquete envuelto en un pañuelo lleno de
estrellas. Sentí una sensación familiar al sostenerlo en mi mano. A
veces cálido, a veces frío. ¿Nicholas? Intuitivamente volteé a
buscarlo. Como si eso hiciera alguna diferencia. ¡No! No me despedí de
Bryce. Estoy segura de que la pasaría bien en casa… Como sea.
Miré
hacia donde se encontraba el resto. No podía ver sus figuras ni oír sus
voces, pero sí sentir cada una de las brisas que los caracterizaban.
Estaban allí, y seguirían soplando con fuerza, cada uno a su propio
ritmo.
-Gracias por todo. Los quiero -pronuncié, esperando que el viento les hiciera alcanzar mis palabras.
Dimos la espada al centro de la ciudad y avanzamos. Aproximándonos lentamente hacia nuestro hogar.
Fue
como el vals del apocalipsis. Todo fue lento y caótico (y no lo digo
por los dotes del oficial para conducir). Jaime se elevó al cielo al
encuentro de la carcasa de lo que alguna vez fue Julia o Alyara, su
amada y el objetivo de nuestra misión. El Braviary de la guardadora,
ahora montura del Joven Gautier, voló valientemente al encuentro con su
antigua entrenadora, muy a su pesar ya que conocía el futuro de la
misma. Los Unown rodearon a Jaime más como escolta que como otra cosa,
como si quisieran estar ahí para acompañar a su compañera hasta el final
y para apoyar al chico que tanto la buscó. El poder que portaba y
exhibía la criatura que supo ser Julia Arquembourg era titánico. El
Drapion de Siiva fue víctima del mismo. Sentí pena por el cuándo hace no
más de dos días pretendía matarnos. Cuando por fin se encontraron, hubo
un momento de Julia, la original, la que luchaba desde dentro contra la
bestia de afuera. La daga que Jaime portaba emitió una luz plateada y
luego se apagó al enterrarse en el cuerpo de la chica, como si la luz de
la daga marcara como se apagaba también la vida en el cuerpo de la
guardadora. Miré atónito toda la escena. Sentí algo en mi mejilla y al
rosarla con los dedos resultó ser una lágrima. No la sentía como mía.
Mis ojos se centraron en la pequeña letra A que aun flotaba, aunque
taciturna y desganada, alrededor del desconsolado joven. Tal vez se
formó algún tipo de vínculo psíquico con el pequeño Arturo. Honestamente
no sentía tristeza por Julia, no era más que una misión. Sentía
frustración por no haberla cumplido y poco de orgullo por el valor que
tuvo la joven para sacrificarse por el bien común (o al menos reparar el
error de haber liberado tal calamidad). Triste me sentía por nuestros
compañeros que si le tenían un aprecio mayor. Jaime, Urien, Lanzarote y,
en lo personal, sentía más tristeza por Arturo. Su familia se había
roto y bien sabía yo lo que se sentía eso. O casi, la verdad, porque
nunca conocí el sentimiento de tener una hasta bastante mayor.
Las
criaturas medusoides comenzaron a moverse frenética y erráticamente,
como si estuviesen desorientadas y asustadas. Comenzaban a volver por la
grita de la que vinieron. La misma se cerraba como si de una herida
cicatrizando se tratase. La luz azul que despedía se extinguió. Sólo las
estrellas nos alumbraban. La ciudad más agitada, viva y turbulenta de
Kalos estaba oscura y en silencio como un pueblo fantasma.
Aun
podía ver a dos desagradables figuras. Nerón y Ashkara miraban
sonrientes la escena de Jaime con el cadáver de Julia en sus manos, como
si un plan hubiera llegado al destino que esperaban. Tenía ganas de
partirles la cara… Ah mira, parece que Ibaraki sí se está sacando las
ganas. Bien por ella. Nos quedamos un rato en silencio. Estábamos
cansados y nos merecíamos un rato con nuestros propios pensamientos.
Después de todo habíamos detenido el Día del Juicio (o sobrevivimos a él
al menos). Un fulgor más allá me distrajo. Al no haber más fuentes de
luz, la campera de Yannick en llamas era algo a lo que prestar atención.
El Spearow de Nico evolucionando fue un espectáculo lindo de ver
también. Honestamente me intrigaba saber el motivo de Yannick para
realizar tal cosa, pero no era ahora el momento para averiguarlo.
