Ahí estábamos: muy tranquilos siguiendo a Omolon y Rancor, disfrutando
de un paseo por a orillas del río. "Disfrutando" es una palabra generosa
teniendo en cuenta el sol abrazador, la arena que se nos pegaba a la
cara y la transpiración. Nuestro aspecto ya no era el mejor y acabábamos
de despedir a los guardadores.
"Voy a necesitar otra camisa... y afeitarme. Pareciera que estamos caminando hace días..." pensaba.
Nuestro disfrute terminó rápido cuando un grupo de criaturas salieron de
la nada exclusivamente para atacarnos: un pájaro y un grupo de peces.
Apenas se dejaron ver al salir y volver al agua que no era para nada
cristalina, pero llegué a identificarlos. Qwilfish. Es fácil
reconocerlos después de que uno te alla hecho ver las estrellas con una
de esas puas mientras nadabas por alguna playa de Alola. Y venía directo
a nosotros un recordatorio de ese evento.
/Resistencia de Rancor/
4d10
Por suerte Rancor fue mas rápido que mis reflejos.
-Gracias, pequeño.-
Levante la vista y ví como el ave intentaba atacar a Nico. El Onix ya
estaba afuera y no iba a poder hacer mucho contra los Qwilfish. No tenía
mas ideas.
-Rancor, hacé que ya no nos moleste el pájaro con huesos.- le dije a la
serpiente de roca que parecía que estaba esperando esa orden porque ni
siquiera sacó la mirada del ave cuando le hablé.
El intercambio de ataques se habia disparado, voces de los entrenadores
se entrecruzaban en un caotico griterio rodeado de rafagas de viento
cortante, ondas de sonido, hielo y rocas. A orillas del arrollo que
separaba a los entrenadores de su objetivo, la batalla se habia librado
cuando el Pokemon mas grande que los estaba atacando, esquivo un ataque y
dio una vuelta en el aire de una forma agil y llena de gracia, el
Manibuzz arremetia nuevamente contra el grupo de jovenes centrandose en
la presa que tenia mas cerca, en este caso llendo directamente al
entrenador del Onix. Surcando los cielos y esquivando a la gigantesca
mole de rocas , el Pokemon volador se rodeo de un aura oscura y sus ojos
brillaron de un tono rojo y violaceo. Preparado para recibir un ataque,
el entrenador se cubrio como pudo cuando para empeorar la situacion,
una rafaga de arena arremetio contra el rostro de los jovenes.
Los pokemon que estaban nadando en circulos en el agua saltaban dando
salpicones y entornando sus ojos contra aquellas presas que veian
invadiendo su zona desde el exterior, preparandose para atacar
nuevamente mientras las puas en sus lomos comenzaban a brillar de forma
tenue con el sol. Pronto, aquellos destellos quedaron tambien opacados
por un torbellino de arena que arrazo la parte opuesta a donde estaban
los entrenadores, barriendo la superficie del agua y obligando a los
Qwilfish a regresar a las profundidades. Desconcertados, los
entrenadores se cubrieron con los brazos mientras que la Mandibuzz que
estaba a pocos metros de Kileo a punto de liberar su ataque,
repentinamente cayo al piso.
Extrañados, los entrenadores se acercaron y chequearon que la criatura
estaba dormida. No se habian percatado hasta aquel momento, pero un
torbellino de arena ahora los estaba rodeando, encerrandolos en el ojo
de una suerte de tormenta. Un extraño, pero relajante sonido salia del
mismisimo viento, parecia un ruido algo tosco y rudimentario, pero
ritmico, como si se tratara de un cantico, llevado hacia todas las
direcciones por las ondas de viento de la tormenta.
No llegaron a reaccionar cuando vieron a 5 figuras cubiertas por pesadas
capas del otro lado de la tormenta, con los brazos extendidos, de
alguna forma parecian estar recitando un canto mientras arriba de cada
una de ellas, una criatura volaba con ojos iluminados en una luz
celeste. No pudieron reaccionar mucho mas , ya que sus ojos pesaban y
sus musculos se rindieron ante un cansacio que no sentian desde hacia
meses.
Los entreandores cayeron presa de un profundo sueño, junto con sus Pokemon y el Mandibuzz que los habia atacado momentos antes.
----
Despertaron confundidos, y con una extraña sensacion de falta de aire.
Algunos despertaron de forma normal, mientras que otros, como Ibaraki y
Nitta se vieron obligados a despertar del sobresalto al sentir el peso
de un pequeño Zorua que saltaba de uno a otro divertido. Los
entrenadores, se encontraban en una habitacion circular, con unos
colchones puestos en el piso en semicirculo. Las paredes, de un ladrillo
grande y de apariencia viejo, estaban recubiertas de extraños simbolos.
Al inspeccionar, vieron que estaba todo iluminado de una forma muy
tenue por unas velas y el piso del lugar era de la misma piedra de las
paredes, pero repleto de arena en varias partes. En medio de aquellas
camas, el Mandibuzz que los habia atacado ahora dormia tambien
placidamente con sus alas abrazando la pierna del pintor de Alola a
quien casi atacaba hacia unas horas.
"Ese Zorua estaba con ustedes cuando los
trajimos, asi que pensamos que estaba bien que los acompañe. Yo pense
que el Mandibuzz los estaba atacando tambien pero mis hermanas dijeron
que lo traigamos igual" Dijo una voz al otro lado de la habitacion.
Era una chica, de no mas de veinte años, tenia el pelo trenzado hacia
atras y una tunica marron con algunos simbolos similares a los de las
paredes decorando las mangas y pies de su vestimenta. En sus manos,
tenia una gran jarra de barro cargada de agua. "Quizas tienen sed, no?" Pregunto en tono amable dejando la jarra cerca de las camas. "Perdon, deben estar confundidos, me llamo Maria y..."
"...Maria, no molestes a...oh, ya despertaron, seguro los despertaste con tu griterio"
Dijo una mujer mas alta, con una tunica similar a la de la chica pero
con unos garabatos mas en sus mangas y dos trenzas en lugar de una. "Disculpenla,
veran...Gran Abuela nos dijo que los vayamos a buscar, que seguramente
ustedes conocian a los dos que encontramos hace unas horas en el
desierto, vengan." La mujer les indico que la sigan por un pasillo muy oscuro apenas iluminado. "Cuidado, la arena es algo traicionera"
Advirtio, perdiendose en la penumbra, mientras que la chica mas joven
se quedo algo alejada para evitar que los entrenadores se pierdan.
Bajaron a paso lento y cauteloso, era verdad que las arenas eran
traicioneras ya que en mas de una ocacion hundieron la pierna hasta la
rodilla en pozos que parecian ser apenas profundos.
"Si se preguntan donde estamos...bueno,
nosotras vivimos en estos tuneles por generaciones. Gran Abuela nos
mantiene a salvo, ella conoce este lugar como nadie, tenemos todo lo
necesario aqui." La chica los guiaba por aquellos tuneles bajando y
bajando por intrincadas escaleras, en los pasillos veian distintas
puertas que conducian a camaras oscuras. Cada vez que daban mas pasos
hacia abajo, el aire se volvia mas escaso y dificil de respirar. "Estos
tuneles eran una ciudad, hace...2.500 años, o eso dicen, Gran Abuela
dice debe ser hace mucho menos, pero que igual son bastante viejos.
Ella...no le gustan los forasteros, pero encontramos a uno muy malherido
hace un tiempo y decidimos ayudarlo, pese a que las demas se negaron.
Gran Abuela es amable, es algo estrica, pero no iba a dejarlo morir.
