Pokemon Reborn: "Ciudad de los Caidos"

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YuKi
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Pokemon Reborn: "Ciudad de los Caidos"

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Prologo


Las ultimas olas del día arrastraban la arena y la salada agua del mar a la playa. Habia comenzado a atardecer mucho mas tarde que hace una semana, un signo de que la primavera estaba dejando paso a un caluroso verano. Caminaba por la playa despreocupado como todos los dias hace unos meses, con los pies descalzos, solamente unas bermudas y una camisa con motivo de flores. Los lentes oscuros se habian convertido en una dificultad para la vision hace casi una hora, pero tenia por costumbres dejarlos puestos. Era hora de volver al hotel de una vez, ya habia caminado bastante y estaba realmente deseando acostarme a dormir. Tenia todavia una semana mas de vacaciones para aprovechar las noches de Unova, podia tener el lujo de dormir temprano un dia. Mañana era el primer dia de verano y eso en este lugar era un gran evento, seguramente habria mas de una fiesta en la playa, quizas hasta podria hablar con esa chica de Hoenn del crucero.

-Mejor volver...- El viento se llevo las palabras. Brisa de verano. Muy distinto al clima de Kalos, sobretodo al clima de Lumiose. Habian pasado dias sin tener que caminar entre gente agitada y apurada con sus propios asuntos. Seguro ese mismo clima se respiraba en la Capital de Unova tambien, pero en este lugar, todo era playa, sol, y noches de festejos. -

A Town of Rippling Waves

Y eso era todo lo que habia en Undella. Olas, paz y playa. Por que motivo vivia en la ciudad si podia vivir en este lugar? Incluso la gente que trabajaba en las calles vendiendo pulceras parecia mas feliz que mucha gente con la que trabajo en Kalos. Con 28 años, quizas ya no estaba en edad de plantearme mi vida de cero de nuevo, pero estaba decidido. El lunes a primera hora iba a mandar ese telegrama de renuncia. Decidido termine de subir las escaleras hasta la puerta del hotel. Grey Palace, el hotel mas lujoso de este lugar. Me recibieron como siempre, preguntandome que iba a cenar, a que hora me despertaban y si necesitaba algo en particular. Con una botella de champagne como cada noche, estaba todo arreglado. Tuve que firmar un par de recibos mas antes de ingresar de nuevo, pero solo eso. Cuando saque la tarjeta negra de la billetera un escalofrio recorrio mi espalda. Si...quizas deberia esperar un año mas antes de renunciar, juntar algo mas de dinero y poder comprar una linda casa en las afueras...Si, no habia prisa.

Llegue al cuarto y me desprendi de la camisa que llevaba, dejandola en el canasto de ropa que la muchacha de limpieza se solia llevar cada mañana. No me gustaba tener la espalda al descubierto, esa horrible cicatriz era aun muy visible y no era nada estetica.

-Quizas posponer la renuncia dos años...- Murmure. Debi haberme dormido unos segundos, porque me desperte sobresaltado y no habia luz en el cuarto. Me levante tanteando la pared con cuidado de no tirar nada. Parecia un apagon general, no veia luces por la ventana tampoco, solamente el cielo estrellado. Bueno, quizas mudarme a otra ciudad costera donde tengan generadores de electricidad para apagones asi...

-Disfrutando sus vacaciones, señor Lemieux? - Una voz rasposa dijo a mis espaldas. El conserje? Si habia entrado a mi cuarto de esa forma sin avisar, iban a escuchar mis quejas.

-Disculpe? Quien es usted? Y que paso con la luz? Estoy pagando por un servicio comp...-

-Señor Lemieux, me temo que vamos a tener que llevarlo a una suite mas apropiada.- No tuve mucho tiempo de reaccionar, quise agarrar la botella en la mesa de luz pero mis sentidos no respondieron. No podia moverme, parecia que estaba clavado en aquel lugar como si mi cuerpo estuviera bajo algun tipo de paralisis. Mis musculos faciales empezaron a endurecer.

-Qu-Que- ocurre-- Quise gritar pero la paralisis era muy potente y apenas me dejaba mantener el ritmo respiratorio. Entonces vi a aquella figura iluminada por las estrellas cruzando desde el ventanal hasta donde estaba yo, alto, palido y con cabello blanco. Tenia una larga capa y una capucha en punta, todo de un gris sucio. Sonreia muy divertido.

-No se preocupe, señor Lemieux. Todos somos descartables.-

Entonces, todo se puso negro.