“Y ahora... qué?” dijo Yannick rompiendo el silencio.
“Seguir” pensé. Saqué mis pokeball y liberé a sus moradores. Algunos se voltearon al ver al portentoso nuevo miembro del equipo.
-
Bueno, con todas estas idas y vueltas no hubo momento de presentaciones.
Él es Lando. Lando te presento a Alderaan, ella viene de casa. Y él (o
ella, lo cierto es que aún no lo sé) se nos unió para ayudarnos a
detener a las criaturas, -al mencionarlas, Alderaan tembló un poquito
-pero no pudimos hacer mucho. -Me dirigí al Onix -Igualmente, aún hay
cosas para hacer si querés ayudarnos. -pareció conforme con la
propuesta. -Bueno, ahora que todos se conocen, les tengo una misión:
Lando, ¿recordás donde nos cambiamos la ropa? -el Heatmor asintió.
-Necesito que vayan a buscar nuestras pertenencias. Ya sabes que hay
cosas importantes en mi valija. Además, al resto les gustaría recuperar
sus cosas. Y si llegan a ver gente que necesite ayuda en el camino,
hacen todo lo posible para que estén a salvo. Cuento con ustedes.
Dicho
esto, Lando se subió a la cabeza del Onix y Piedrita se puso entre las
piernas de Lando para no caerse. Me ausenté del grupo yo también por un
rato, volviendo sobre nuestros pasos a un lugar que era de mi interés.
No me llevó mucho y volví antes que mis pokémon. Cerca de dos horas
después de su partida, ellos volvieron con las cosas de todos. Se las
alcanzaron a los despiertos y se las dejaron próximas a los que dormían.
Les agradecí y guardé a los tipo roca. Lando me acompañó el resto de la
noche en la que me desvelé con papel y lápiz. Los que estaban
despiertos, no me prestaron atención ya que asumo creían estaba
retratando, pero lo que salía de la punta de mi lápiz eran palabras.
Terminé
prácticamente al alba. Estaba agotado, pero tenía cosas que hacer aún.
Me dirigía hacia la Torre con la esperanza que hubiera un teléfono útil
ahí (digo, el gimnasio es tipo eléctrico, un grupo electrógeno tienen
que tener), cuando de repente una voz se dirigió a mí:
“Me parece que me debes unas respuesta, ¿no?”
Frost se acercaba con la Eevee en brazos. Todavía no me acostumbraba a la imagen.
-Sí, oficial. ¿Por dónde querés empezar? -Le dije con tranquilidad. Sabía que tarde o temprano iba a llegar esta conversación.
-Ughh, es Frost solamente, no estoy de servicio, creo que el principio sería lo mejor.
-No sabía que eras del grupo anti-apocalipsis. -bromeé sin éxito -Te escucho. Se merecen respuestas.
-¿Qué sabés de los Guardadores?
-100% lo mismo que ustedes. Me entere de su existencia esta misma semana.
-¿Y de hippie?
-
Que no sabía nada de estos tipos o de en qué estaba metido su padre.
Pude verlo en el retrato que hice de ella porque solo pude ver el nombre
de Adario, pero no su nombre de guardador.
Le hice seña para sentarnos en una mesa de un café ahora abandonado. Él seguía con Amelia en brazos.
-
No me di cuenta quien era su padre hasta que escuche su voz en el
sínodo. -proseguí -La voz del hombre a quien conocía como Zalmak y quien
me contrató para seguirlos.
-¿Seguirnos? Así que sos un espía.
-
Espía es una palabra muy fuerte, pero un poco sí. Solo acepté hacerle de
informante por dos razones: primero, Adario es amigo de confianza de mi
padrino, sabía que no tenía malas intenciones y, segundo, ya los venía
siguiendo...
-¿Por qué será que eso no me deja más tranquilo?
Ya
era en vano ocultarlo, primero, porque no tenía motivos y, segundo,
confiaba lo suficiente en ellos. Si, después de saber la verdad, se
ofendían conmigo, lo aceptaría pero no iba seguir ocultándoselos.
-
Por ahí esto te deja más tranquilo. -dije, mientras sacaba de mi valija y
tiraba sobre la mesa el pequeño objeto de cuero con la insignia de la
Policía Internacional. Los lentes negros no ocultaron su sorpresa.
Examinó mi placa.