Despues, dos mas vinieron...un hombre de pelo blanco y un chico
colorado." Los entrenadores se miraron entre ellos al oir esa
descripcion, ya que debia ser por seguro Maxwell, Cameron, y aquel
hombre herido seguramente era Jaime. "Aqui,
Gran Abuela, ya despertaron" Dijo la mujer que los guiaba, pasando una
puerta que condicia a una camara mas amplia, alargada, con varias
columnas grandes y un pedestal. Arriba de el, se encontraba una mujer de
huesos anchos, cabello canoso y muy marcadas arrugas, tenia su cabello
trenzado y un baston de madera que usaba seguramente para mantener el
equilibrio. "Abuela Doba, ellos..."
A un costado de la camara principal, se encontraban Cameron y Maxwell,
lucian algo cansados y con algunas vendas cubriendo heridas, pero por lo
demas, bastante bien.
"Ah, ustedes son los forasteros. Supongo son
sus amigos. Bievenidos. Este es...o bueno, era, el Sinodo de los
Guardadores de Unova."
Relic Castle
La mujer delante de ellos, bajo los escalones del pedestal donde se
encontraba. Dio una palmada en el hombro a las dos chicas que los habian
acompañado y les hizo una seña de que podian retirarse. Las dos,
saludaron amablemente a los entrenadores y se perdieron en uno de los
tuneles aledaneos de la camara. El lugar era amplio, si, pero el aire
dentro era denso y dificil de respirar, se preguntaron cuantos metros
bajo tierra debian estar, y mas aun, si era sano que esten ahi. Al oir
que aquel lugar pertenecia a los Guardadores, abrieron los ojos algo
desconfiados.
"No se precupen, sus amigos ya me contaron todo sobre sus encuentros con otros Guardadores."
Dijo la ansiana caminando con paso lento inspeccionando a cada uno,
incluso tomanse la libertad de corregir la postura de algunos con su
baston. "Cuando la gran parte de mi comunidad
fue a Kalos, este lugar quedo en desuso casi. Nadie queria quedar
encerrado en este lugar, sin ver la luz del sol, sin tener aire fresco,
no?" Dijo la ansiana dejando que los entrenadores se reunan con Maxwell y Cameron antes de preseguir. "Pero
quedamos unos pocos aqui, en esta comunidad vivimos...unas 20 familias.
Pero nadie conoce este lugar como yo, asi que no suelo permitir que mis
niñas vayan solas por los pasillos que no conocen, muchos pueden no
volver. Vengan, les mostrare." Dijo la anciana caminando hacia una
puerta lateral de aquella camara. "No voy a matarlos, valgame quien se
piensan que soy!" Dijo apurandolos.
Los entrenadores, algo desconfiados, la siguieron. Para su sorpresa, y
algo de panico, los tuneles bajaban y bajaban, puertas y puertas al
costado de los pasillos con inscripciones ilegibles salian de cada lado a
cada paso, escaleras hacia donde se mire. Pronto, los entrenadores
entendieron que era muy posible para cualquiera perderse en ese lugar, y
que no era exagerado pensar que alguien no pudiera salir de alli.
"Algunos tuneles se derrumbaron con el paso de
los años, si...pero esta construccion conecta con cada rincon de Unova. O
eso deberian, algunos pasajes quedaron obstruidos con los caminos de
esas maquinas...subterraneos, no? Si, esos. Pero mayormente, se puede ir
a casi cualquier punto desde aqui, si uno sabe que vueltas dar. Podria
decirse que soy la ultima guardadora que queda en este lugar, el resto
de la comunidad aqui son solamente...gente, sin interes en las cosmbres
de los Guardadores. Y es mejor asi. No hay nada que guardar aqui mas que
arena." Dijo con un dejo de tristeza, pasando sus manos por una de las inscripciones de las paredes. "Su
amigo esta bien, estable, si. Pero no es recomendable que salga.
Podemos cuidar de el hasta que sane, y despues lo ideal seria que salga
de aqui. Su...estrella. Esta corrompida, eso dijo la curandera de la
comunidad. Y eso...es peligroso para el y para cualquiera que este
cerca. Veran, una estrella corrompida es una puerta abierta como
cualquiera de este pasillo, pero lo que hay del otro lado..." La
mujer hizo una pausa iluminando con su vela un cuarto a su lado. El
tunel conducia a una habitacion, pero las ruinas habian caido y
sepultado todo lo que habia alli, bloqueando aquel pasaje.
La anciana suspiro, nuevamente con un dejo de triteza y reanudo la marcha.
"Yo no puedo acompañarlos, pero si puedo
ofrecerles una guia a donde vayan. No puedo dejarles usar estos tuneles a
cualquiera, ya que si alguien con malas intensiones se enterara de
ellos...bueno, mi comunidad se veria en peligro. Asi que a cambio de su
silencio, les puedo ofrecer el pasaje seguro a donde vayan." La
mujer les dijo dando una vuelta mas y metiendose en un cuarto. Los
entrenadores la siguieron y para su sorpresa, estaban nuevamente en la
camara con el pedestal donde se encontraban por primera vez.
La anciana Guardadora explicaba la historia y el propósito del túnel en
el que nos encontrábamos detrás mío, pero poco a poco su voz se
desdibujó a mi alrededor, volviendose distante mientras que yo tan solo
miraba la profundidad de la oscuridad frente a nosotros, tan solo
empujada por la luz que llevaba la mujer. Acá abajo, incluso los
susurros ocasionales del viento que me había abandonado eran extinguidos
completamente. El aire olía a lo agrio de la súbita ceguera, como mirar
directamente hacia el sol, pero... lo contrario.
Miré abajo a mis pies, moviendo la punta, empujando contra la pila de
polvo y tierra, marcando mis suelas. Después levante la mirada, hacia
las incontables marcas de pasos de gente que bien podría ya estar
muerta. Sentí una arcada, y me obligué a tragar y sacudir la cabeza.
Una vez, volviendo de mis malabares y shows públicos en Lumiose luego de
un par de días de dormir en lugares extraños, abrí la puerta a lo que
yo consideraba mi departamento y noté que mi roomie nunca se había
molestado en abrir las ventanas. El lugar apestaba, no a nada
desagradable ni particular, sino a algo estancado. Aire viciado hasta el
hartazgo, una sensación igual a comer un pedazo de pan hecho hace una
semana. Pocas veces me habré enojado tanto con alguien. Y ahora lo olía
de nuevo, no tan concentrado, más disperso, pero eso lo hacía peor. No
entendía como, definitivamente no era un instinto nacido de aquel viento
que siempre me acompañó desde mi nacimiento, sino... lo que quedaba en
su ausencia.
Allá en la distancia, bajo el horrible peso de aquel olor viciado, sentí
algo mas. Un agitar de alas lejano, raramente, acompañado de algo
casi... picante, como inhalar pimienta sin querer. Era... intrigante,
casi me hizo considerar seguir el camino de los túneles, pero apenas la
alternativa fue mencionada por alguien, decidí mandar la otra opción a
la mierda.
-Con lo mucho que nos costó mantener la van,
sería un desperdicio dejarla acá. Así que a menos que la quieran
conducir por los túneles -...
Me di cuenta algo tarde de que capaz que algunos -yo incluído si
estuviera en su lugar, que te voy a mentir- vayan a interpretar mi
comentario como una propuesta seria, y decidí cambiar el tema. La
anciana dijo algo más, algo que pareció desconcertar a Yannick
visiblemente, pero yo simplemente bufé, quizá algo más fuerte de lo que
quería.
-Y igual que los guardadores de Kalos, creen
que tienen el derecho de decidir cuales puertas se mantienen abiertas y
cuales no -. Apunté detrás mío a la oscuridad del túnel con una
expresión agria, como explayando mi propio punto. Igual no tardé en
arrepentirme de mi tono. -Igual me caes mejor
que los otros, salvo quizás Kabir. Definitivamente mas que Akshara.