-No se nos escapa nada ¿verdad oficial? -dijo,
mientras me la devolvía. - Le deseo suerte al que tenga que presentar un
informe de lo que paso acá.
-Oficial no, detective. Y si, va a
ser un divertido informe que voy a tener que escribir. Figuratelo:
Empezás investigando el caso de un chofer de micro herido y un rodado
desaparecido en la nada misma con todos los pasajeros, que pasa a ser un
caso de un grupo de malvivientes contratados para solucionar una
desaparición, que pasa a ser un homicidio (oh sí, vi lo de Laverre), que
pasa a ser una secta, que pasa a ser un potencial apocalipsis.
Imaginate mi alegría al saber que había otro oficial metido... -dije con
ironía.
-Y te estás olvidando del río.
-Oh sí, eso. Nunca entendí por qué no siguieron el curso del río. Yo crucé por un puente más adelante.
-Espero que no sea mi viejo el que lea ese informe.
-
Igualmente me vendría bien un testimonio oficial para una investigación
que quiero poner en marcha. -Puse sobre la mesa la carpeta con la
palabra “confidencial” y que contenía el informe que estuve escribiendo
toda la noche. Frost pudo notar que se asomaba la primera hoja con un
retrato lo más detallado que logré hacer del cuerpo de la criatura que
visité hacía unas horas y las primeras palabras de dicho informe:
“Nombre clave: UE-01 Parásito”
-Espero que no esté cansado detective, porque hay mucho qué escribir.
Aquella
torre que nos había acogido hacía unas pocas horas, se imponía frente a
nosotros, las luces que la alimentaban se habían perdido en la noche y
lo único que quedaba ahora, era algo inerte y sin vida. Un presagio de
lo que viviríamos esa noche.
Jaime voló junto a su pokemon
mientras el resplandor de la grieta guiaba su camino, la daga de su
mano brillaba intensamente, reclamando aquel destino por el que había
sido creada. Tenía que detenerlo, tenía que, no podía dejar que
cometiera el mismo error que yo, no podía dejar que cargara con ese
peso. Es algo que te persigue, te atormenta, por más sonrisas que
pongas, por más gente que ayudes, no te deja dormir, la voz te susurra
al oído y no se cansa, no se detiene, por más que trates de acallarla,
siempre suena y está ahí para hacerte dar ese paso que te falta, que nos
separa de los demás y al mismo tiempo nos une. No quería eso para él,
no lo quería para nadie.
-¡Nico, Sloane, decile que me lleve, por
favor!- se lo pedí en desesperación, sabía muy bien que la pequeña ave
no podría alcanzarlo, pero de todas maneras… tenía que intentarlo -¡Alguien por favor… que me ayude!, ¿¡porque se quedan mirando!?
Corrí
hasta él por debajo del cielo estrellado, si había una posibilidad
aunque sea, solo una chance, la tomaría. Las criaturas se impusieron
enfrente y atacaron sin piedad. La pared de Akshara no tardó en
aparecer, interceptando el ataque y cortandonos el camino. Emprendí
devuelta el paso, pero algo me detenía, era Ocelot, que como podía
mordía mi pantalón mientras saltaba con dificultad, lo mire tristemente y
lo hice a un lado dejándolo atrás, no tenía tiempo para eso. Entonces
algo, me tomó de un brazo, luego del otro, de una pierna, de la otra, no
podía a avanzar, los tentáculos me rodeaban por completo y Ocelot en su
nueva forma forcejeaba para detenerme, sabiendo que si seguía avanzando
esas cosas me matarían. Porque hacia eso por mi, apenas nos
conocíamos....
Me arrodille al ver como la daga se fundía con el
cuerpo de Julia y abrace a Ocelot con todas mis fuerzas. Ya era tarde,
demasiado tarde…
No había más que hacer, todo estaba hecho. No podía evitar sentirme…
“Inútil”
Me
senté en un cordón y encendí un cigarrillo; y Yannick se acercó a
pedirme uno. Le ofrecí mi encendedor… pero después de todo, él no
necesitaba, nadie lo hacía realmente.
-
Sabés, lo había dejado hacía varios años ya, solo prendo uno cuando
estoy muy nervioso- dije mirándolo como pude, no sabía si me entendía,
pero quería a hablar con alguien, me sentía solo- Nunca me importo la
plata de Gautier, solo quería ayudarlo, no puedo evitarlo al ver a
alguien que necesita una mano... pero yo... lo único que hago pareciera
ser tomar vidas...- baje el sombrero para que tapara mis ojos- ¿Valió la
pena todo esto? Por favor decime, que hice alguna diferencia... decime
que ayude a alguien- Me saque el sombrero y lo mire, no podía evitar las
lágrimas- Sabes que me dijeron cuando me lo dieron "Un gran médico,
necesita un gran sombrero", no me siento tan grande ahora…
Con su mano en mi hombro me respondió con sus cálidas palabras como era usual en él.
-
Maxwell... No te puedo decir si valió la pena o no, perdón.- nuestras
miradas se cruzaron en la oscuridad de la noche. -Lo que sí te puedo
decir es que hicimos lo que pudimos. Vos en especial, hiciste más de lo
que cualquiera tendría el derecho de haberte pedido. Si alguien merece
portar ese sombrero y el título de doc, sos vos.
Verdaderamente quería poder sentirme mejor con sus palabras, pero algo en mí no me lo permitía.
“-No me querés acompañar a hacer algo? Hay muchos modos en que el fuego puede ayudar.-“
Libere a Kay, el pokemon se desperezó, siempre con su actitud juvenil y lo seguimos. La
fogata ardía con fuerza mientras sus llamas se teñían de colores y
dejaban escapar las preocupaciones y sentimientos. Las llamas de Kay la
acompañaron en sintonía variando los colores de la misma forma, dicen
que el fuego no es solo destrucción, sino también vida, armonía, pasión…
y esto me lo demostraba. Sabía que Kay sentía todo aquello que
expresaban esas llamas, lo veía en su rostro, en sus flamas y en su
mirada melancólica.
Y mientras algunos observaban el fuego, subí
sobre el lomo del pokemon y sin decir adiós nos adentramos nuevamente en
la ciudad. Había gente que todavía necesitaba ayuda.
“Un médico, vive para los demás”
Avanzamos
por las calles buscando a Salem y Epiphone, mirando la destrucción que
aquellos seres habían hecho, estaba cansado, me pesaban los párpados y
apenas podía ver lo que estaba delante mio, pero no importaba, después
de todo, es un gaje del oficio.
Pasamos por una comisaría, en donde la gente entraba y salía descontrolada, cuánta gente había salido herida...
Le
ordene a Kay que expandiera sus llamas para que la gente pudiera vernos
en la oscuridad de la noche. Gritabamos sus nombres, pero por cada
grito gente respondía pidiendo ayuda. Nos detuvimos varias veces sacando
personas de escombros, suturando cortes y vendando heridas, pero no
dábamos abasto. Eran demasiadas personas y ya casi no podía distinguir
lo que estaba haciendo.
“Si alguien merece portar ese sombrero y el título de doc, sos vos.”
Un
niño lloraba desde un edificio cercano, estaba bastante alto, pero
subimos con Kay como pudimos hasta el tercer piso, el tambien estaba
cansado, trastabillaba más de lo normal y aunque sabía que le estaba
pidiendo demasiado, el nunca se quejo, siempre me acompañó sin decir
nada, era su mejor cualidad. Junto al nene, una mujer yacía inerte, sus
brazos lo rodeaban con lo que seguramente habían sido su últimas
fuerzas. Lloraba desconsoladamente mientras la abrazaba y hundía su
rostro en el pecho de la joven.
-Porque lloras tonto, no es tu culpa- Crista me miraba, con sus hermosos ojos azules, ahora opacados por la tristeza. -Perdóname, soy un inútil- le dije tomándole la mano. -No le hagas caso a papá, no hay nada que perdonar.
Lo separe de ella como pude y lo abrace fuertemente.
-
Mama, ya no siente nada pequeño, no llores- le dije hipócritamente
mientras lloraba con él y lo ponía sobre el lomo del pony que lo llevó
hacia la estación de policía que habíamos visto. Los vi perderse en en
la oscuridad, mientras yo intentaba bajar de vuelta a la calle. El piso
crujió bajo mis pies y caí, uno, dos o tres pisos no recuerdo bien, mi
cabeza golpeó con un escombro y todo se volvió negro.
La luz del amanecer me despertó, Kay dormía a mi lado y sobre mi, un diminuto pokemon descansaba, ya lo conocía bien.
-chuki priii- dijo el pokemon feliz de ver que abriera los ojos.
No me levanté, solo le acaricie la cabeza, mientras miraba como el sol salía detrás de de uno de los edificios cercanos.