Ahora, si no te molesta, me gustaría ver a nuestros amigos que
estuvieron curando. Quiero darle un abrazo al doc.
Dios, que me pasaba? Mi propia voz sonaba tan desabrida, tan amarga acá
abajo. De repente recordé la idiotez que hice en la superficie, atando
el globo ese a mi dedo, y sacudí la cabeza con verguenza. Me sentía
mareado.
-...Y le puedo echar un vistazo a Jaime, si nadie más quiere -, comenté. -Lo que sea que se le haya metido a su estrella guardiana, no le tengo miedo.
Demasiadas cosas, demasiados pensamientos, todos molestos. Quería
respirar aire fresco, quería salir de acá, pero hasta que todos nos
pongamos de acuerdo...
Tratando de mantener apariencias, formé una sonrisa que no se extendió a mis ojos y tiré otra, casi un susurro.
-Y por mí, me gustaría visitar la Celestial Tower -, dije. -Me pregunto como se sentirá tirarme desde la cima.
No recuerdo haberme despertado. Lo normal es no recordar cuando te
dormís, pero a veces estas pesadillas tenían la tendencia de
superponerse a la realidad. Un segundo estaba enfrentado con otra
bestia, paralizado, apenas pudiendo respirar-- al siguiente estaba
mirando el techo, el negativo de esa imagen todavía quemada en mis
retinas.
Poco a poco fui recobrando control del cuerpo. Primero pudiendo mover
los ojos, el residuo de ese terror bailando en la oscuridad en cualquier
dirección que mirase. Segundo, respiré los más profundo que pude,
tratando de calmarme. El aire se sentía pesado y árido. Sentí tierra
entre los dientes cuando cerré la boca.
-Miren quién decidió unirse.-dijo una voz al lado mío. -Buen día.-
-Día y punto.- respondí, incorporándome en la... cama improvisada. Me pasé una mano por lo cara y me limpié unas lagrimas cubiertas en polvo.
-Y punto-tot!- repitió el Chatot a mi lado. Al menos no lo perdí.
-Y bien gracias.- asintió. Lo noté más callado que de costumbre. -Los noquearon y los trajeron acá. De nuevo.- me explicó antes de que pregunte.
Miré alrededor de la habitación cerrada, aún mareado, a las Estrellas de
los otros que la iluminaban junto con las velas. Ah, déjà vu completo.
Apenas podía distinguir los símbolos en las paredes, pero me sonaban de
algún lado. Como sea, me daban una mala sensación. Todavía estaba
intentando procesar todo cuando entraron unas chicas y nos dijeron que
nos habían agarrado porque seguramente estábamos relacionados con otras
personas que encontraron en el desierto. Suspiré algo aliviado. Max y
Cameron seguían vivos, y Jaime seguía moribundo. Y los habíamos
encontrado. Un problema menos.
Nos levantamos lentamente y nos guiaron hasta donde estaba su "Gran
Abuela", caminando con dificultad sobre la arena. Me fui apoyando en las
paredes para no perder el equilibrio, todavía teniendo ese
presentimiento desagradable que no podía distinguir.
No tuve que ni sospechar porque apenas llegamos a su habitación, lo
confirmó. Arceus, no hay una persona en esta región que no esté
relacionada con los Guardadores?
Fui hasta donde estaba el doc y puse mis manos en sus hombros. -No vamos a separar el grupo nunca más.- sentencié. No especifiqué cuál grupo había tenido razón. Más cararrota imposible
Cameron parecía querer hablarme pero creo que se quedó callado después
de ver mi actitud, y no dudo que Carlos debe haberle hecho alguna seña a
mis espaldas. El fantasma que lo seguía no pareció notar que la miré,
pero se veía algo perturbada, como Carlos.
La verdad no tenía ganas de seguir a la anciana. Nada contra ella, pero
seguir caminando y tropezando en la arena, sumado a ir descendiendo cada
vez más, no me hacía mucha gracia. Y parecía que a varios del grupo
tampoco, sobre todo Nico. Qué tienen los Guardadores con hacer guaridas
subterráneas? Juro que parece que quisieran darle razón a las teorías
conspirativas más extrañas de Nadia.
-Su...estrella. Esta corrompida, eso dijo la curandera de la comunidad.- Me frené en seco ante esas palabras.
No no pero... anoche estaba bien. Bueno no, estaba envenenado, pero su Estrella estaba normal.
Siempre había asumido que el estado de sus Estrellas eran un efecto
secundario de lo que sea que les haya pasado. Después de todo, si la
Estrella es el reflejo del alma de una persona, está más cerca del
aether que... de donde sea que vengan esas cosas, no? Durante el ataque
de Lumiose me había parecido que esas cosas tenían una energía muy
diferente a la que siento cuando veo fantasmas. Pero capaz era falta de
experiencia, algo que no estaba captando.
Julia, el chico que atrapamos anoche, ahora Jaime... sus estados eran
muy distintos. Afecta a cada persona diferente? O son por niveles?
Después de lo de Lumiose había hecho mi mejor esfuerzo para no pensar al
respecto, a pesar de las pesadillas diarias el mes siguiente, hasta que
Ian se mudó conmigo. Realmente no tenía ningún interés en averiguar más
del tema, era algo que habíamos cerrado y ya.
Pero si no fue así, si sigue siendo un peligro, si no podemos
simplemente olvidarnos del tema, tal como me dijo Nadia... si tenemos
una responsabilidad en hacer algo al respecto, no se aplica aún más a
mí, considerando lo que soy capaz de ver? Seguramente en parte era mi
instinto a martirizarme, pero creo que el hecho de no poder escaparlo
estaba despertando cierta curiosidad que había bloqueado a modo de
supervivencia.
Julia había sido afectada por la profecía, o algo en las islas donde la
descubrió. Evan... todavía estaba poniendo las piezas en orden, pero
creo que Ian y sus amigos habían enfrentado una de esas cosas antes, si
él era un Faller, ese chico debe haber sido parte del accidente. Jaime
también era un Faller, sí, pero por qué su Estrella se corrompió ahora?
Mi miedo hasta recién era que la corrupción fuera resultado de ser
usados para abrir un portal, por eso le pregunté a Nitta qué les
hicieron, antes de que nos ataquen esos pokemon. Pero si simplemente
estar cerca de la muerte era suficiente para que suceda...
Si a Julia la pudieron usar para abrir esos portales en Lumiose, por qué
Evan y Jaime no podían hacer lo mismo? Sé que eso era lo que estaba
intentando hacer esa facción nueva de Guardadores, pero qué les falta?
Por qué buscan a los Fallers con Estrellas sanas? Y por qué--
-Podría... hablar con la curandera?- levanté la voz, cuando me di cuenta que mi mente estaba yendo a mil por hora y no había dicho nada.
-O podría usted explicarme cómo usan las Estrellas? Yo las puedo ver
también. Ya nos hemos cruzado con otras personas con... Estrellas
corrompidas y...- No supe cómo terminar esa oración, cómo explicarle lo que sentía, si siquiera era necesario. -Necesito entenderlo.-
Ignoré el Donphan en la habitación y rogué que nadie lo note. Lo que
necesitaba entender no era realmente cómo hacen esas cosas para llegar a
nuestro mundo. Al menos no más allá de curiosidad académica base que
tengo sobre todo tema relacionado a las Estrellas. Qué tanto podría
hacer para impedir eso? Si en parte era mi culpa por haber dejado que el
doc y Cameron intenten salvar a Jaime solos. Aunque no quisiera
admitirlo ni a mí mismo, ya lo veía como un caso perdido, y si quería
buscar una cura, no era por ayudarlo.
Lo que me importaba era algo por lo que me venía castigando mentalmente hace rato, me importaba solo cómo afectaría a Ian.
Abrí los ojos confundida... estábamos en una pelea en... OUCH... una
bola de pelos me golpeó en las costillas y saltó de nuevo hasta otra
cama donde logré distinguir a Nitta, golpeándola en la panza... pero
ella estaba... no... NONONONONONONOOOOO... no se que se me pasó por la
cabeza en ese momento pero no podía dejar que esa bestia descuidada la
golpeara ahí, tomé una pokeball vacía y me dí vuelta para arrojarla,
pero me moví mal y caí de cara al piso, la pokeball de alguna manera
llegó ahí antes que mi frente y se puso en medio, quedando totalmente
destruida, por suerte el piso no estaba tan lejos y estando ahí sentí un
peso en la espalda que se quedó quieto, perfecto, ya no iba a
lastimarla.
Intenté levantarme y vi al resto del grupo, todos dormidos o
despertando, Killeo parecía haber pasado la siesta acompañado... ese
pájaro fue el que nos atacó en el desierto, al menos eso confirmaba que
no estaba loca y había pasado.
-Ese Zorua estaba con ustedes cuando los trajimos...- y tal vez nos siga al fin del mundo, pensé -...Quizas tienen sed, no?-
dijo la chica de túnica. Ese Zorua probablemente nos siga hasta el fin
de este mundo y el siguiente si eso lo hace reír, me levanté dejando los
restos de la pokeball ahí mientras verificaba el resto, Kiran, Mavis y
la Koffing estaban en su lugar, una pokeball vacía y arena por todos
lados, perfecto.
La verdad presté muy poca atención a lo que decían las mujeres
misteriosas mientras nos mostraban el lugar, sequía y cuevas con runas,
me estaba poniendo algo tensa, estaba extrañando el verde y las flores y
el aire del bosque, la arena que se movía con el viento era lo único
que me mantenía más o menos en calma. Mi atención volvió a la charla
cuando dijeron encontrar a otras personas que debían ser...
-Cámeron... MAXWELL- no pude contener la
emoción y me arrojé sobre el buen doctor, solo había pasado un día, pero
sentía que no lo había visto en años, -perdón... perdón... no debimos irnos-
estaba llorando, la preocupación por habernos ido, la felicidad por
encontrarlo de nuevo, todo al mismo tiempo, ya no podía ni quería seguir
conteniendome.
Debo haber tardado un buen rato en calmarme, pero por fin recuperé la
compostura, aunque la alegría de ver a Maxwell de nuevo duró poco, la
anciana nos explicó que era una Guardadora, o una ex-Guardadora según
ella, pero que diferencia hacía, era lo mismo que un ex-asesino, ya no
se dedica a eso, pero lo hizo antes. De nuevo eramos peones de
guardadores, oferta de dejarnos ir a donde eligiéramos, seguro, dejar a
Jaime a su suerte con ella, por lo poco que pude entender, agonizando, y
víctima de esas bestias infernales, por supuesto, íbamos a irnos, sin
más. Una brisa volvió a mover la arena, una arena que no se fue muy
lejos, y se amontonó en un bulto cerca de la pared.
-¡No Arceus! ¡No! ¡No quiero que me transportes
al pasado (o al futuro) para ayudarte en tu proyecto de reurbanización
de Lumiose!-
Desperté sobresaltado de la pesadilla mas rara que haya tenido... Tardé
unos instantes en recordar qué había pasado. Nos noquearon con algún
tipo de somnífero. Terminar desmayados y en un lugar desconocido se
estaba haciendo mas común de lo que me gustaría admitir, pero por suerte
el resto parecía estar bien. Los despiertos al menos, como el Zorua que
saltaba sobre Iba. Miré alrededor y por lo que pude ver (que era
bastante limitado por lo tenue de la iluminación) era que estábamos en
una especie de ruina antigua. El aire era pesado, así que se podía
asumir que había poca ventilación. Un lugar bastante cerrado, por lo
tanto, difícil de escapar si es que llegara la necesidad de hacerlo.
Igualmente me daba la sensación (mi sexto sentido de detective,
probablemente) de que no éramos prisioneros sino huéspedes.
Traté de reincorporarme, pero sentía el cuerpo pesado. No, mas bien solo
la pierna. "No pensé que nos hubiesen sedado tan fuerte" pensé mientras
me frotaba la pierna para aliviar mi "calambre".
-¿Plumas?-
Lo primero que toqué no fueron mis delicadas pantorrillas. En ese
momento mi visión se terminó de habituar a la penumbra y pude ver qué
era lo que habían alcanzado mis dedos: Un pájaro. Y no cualquier pájaro,
la mismísima Mandibuzz que trató de atacarme hacía... bueno no podía
saber hacía cuánto que dormíamos, pero ahí estaba, muy plácida usando mi
pierna de almohada. Vi la oportunidad y pensé "¿por qué no?". Me estiré
hasta mi valija intentando mover mi pierna lo menos posible para no
despertarla. Metí la mano y saqué una de las pokeball que me quedaban.
De la forma más delicada que pude, hice presión con el botón del aparato
contra el pico del ave. La energía de luz roja iluminó por un segundo
la habitación, la pokeball se sacudió tres veces y Mandibuzz siguió
durmiendo en un lugar mas práctico.
-Vamos a ver qué hacemos con vos.- dije hacia la pokeball sabiendo que su nueva habitante no me oía.
Luego de que el resto despertara, nos guiaron por unos pasillos con unas
inscripciones que estoy seguro que vi en "Historia del Arte". Algún
tipo de runas o jeroglífico, pero se me escapaba en ese momento. Estaba
mas pendiente de no perder un zapato en una de esas trampas de arena que
en las figuras de las paredes. Mi atención se desvió aún mas cuando
mencionaron que habían encontrado mas gente en el desierto. Crucé
miradas con los demás cuándo mencionaron eso: Tenían que ser ellos.
En ese momento sentí como salía alguien de su pokeball.
-¿Qué pasa Artu? No sos de salir tan de imprevisto.- Lo veía mas activo de lo normal. -Son las ruinas, ¿no?¿te recuerdan a tu casa?- No había respuesta, pero como solo volaba orbitándonos no vi problema en que anduviera por ahí.
Al llegar a nuestro destino, Doba, esta Gran Abuela de la que hablaban,
nos dio la bienvenida. Pero eran guardadores otra vez... Son peor que la
humedad, cuando crees que ya te alejaste de ellos vuelven cual cardumen
de Wishiwashi.
Mi humor mejoró un poco al ver que el Doc y Cameron estaban... bueno
"bien" es una palabra relativa, digamos que me alegré de que estuvieran
todavía. Quería acercarme pero Ibaraki se nos adelantó y preferí darles
un poco de aire (cosa que no abundaba).
Doba nos condujo por un para nada reconfortante corredor que parecía las
puertas a una muerte segura y nos iba contando cómo nos daba vía libre
para llegar mas directamente a nuestro destino. Una buena entre tanta no
tan buena. Esta "Gran Abuela" no parecía una amenaza. Para empezar si
nos quisiera muertos ya lo estaríamos. Me di el lujo de bajar un poco la
guardia con esta ex-guardadora, aunque sabía que el resto no iba a ser
confiado. En el momento que la anciana mencionó el estado de Jaime,
Arturo empezó a girar mas rápido pero sobre su propio eje.
-Hey hey hey, calma.- le dije mientras lo cazaba por una de sus
"patitas" para que dejara de ser un trompo. -Eso te pasa ¿no?¿Estás
preocupado por él? Tranquilo, en cuanto podamos lo vas a ver.- pude
sentir en mi mano como dejaba de luchar y al soltarlo volvió a sus
movimientos habituales de rebotar en el aire sobre superficies que no
existen.
No se cómo me distraje tanto con el Unown pero estábamos de alguna
manera en sala principal otra vez. Teníamos que decidir qué paso íbamos a
dar luego.