-”supongo que esta vez, no fui tan inútil”- pensé, al ver al recién nacido volver a caer dormido.
Tenia
un nudo en la garganta. Estabamos a salvo...habiamos sobrevivido...y
toda esa locura habia terminado. El cielo era el mismo de siempre, y
pronto el ruido de la gente saliendo y hablando, los murmullos, las
distintas notas que atacaban mis sentidos. Era agradable, al menos.
Durante todo el ataque no me habia percatado, pero solo escuchaba una
estatica...molesta. Ahora el mundo volvia a tener el sonido de siempre.
Excepto por...
- Samuel me dio esto pero siento que.. no lo debería escuchar sin tu permiso.-
Dijo Yannick, y su voz anulo todo el sonido a mi alrededor. Ahi
estaba...ese odioso cd que tanto me insistio en grabar. Fue inevitable
reirme. Odiaba como se escuchaba mi voz en esa grabacion, y la letra no
estaba terminada. Y peor aun...tenia esa cancion que nunca termine
despues. Esa cancion que escribi cuando...me di cuenta de que Blake
solamente estaba...
Todos somos descartables, Ian.
Y vos tambien. Sonrei
y agarre el cd para luego devolverselo. Samuel iba a ligarse un par de
golpes mas de los que ya tenia...pero entiendo su gesto. Grabe eso
el mismo dia que decidi dejar la banda de Blake, sea cual sea la
consecuencia que eso me traiga, aunque tuviera que vivir en las calles
de nuevo. Mire a Yannick a los ojos, y creo que lo intimide sin querer.
-
Es justo que te diga que eso esta muy mal grabado. Y que la segunda
cancion que suena esta...casi improvisada...y...la letra...egh...vas a
reirte, seguro- Dije con algo de vergüenza- Nada mas cliche que un
cantante escribiendo una cancion de despecho con el corazon roto,
supongo. - Por algun motivo, no me importaba que escuche. Quizas...
Le
saque el cd de las manos de nuevo, lo cual hizo que mire extrañado.
Corri hacia la van que habia usado Nitta. Tenia un estereo bastante
maltratado pero serviria. Tome a Yannick de la mano y lo lleve ahi...y
si, creo que los demas miraron algo extrañados la situacion. No, no se
veia bien seguro. Puse el cd y...adelante al segundo track. La grabacion
era tan casera que jamas hicieron un corte adecuado entre pistas y se
escuchaba el sonido de fondo y algunas toses.
-Dale, como era esa que cantabas anoche? Era muy buena, sin el llanto deberia sonar mejor- La voz de Samuel salio del estereo. Ok, quizas esto fue mala idea.
-No no no...ya bastante que...-
Y en eso Sam empezo a tocar la guitarra siguiendo el ritmo que habia
improvisado. Me acuerdo que me sorprendio lo rapido que saco las notas
adecuadas.
The sun is gone.
The nights are long
And I am left while the tears fall.
-Hey...- me molestaba un poco escucharme a mi mismo, lo admito. Sobretodo cuando cantaba sobre temas como estos. - Es...un poco vergonzosa y necesita pulirse, si...pero, no no, iba a hablarte sobre la cancion. - Esto iba a ser mucho mas dificil de lo que pensaba. - Sabes...no
queria decir nada porque...bueno, nos atacaron medusas de otra
dimensión y uno se olvida de los detalles. Pero en la fiesta, unos tipos
de Unova me dijeron algo sobre...un contrato. Por lo visto, les gusto
lo que hacia y me dan la oportunidad de hacer unas grabaciones ahi. Sam
diria que es casi como si mi sueño se hiciera realidad, ja. Pero implica
dejar esta region por...tiempo indeterminado.
Did you think that I would cry,
on the phone?
-Y...es
de las primeras veces que no quiero dejar este lugar. Tengo demasiados
recuerdos malos aca. Pero...Creo que voy a poder superarlos. - Dije
finalmente, con un dejo de sonrisa. No queria arrastrar a Yannick a
todo mi caos personal, y mucho menos con Blake todavia siendo una
autoridad en la region. Pero por otro lado...la voz de Blake cada vez
sonaba mas lejana en mi cabeza.
Do you know what it feels like,
being alone?