-Creo que alguien tendría que salir a ver la
Van, si, dejarla en un lugar seguro o algo, pero manejarla por acá abajo
sería tan seguro como ir a lomo de Rancor...-
"Y por mí, me gustaría visitar la Celestial Tower. Me pregunto como se sentirá tirarme desde la cima."dijo Nico y me hacer click.
-Celestial Tower... ¡Cierto! Ahí es dónde Jaime
nos dijo que se habían llevado a Celine. Puede que tengan a Ian y Sam
también allá. Creo que es un buen lugar para empezar a buscar.-
Me levante sacudiendo el pantalón con ambas manos y mientras el polvo se
convertía en una nube y se dispersaba por la habitación sentía como las
pequeñas garras de Salem se aferraban a mi hombro para mantener el
equilibrio. Me arqueé hacia atrás en un esfuerzo de estirar la espalda y
sentí las garras hundirse más en mi tapado.
Nos miramos con Camerón y compartimos una mirada seria, la abuela nos
había traído a estos túneles y por lo que entendimos Jaime estaba bien.
Estuvimos un tiempo en aquella habitación y para mi sorpresa todos
entraron sin previo aviso. Parecía que hiciesen dos años que no los
veía, y una parte de mi había temído muy en el fondo que no iba a verlos
de nuevo, por suerte me equivoque.
Compartimos un abrazo con Nico, siempre con su sonrisa carismática, no
creo que exista alguien en el mundo que pueda caerle mal este chico y
cuando quise acordar lo tenía a Yan tomándome de los hombros aparentando
una seriedad que ni el mismo se creía, me prometió que no íbamos a
separarnos, le respondí con una sonrisa y otro abrazo, espero que no se
sienta culpable, pero ya lo conocía a Yan, mataba una hormiga sin querer
y se sentía culpable una semana o al menos era lo que me transmitía.
-Esto no es culpa de nadie- le dije un susurro.
La pobre de Ibaraki lloraba en una mezcla de emociones, me dio ternura,
no podía creer que la pequeña podía expresarse tan efusivamente, por
supuesto le devolví el abrazo.
-Todo esta bien Iba- le dije calmadamente con una sonrisa- Hiciste lo
que creías correcto, y salió todo bien ¿vez? Cameron, Jaime y yo estamos
bien, así que límpiate esas lagrimas y vamos a enseñarles a esos
guardadores quienes somos.
Desempolvé mi viejo sombrero, no lo usaba desde Lumiose y lo sentí más grande de algún modo.
-Si tenemos que ir por uno de esos túneles quiero asegurarme que Jaime este bien Doba
Tener a alguien familiarizado con espíritus que no fuera Nicholas fue
conveniente. La pequeña criatura, a pesar de su aspecto espectral,
parecía sana y alegre. Dio un par de vueltas a mi alrededor, me atravesó
rápidamente (a Telullu le gustaba hacer lo mismo para despertarme, y
no, no es nada agradable) y se posó sobre mi cabeza. Luego desvaneció.
Supuse que seguía allí de igual forma.
¿Tenía que pensarle un nombre...? ¿Acaso se iba a quedar conmigo?
No tenía mucho espacio para pensar por el momento, Yannick quiso hablar en privado.
-Um... Siendo sincera, no recuerdo. Recuerdo haber estado gran parte del
tiempo dormida, y estuvimos encerradas también... Este.. ¿Eh? ¿Quiénes
dos?
Lo mire a Yannick confundida. Notó mi cara, e inmeditamente me di cuenta de que se arrepintió de habermelo dicho.
-¿...siguen aquí? No, no, no, e-eso, eso es imposible. Si estuvieran aquí lo sabria.
Volteé a buscar a Nicholas, pero estaba totalmente metido en otro tema.
Se supone que se habían ido. Es cierto que no tengo capacidad de
sentirlos, o detectarlos o nada, y durante el tiempo que estuvieron
nunca se hicieron notar. Por más de 10 años, nunca.
Pero aún así...
Sentí la mirada de Tellulu. Es verdad, tenía que dejar la cabeza en blanco.
-Perdón -le dije a Yannick intentando recuperar la compostura- Si quieres luego te explico, pero ahora no es momento...
Y de verdad no lo era. Un viento fuerte, brusco se acercaba, pero detrás
de el otro, extraño, pero a la vez familiar. Había muchos matices de él
que no podía describir, sin embargo sentía que lo conocia de hacer
tiempo.
Antes de que nos diéramos cuenta, todo oscureció.
Y despertamos en otro lugar.
Sobre mi cabeza estaba la mirada preocupada de la criatura recién
nacida. Tellulu parecía molesta. Volvió sola a su pokebola. Galahad
también estaba allí, supongo que salió solo en medio de la ¿tormenta?
Para ver qué ocurría.
Creo que haberme quedado dormida era una de las mejores cosas que podía pasarme antes.
-Ya, tranquilo -dicho esto, volvió a su lugar. Mientras tanto, la
criatura con forma de flecha sonrió y se desvaneció. Reconocí el rayo
que la ingresaba su pokebola. ¿En qué momento se había metido a una en
todo caso? ¿Y acaso yo tenía una libre? Misterios que no tendrán
respuesta.
El sitio donde estábamos... no terminaba de agradarme.
Por un lado quería explorarlo, eran túneles con quizá milenios de años
de antigüedad, con inscripciones que nunca había visto (si no recordaba
mal), pero por otro lado, el aire se sentía... o no lo hacía. No podía
sentir casi nada de aire. O sea, podía respirar sin problema, pero un
lugar como este parecía haberse quedado sin corriente alguna, y no por
su profundidad o naturaleza, se sentía más como si... se lo hubiesen
quitado.
-Creo que no debemos separarnos de nuevo a menos que no quede otra
opción. Voto por ir a Celestial, y rápido, si me entienden. No...
-intente buscar alguna excusa- no tengo enegias para caminar.
Con tal de no quedarme mucho más tiempo aquí. Quizá en otro momento, en
otras circunstancias... podría volver. ¿Habría forma de que este lugar
recuperara su aire? ¿O estaba perdido para siempre?
Volteé a mis espaldas. Miré a la altura de mis hombros.
Nada. Absolutamente nada.
No tenía forma de sentir algo a mi alrededor, ni el aire de los túneles,
ni la ventizca que acompañaba a mis pokemon antes de morir.
-¿Habrá forma de devolverle lo que les quité...?
Una expresión algo oscura se debe haber generado en mi rostro. Ahí
estaban, de nuevo, esos pensamientos. La criatura pequeña apareció
frente a mi de repente, ¿haciendome ojitos y sacándome la lengua? Me reí.
El despertar en la arena no me era ajeno, más no entendía donde estaba
hasta que vi los tallado familiares en las paredes de arenisca y mi
corazón no hizo más que emocionarse antes de entras en melancólica
añoranza, estábamos en Relic Castle, estábamos en casa. Aunque
desconozco en qué parte del lugar estábamos, pues es muy extenso y nunca
llegué a explorarlo por completo antes de ser alejado de este lugar mis
memorias de este sitio son dulces y consumidas por la nostalgia, pero
las memorias infantiles debían esperar, pues estábamos ante presencias
de extraños que aunque no se presentaran de manera hostil nunca debería
faltar la desconfianza.
Junto con el resto seguí con cautela a las chicas por los pasajes del
antiguo castillo que aunque deteriorado este sitio mantiene esa
presencia imponente que tenia cuando joven. Sus túneles y escaleras
recorríamos mientras mis dedos rozaban con añoranza por la textura
nostálgica de las paredes talladas en tiempos ancestrales y las memorias
que evocaba de mi compleja infancia como las escondidas que jugaba con
fogosa y los pokemons de la zona hasta que el sol caía, cuando me
arropaba la cálida aura de Volcarona hasta que sueño llegaba o cuando
imitaba a otros pokemons tratando de replicar sus ataques aunque parecía
un juego infantil, pero en verdad era una acción desesperada de un niño
por ser aceptado entre seres diferentes a él.
Tras la travesía por las ruinas llegamos ante su líder la gran anciana
que nos contaba que este lugar fue el sínodo de Unova cuánto tiempo han
estado aquí y estuvieron cuando todo pasó y si estaban como es nunca los
vi o porque fueron tan fríos como para ignorar el llanto de un niño y
el último grito de una madre desesperada, me sentía que debía preguntar
para calmar mi duda, pero sé que la respuesta podría no agradarme y el
dolor de esas dudas infantiles que con desesperación trató de abandonar
de mi mente.
Solo continué mientras miraba algo cabizbajo resignado, pues sabía que
las respuestas no calmaría la tormenta que en mi corazón siempre ha
estado y no seria prudente generar roses con estas personas.
Yo me pregunto pues no sé si debería pasar a visitar a Volcarona con las
cosas como andan, no quisiera arrastrarla a esta situación, aunque
quisiera presentarle a mis amigos y calmar su corazón de madre
intranquilo después de nuestra partida lo mejor es que me guarde mis
sentimientos y prosiga en silencio y calma hasta saber que estamos
seguros.
Me desperte sobresaltado, no esperaba para nada todo lo que había
ocurrido. Rápidamente entre a revisar mi alrededor, me pude calmar al
ver como todo el grupo estaba aca, de más esta decir que parte de mi
calma fue al ver como el Zorua saltaba sobre ella e Ibaraki. También
estaba en Mandibuzz abrazando a Kileo, convengamos que estamos en alguna
cueva sectaria, es lo que menos me sorprende.
Gira mi cabeza al escuchar una voz extraña, era una chica y claramente
sectaria. Quede en silencio escuchando lo que tenían que decir mientras
buscaba mis cosas, solo por si algo pasaba. Después de todo fuimos
secuestrados, de nuevo. Por lo menos estamos casi todos.
Me sume ultimo a seguir a las chicas mientras caminábamos por unos
túneles, me sentí bastante más ansioso al escuchar que max podría estar
acá al igual que nosotros. Apurarme era inútil, más de una vez termine
hundido en la arena, usar borcegos no siempre es una buena idea.
No me sorprendí mucho al escuchar las palabras de la señora, todo
indicaba que estábamos de nuevo metidos con los guardadores. Estaba
aliviado de habernos reunido pero lo que nos habian contado de Jamie...
No seré un experto en el tema como el rommie, de hecho jamás me interesé
en mucho de este ocultismo, pero crecí con una de las personas más
especializadas y hasta yo sé que con esas cosas no se juega. Jamie es
una variable peligrosa que no podemos cargar en este momento.
Me acerque a Nitta, parecia estar más relajada a pesar de todo.
-Ja, ja, eres muy graciosa, Thorgerd.
-Asi que ella es el nueva miembro de la familia.- Dije acercandome.- De mi no te vas a poder escapar tan fácilmente.- sentencie mientras mis ojos brillaban de un tono verdoso.
-A veces pienso que los fantasmas te gustan más que yo.- Bromee con Nitta antes de irme.
Me acerque al roomie, estaba preocupado, lo sé.
-Necesito entenderlo.-
-Necesitamos.- sentencie poniendome a su
lado, si ibamos a evaluar dejarlo teniamos que saber a que nos
enfrentabamos en este caso antes de decidir que curso de acción tomar.
La anciana guardadora guardo silencio mientras en la gran camara donde
se encontraban, mientras algunos de los entrenadores lucian visiblemente
incomodos por lo oscuro y opresivo del ambiente subterraneo, la anciana
se centro especialmente en Nico y Nitta por un momento, y con una
expresion casi maternal levando su mano. La mano, arrugada y con
visibles marcas del paso del tiempo, llevaba distintos anillos, todos
ellos de distintos metales que lucian opacos. Pasaron unos segundos de
silencio con la anciana con sus ojos cerrados, parecia estar muy
concentrada. Entonces, una fresca rafaga de aire entro desde cada una de
las puertas laterales de la camara donde se encontraban. Casi como si
fuera la primera vez en sus vidas que respiraban aire fresco en sus
vidas, los entrenadores sintieron sus pulmones volver a la vida,
aliviados. La anciana bajo su mano y la corriente se detuvo, la mujer
lucia agotada.
"Disculpen, a veces olvido que la gente no esta acostumbrada a este encierro."
Dijo la anciana jadeando mientras de una de las puertas laterales, dos
chicas y un muchacho con tunicas beige y blancas entraban. Las tunicas
eran distintas a las que habian visto de los guardadores de Kalos,
siendo de una tela mas liviana y con menos colores. El hombre incluso
parecia tener unas zapatillas normales, dando una apariencia bastante
mas casual que la que tenian sus compañeros de Kalos. Los recien
llegados, traian con ellos una camilla bastante rudimentaria con ellos,
sobre ella, podian ver a un Jaime durmiendo, cubierto con vendajes y
algunas hiervas sobre algunas de sus heridas. Doba, la anciana, saludo a
los recien llegados, quienes le devolvieron el saludo de forma
cariñosa. La mujer, abservo una ultima vez al grupo y comenzo a caminar
hacia uno de los tuneles. "Nuestra comunidad esta a su disposicion,
pueden estar aqui el tiempo que necesiten"
Yannick , preocupado, consulto a la guardadora antes de que esta se
retire sobre la posibilidad de ver a la curandera. Los recien llegados
incercambiaron miradas y Doba asintio, dando a entender que les daba
permiso de llamarla.
"Tengo entendido, joven...que una estrella
contaminada o corrompida, es una herida abierta. Y una herida abierta
que sigue sangrando lentamente." Dijo la anciana mirado a Jaime,
quien a pesar de estar durmiendo, tenia una expresion de dolor, y
esporadicamente se movia. Una persona mas entro en el cuarto, era una
mujer alta, con cabellos salpicados con canas pero de un porte imponente
y facciones angulosas. La mujer, se detuvo delante de Doba e hizo una
suerte de reverencia.
"Abuela, le dije que debe de hacer eso con la corriente...y recuerde..."
La anciana detuvo a la curandera antes que siga, y le presento a los
entrenadores, y disimuladamente le comento las consultas de Yannick y
Nicholas sobre las estrellas. La curandera, asintio mientras la anciana
dejaba la habitacion.
"Caminen conmigo" Dijo la mujer con un
tono que si bien sonaba autoritario, invitaba tambien a confiar en ella.
Los entrenadores dejaron a Jaime al cuidado de los 3 jovenes
guardadores que lo habian traido en la camilla mientras caminaban. La
mujer, con una tunica algo mas pulcra y estilizada, llevaba el cabello
recogido y varias pulceras de metales similares a los anillos de la
guardadora anciana. "Entiendo que tienen preguntas respecto a...sus amigos. Y aquellas estrellas." Dijo la mujer caminando por un estrecho pasillo, con distintas escrituras en sus paredes.
"Nosotros tambien tenemos muchas dudas respecto a las Estrellas, es algo que nadie jamas sabra como funciona a ciencia cierta..."