I'll find someone new
Dejar
la region por Unova...y mas aun, decirle a Yannick que apenas ahora que
puedo...egh...conocerlo, posiblemente pase un largo tiempo lejos de
este pedazo de tierra no era lo que esperaba. Creo que el todavia lo
estaba procesando, o solamente estaba pensando en lo mal que sonaba mi
voz en esa grabacion. Agarre un pedazo de papel y le hice un sobre muy
precario para el cd. Y con un marcador le hice mi firma.
-Es mi primer autografo!- Le dije bromeando- Y mi numero de PokeGear, bah...de Karen. Pero creo que lo voy a tomar prestado.
Swing, Swing from the tangles of
My heart is crushed by a former love
Can you help me find a way
To carry on again
-Asi que Unova, eh? -
casi me golpeo la cabeza con el techo del susto. Karen estaba en el
asiento de atras de la Van escuchando todo. Como carajo habia llegado
aca!?
El
sol de Kalos se escondia detras de los edificios de la capital. Las
sombras dibujaban contornos en las avenidas cargadas de gente, yendo y
viniendo, disfrutando del clima de aquella tarde de otoño. Habian pasado
dos semanas desde el ataque en la ciudad, y las autoridades habian
hecho todo lo posible por cubrir la situacion y que nadie haga muchas
preguntas al respecto. En lo personal, muchas personas no querian saber
de que se trato realmente aquella noche. Las fuentes oficiales dijeron
que era simplemente un simulacro o una mala broma de algunos
entrenadores rebeldes. Kabir, el guardador, en lo personal pensaba que
mucha gente preferia no saber que era loi que realmente habia ocurrido
alli. Sus heridas aun estaban sanando. Suspiro por ultima vez mirando el
ultimo tren salir de la capital, y dejo su taza de te en la mesa de
mimbre a su lado. Estaba parado sobre el tejado de su departamento. El
edificio habia sido abandonado asi que el solo deambulaba por aquella
construccion, como alma en pena, hasta encontrar un nuevo lugar donde
asentarse. Las buenas noticias eran que la mezcla de te en la que venia
trabajando, finalmente habia dado en el punto.
-Era el jengibre.-
Dijo Akshara sin desviar la mirada de la torre Prism, como si temiera
que en cualquier momento aquella puerta al otro mundo se abriera de
nuevo-. Siempre exageras con el jengibre. - La guardadora bajo la taza de te y la dejo tambien sobre la mesa.
-Mi paladar todavia no esta acostumbrado, pero voy a convenir en que es verdad.- Kabir se sento en la silla junto a la Guardadora de Politica.- Ambos
sabemos que tu visita no es solo para degustar mis experimentos ,
aunque he de decir que si asi fuera, me sentiria radiante. - Akshara miro a su colega con cansancio y suspiro. Luego de una pausa, sirvio una segunda taza a cada uno.
-El
Sinodo esta pasando momentos criticos con todo este ataque. Neron, la
policia internacional y algunos de los miembros de alto rango del Sinodo
estan trabajando en el plan de contingencia en caso de que esto vuelva a
ocurrir. Siiva en especial, considera que estamos en guerra.
-Mi
querida, Siiva ve la guerra en cada cosa que hace. Aunque su sabiduria
no esta del todo errada, por mas que me duela admitirlo. - Kabir
miro con tristeza la plaza central antes de continuar.- Y me
decis...Neron? Trabajando por el bien comun? Sin recibir nada a cambio?
Me parece...dudoso.
-La guerra cambia a la gente, Kabir.- Replico Akshara.- Su
hijo, por ejemplo. Desaparecio hace unos dias. La policia internacional
esta buscandolo, aunque su padre dijo que descuiden, que va a volver.
Creo que temen algun tipo de contaminacion. Y despues estan esos
chicos...-
-Julia sin saberlo
termino arrastrando gente inocente a esta situacion. Esos entrenadores,
si bien talentosos, no deberian estar lidiando con cosas asi. Fueron
marionetas de Neron, de Julia, del Sinodo...y ahora los estan buscando
tambien?
-No se los busca. - Dijo Akshara poniendose de pie indicando que la conversacion estaba en su ocaso.-
Kabir creo que...tenemos ideas muy distintas en muchas cosas. Si bien
el respeto es mutuo. Aunque...estamos de acuerdo en que esos
entrenadores fueron solamente marionetas en esta ocacion.- Kabir miro a la guardadora con curiosidad.- Por eso mismo, ahora ellos van a tener que tomar las riendas.