Mientras la mujer caminaba, pequeñas particulas de luz se desprendian
de su cuerpo, arremolinandose y formando una niebla de luz delante de
ella. La luz, comenzo a tomar una forma. Una criatura con alas hizo un
giro alrededor del grupo, por un segundo la imagen fue tan corporea que
pudieron distinguir en su totalidad su cuerpo blanco con algunos
pequeños triangulos rojos y azules en su pecho. El Togekiss se poso
sobre el piso, iluminando el resto del pasillo y mostrando una escalera
que conducia hacia el exterior. "Como seguramente la Gran Abuela les
dijo, las Estrellas son...podriamos decir un reflejo de la persona,
estan atadas a ella. Tambien son nuestra conexion al mundo." El Togekiss
formado de luz y energia, volvio a levantar vuelo y desaparecer dejando
el pasillo a oscuras. "Una estrella es...casi
una extencion de nuestra conciencia. Incluso pueden recibir daño, asi
como nosotros. Si uno es herido, la estrella tambien. Pero..." La mujer se detuvo y miro su antebrazo, cubierto por parte de la tunica. "Como
seguramente sepan, su amigo fue herido y es...un nexo entre mundos, asi
como mucha gente que fue herida hace dos años en Kalos. Lumiose, una
ciudad entera de potenciales portales. Y mientras mas portales se abren,
grandes o chicos, las heridas parecen volver a abrirse"
Algunos de los entrenadores se quedaron escuchando las palabras del a
curandera de la comunidad, mientras otros aun seguian en los interiores
de las ruinas acompañados de los jovenes que cuidaban a Jaime. Otros, en
cambio, una vez escuchadas las palabras de la mujer, habian seguido por
la escalera al final del pasillo de piedra. El viento y el sol de medio
dia acariciaron su piel apenas salieron del lugar. Una enorme formacion
de rocas cubria el lugar de los ojos de cualquier persona que pasara
por esa ruta, aunque el paisaje era el de un desierto salpicado de
rocas, nada que fuera realmente atractivo a los turistas.
A unos metros de donde se encontraban los entrenadores, se podia ver
varios Pokemon recorriendo la zona de forma natural, que no prestaban
mayor atencion a los jovenes. Pudieron ver un grupo de 4 Sandiles
durmiendo cerca de unas rocas, asi como 3 pequeños Darumakas correteando
y tropezando con la arena. A lo lejos, un grupo de Maractus tomaba el
sol que les daba directamente en las flores de sus cabezas.
Atiné a bajar la mirada antes de que entren a Jaime a la habitación. No
importó obviamente, como siempre esa presencia me asaltó de todas
formas, más allá de los sentidos. Como estar encerrado con un cadáver.
Sentí el nudo en mi estómago alargarse hasta mi garganta y por un
instante me pregunté cuándo fue la última vez que comí. Tampoco podría
comer nada ahora, lo primero que me hizo pensar esa ráfaga de aire que
invocó la anciana, fue que quería volver a fumar.
-Era necesario traer esa cosa acá?- murmuré con más desprecio de lo que quería.
-Pon esa cosa horrorosa ahí o verás-tot!- cantó
el loro todavía en mi hombro, en una voz que no reconocí. Qué películas
había estado viendo. Bah, "viendo", seguramente Ian las ponía en el
hotel y se quedaba dormido, como siempre. Al menos ese pensamiento me
hizo sonreír por un segundo.
-Caminen conmigo.- dijo la mujer mientras salía del cuarto. Por suerte podíamos seguir la conversación en otro lado lejos de...
Cuando quise moverme para seguirla me di cuenta que había agarrado a
Cameron del brazo en algún momento. Supongo que apenas entró Jaime,
instintivamente debo haber buscado algún soporte físico. Lo primero que
vi cuando lo miré fue su cara de incomodidad o de... no podía distinguir
bien, me distraía demasiado su Estrella Guardiana. Un Froslass, como
Ariadne. Me llamó la atención en el poco espacio que le quedaba a mi
cerebro para procesar eso, no todos los días veo dos personas con la
misma Estrella así.
-Epa.- escuché la voz de Carlos a la distancia.
-P-perdón.- murmuré, soltándolo cuando me
acordé lo que estaba haciendo. Además de la vergüenza de que me vea así,
la última vez que hablamos le prometí ayudarlo a controlar sus propios
poderes. -Agradezcan que no pueden ver eso.- le dije a él y a Frost.
Dudé entonces si tal vez también fuera otra boludez mía, como los
Phantump. Porque la verdad no sabía cómo la anciana podía estar tan
tranquila sino.
Aunque claramente era una medium de un nivel considerable. Mientras
caminábamos con ella, saco a relucir su Estrella. Era algo que había
leído, creo en uno de los libros que Ms. Summers– que la madre de Frost
me había prestado. Por lo que había entendido iba más allá de tus
habilidades, tenía que ver con cómo te relacionas con tu Estrella.
No sé si yo sería capaz de...
06/1992
When you realize the hand you hold with
Is opposite the hand it's supposed to be
-No entiendo.-
Los otros cuatro del círculo miraron al joven musculoso, la luz de la fogata
no permitía distinguir si su expresión era de confusión o enojo.
-Por que se llaman Estrellas Guardianas si no... guardan...?
Tipo, no protegen. Y de dónde sale la parte de estrella? No tiene puto sentido.- Se cruzó de brazos.
-Bueno...- El muchacho prendió un cigarrillo en las ascuas antes de volver a acomodarse entre las piernas del chico pelirrojo. -No me tenés que creer si no querés.-
-Nah boludo, ya a esta altura no puedo.- bufó. -Pero digo, dónde estaba ese "guardián" cuando yo lo necesité o el de Alan cuando su vieja se hace la loca?-
El muchacho miró hacia arriba como buscando ayuda, al chico que abrazaba sus hombros desde atrás,
sentado en un tronco. Pero éste solo se encogió de hombros. -Bueno, tiene razón.-
Se rió un poco incómodo. -Eh... No— no sé, eso leí. Siempre se llamaron así.-
-Cualquiera, hasta nosotros le podríamos poner un mejor nombre.- decidió el joven.
-Callate que a vos te tocó algo cool!- bromeó la chica de ojos intensamente delineados. -Sabés cómo me quedé cuando me dijo que la mía era un moco?-
El joven soltó una carcajada demasiado fuerte. -Seh, imaginate si me salía el de Alola, viste lo feos que son?-
-Ni siquiera ahí.- Lo señaló con su botella de cerveza. -Esos son Dark por lo menos!-
-Vos sos tipo Dragón, de qué te quejás?- Imitó su gesto haciendo que las botellas choquen como un brindis.
-Para que me mate un tipo Hada? Olvidate, boludo!- rió antes de tomar un trago.
Él tuvo que dejar de tomar para no ahogarse mientras reía. -A Dark también lo mata Hada, emo de mierda!-
Del otro lado de la ronda, la muchacha rubia miraba hacia el cielo sobre
el río junto al que habían acampado, como buscando algo. -Yanny... Para qué sirven realmente esas cosas?- preguntó por lo bajo.
El muchacho pareció contento de al fin tener una pregunta que supiera responder. -
Por lo que leí, quien tenga la Estrella de un pokemon legendario puede
controlarlo, incluso dicen que el elegido lo podría atrapar.-
El chico colorado apoyó su pera sobre la cabeza del muchacho. -Y para el resto de los comunes qué nos queda?-
-Ehm...- lo consideró unos segundos. -Bueno, hay un par de fuentes que cuentan que algunos nigromantes poderosos podían invocar a su Estrella para atacar.-
-Nigromantes...- repitió la muchacha, abriendo los ojos. -Como vos?-
-No muy normal que digamos.- bromeó el chico distraídamente.
Perdió la sonrisa enseguida. -T-tampoco tanto.
No sé si me definiría así? Definitivamente no tengo el poder para...
levantar a los muertos, mucho menos invocar algo así...-
-Pero podrías llegar a hacerlo en algún momento.- insistió la rubia, su voz de repente mostrando demasiado interés.
-Quién, Yanny?- interrumpió el joven castaño con una carcajada. -Si ni tiene una Estrella evolucionada!-
Todos en el grupo se rieron. Menos el muchacho, que suspiró y tiró la colilla de su cigarrillo a la fogata.
-Dale,- el chico lo abrazó más fuerte, susurrando, -no te amargues, Yanny, es joda.-
When you realize the crew you roll with
Is actually what makes you anxious
~
Alguien
con esas habilidades... en cualquier otro momento me hubiera encantado
quedarme más tiempo, que me enseñara todo lo que sabe, de la misma
manera la jodí a la madre de Frost en la universidad, en ese seminario.
Casi me sentí como si tuviera 18 de nuevo y fuera la primera vez que
podía sacarme dudas con alguien que realmente supiera del tema. Pero
apenas podía pensar en las preguntas relevantes ahora mismo. Capaz...
cuando termine todo esto... si es que...
Sacudí la cabeza tratando de poner mis pensamientos en orden. Prioridades.
Miré el pokemon volar a nuestro alrededor, que tenía marcas similares al
bebé del doc. Si bien entendía perfectamente que las Estrellas eran
básicamente el reflejo del alma de una persona, no había considerado que
puedan ser dañadas como nuestro cuerpo. Después de todo, incluso cuando
se hace algo así o son invocadas para atacar, no dejan de estar dentro
nuestro, según tenía entendido. Y por más que lo haya visto con mis
propios ojos, me costaba aceptar esa conexión entre las heridas que los
monstruos esos dejaban y un daño tan profundo a la esencia de una
persona; no era proporcional. Hacer el salto entre la corrupción por la
que había pasado Julia, y la idea de que fuera algo que pudiera
sucederle a cualquiera. Todos los que salieron heridos en el ataque de
Lumiose...
"El Faller de Shallour"
Respiré profundo, intentando evitar que mi cuerpo entero tiemble.
Sin pensarlo hablé. -Todos los que llaman Fallers... tienen el potencial de esto?- Me costaba siquiera considerarlo, más aún decirlo. -Dijo que los portales lo exacerban, pero no había notado nada raro con la Estrella de Jaime anoche, ni...- no pude evitar bajar la voz, la memoria demasiado clara en mi mente, -ni la de Ian cuando vivíamos juntos. Cuál es el punto de inflexión?-
La mujer me estaba dirigiendo su atención completa, me sentía aplastado
por el peso de su mirada, la presión por hacer las preguntas correctas
en lo que se sentía la única oportunidad que iba a tener de obtener
respuesta directas.
-Hay... hay forma de arreglarlo? O de... no sé,- me pasé una mano por el pelo, sintiendo algo de pánico, -
ralentizar el proceso cuando empieza? S-supongo debe depender del daño,
pero, se puede cerrar esa herida? Tal vez no del todo, pero al menos
contenerla?-
Pasé mi mano por el dije de la pulsera, tratando de calmarme. Estaría
tan mal... si a Ian le pasara eso? Obvio que si llegábamos a este
extremo, yo no podría estar cerca de él. O tendría que encontrar alguna
alternativa. Pero de ser como el chico de la plaza, Evan... al menos
podría seguir con su vida. Era muy egoísta no intentar enfocarme en esa
alternativa? Que incluso en el mejor de los casos me cause tanto
rechazo?
-Hemos visto a gente... moverse a pesar de
tener su Estrella así, un chico ayer. Por qué él estaba bien, pero Jaime
y Julia— ustedes se enteraron de lo de Julia? Es una larga historia.- Me reí nervioso. -Pero... por qué los afectó diferente?-
Por cómo cambió su expresión ante la última pregunta, pude asumir que tampoco tenía respuestas en cuanto a eso.
Aprovechando el momento de silencio, Frost preguntó sobre cómo usaban
las Estrellas para abrir portales. Lo miré sorprendido. Por un lado,
hubiera esperado que capaz él entendiera eso, con todo lo que su madre
sabía y seguramente le había intentado enseñar. Por el otro, me había
dejado en claro que no tenía interés real en el tema. Pero la verdad era
una buena pregunta— siempre asumí que eran planos completamente
diferentes.
Supongo que no importa qué tanto sepas sobre Estrellas, lo que sea que
estaba pasando con esos portales era territorio sin explorar. Y bueno,
por algo nos llevábamos tan bien con Nadia en su momento. Ahora que
había abierto esa puerta, no saber cómo funcionaba algo de esto me
empezaba a molestar en el fondo, como una picadura que no puedo rascar.
Qué tanto podía excusar esta curiosidad?
No entendí como, pero la anciana de alguna manera dejó entrar aire al
lugar donde estábamos, fue más agradable que el ambiente cerrado en el
que estábamos antes, lo extraño es que se sentía extrañamente natural,
no como el viento empujado por un ventilador, era casi como estar
afuera.
La anciana saludó a otros dos, que traían a Jaime en una camilla, se lo veía muy mal.
Yannick hizo llamar a la curandera, una mujer que nos llevó a otra
habitación y comenzó a hablar calmadamente, nos explicó algo sobre
estrellas y guardianes, había escuchado a Yannick y Nicolas hablar de
eso antes, pero nunca lo pude entender bien. Mientras hablaba, una
imagen apareció a su lado, parecía salir de ella, esa luz tomó la forma
de un pokemon que no había visto antes, no era un fantasma, no era
sólido, y tampoco parecía falso, no se sentía falso, sentía que estaba
viendo a un pokemon vivo, pero era imposible, estaba ahí y al mismo
tiempo no, no sabría explicarlo, pero sentía el peso de la situación en
mi espalda.
Luego de un tiempo que no pude saber si fue mucho o poco, salimos
afuera, en serio pensaban dejarnos irnos? dudé en salir por la puerta,
temía que intentar salir activara una trampa o algo, además, irnos y
dejar a Jaime... pero que opción teníamos? llevarlo con nosotros? en su
estado?...
Nesecitaba pensar en otra cosa, lo que sea, sentía que apenas podía
mantenerme en pie, como si cargara un montón de ladrillos en mi espalda,
intenté dar un paso al frente pero tropecé y caí, escuché un golpe más
detrás, abrí los ojos y vi algo moverse, de color verde oscuro,
caminando hacia un montón de arena, gran parte de la cual se movió
rápidamente hacía mi y se escondió en su pokeball.
Vi mi mochila, más vacía que antes y unos restos de cascarón de huevo
tirados cerca, no se cuanto tardé en entender que ese pokemon que ahora
estaba comiendo arena de un rincón era el bebé nacido de ese huevo...
era mi nuevo bebé... mi tercero... Mavis y Siegfrid primero y ahora este
pequeño... no sabía que era pero tenía idea de haber leido algo hacía
tiempo, creo que era un cuento o algo por el estilo donde el
protagonista tenía uno como compañero...
No tenía tiempo de pensar en eso, me levanté y tome mis cosas, me
acerqué al pequeño que parecia estar disfrutando lo que comía, pero no
podía quedarse aca, teníamos que irnos, lo levanté, notando que era
bastante pesado para su tamaño, pero podía con él. -Vamos, hijo, nos van a dejar aca- su cara me decía que no tenía mucho interes en moverse o ser llevado, pero era un problema para despues.
Volvimos con el grupo, que nos recibió con distintas caras viendome cargar al pequeño, no tan pequeño. -Tu tía, tus tíos y tu padre- dije señalando respectivamente, tomando unos segundos más en el último. -Podemos irnos antes que me explote la cabeza por favor?- ya en serio necesitaba alejarme de este lugar y dejar de pensar por un rato.
Me senté en un roncón de la van con el bebé a la falda, necesitaba un
minuto de silencio antes de que la vida me bombardeara de nuevo,
preguntas, muchas preguntas, respuestas que no podía entender,
estrellas, portales, monstruos, otro bebé en mis brazos, que era? como
llamarlo? la pokeball de Mavis sacudiendose, ahora no linda... Solo un
minuto de calma...