Recorrí
aquellas runas intentando hacer memoria en todo lo que había leído hace
poco más de 20 años. Me reí de mi misma una vez más. Era patético ¿Cómo
iba a poder leer algo como esto luego de tantos años de no haber
entrenado aquellos conocimientos? ¿Qué pretendía hacer? ¿De qué me creía
capaz? Era una niña en ese entonces, todo aquello no era más que un
juego inocente basado en las esperanzas de una pequeña ingenua, que
creía que había algo más allá del mundo que la rodeaba. Me aburría
tanto...
Y todo había comenzando cuando Morgana se volvió mi nombre.
Leer
sobre conocimientos antiguos. Sobre magia. Ir a la torre Bellsprout y
hablar con los monjes. Ir a las Ruinas Alpha e intentar descifrar los
códigos. Montar círculos mágicos y rituales para probar comunicarme con
los unown (sin resultado). Emocionarme cuando podía visitar la gran
biblioteca de Goldenrod. Buscar sobre teorías que implicaban la
existencia de personas con cualidades particulares. Deseaba ser una de
ellas. DESEABA SER UNA DE ELLAS. Y a pesar de todo, a pesar de todo, de
todo el esfuerzo, de toda la dedicación, no lo era. ¿Por qué estaba
rodeada de personas capaces de este tipo de cosas? ¿Por qué eran ellos y
no yo? ¿Por qué alguien que se había empeñado tanto no podía ser
bendecida con uno de aquellos dones? Mi corazón latía con cada vez más
fuerza, apretando las huellas de mis dedos contra la pared, como si
creyera que atravesándolas podría entenderlas.
Pero el olvido.
Todo eso había quedado en el olvido.
Galahad. Galahad llegó.
Lo abandoné todo por él.
Lo hice para salvarlo.
Pero sé que eso es una mentira.
Eso es una ilusión.
El pacto que hicimos no fue lo que lo salvó.
Lo que importa es que él está a mi lado. Él está a mi lado. Él está a mi lado.
Y así era. Se había pegado a mi y me observaba con la mirada que adornaba su armadura. No
era yo. Había dejado de ser Morgana tiempo atrás. Sacudí la cabeza.
Una. Dos. Tres veces. Me alejé de la pared unos centímetros. Las manos
me temblaban. Galahad repetía mi nombre en su idioma. -Las brisas... -susurré intentando calmarme. Ellas siempre estuvieron presentes. Incorporé aire a mis pulmones.
Entonces, una voz acompañada por el viento. Ese viento. Una vez más. Sí, debía ser Galahad. Aquél viento que me acompañaba... -
¿Qué sucede? -le pregunté al caballero, pero él negó ser el responsable
con un par de sonidos. Lo miré consternada. Una voz acompañó al viento.
Una voz firme y seria, pero cálida.
Caí al suelo de rodillas. Más
de uno debió voltear a verme. El nudo en la garganta. El vidrio en el
corazón. Me dio una arcada. No, dos. Me tapé la boca con las manos.
Galahad gritaba, incapaz de hacer nada. Un helado escalofrío recorrió mi
espalda. Todo mi cuerpo temblaba. No, todo mi ser, mi alma. Mi mente
estaba en blanco y mis sentidos imposibilitados. Apenas distinguía a
Galahad entre mis piernas y debajo de mi pecho. ¿Voces? Creo que me
pareció escuchar a los demás intentando decirme algo. Pero yo estaba en
otro plano, con mi mirada clavada en las runas otra vez. -Denme una
última oportunidad... -dije entre jadeos intentando recuperar el aire,
apoyando ambas manos con fuerza contra la pared. El dado de mi pulsera
brillaba.
Fue
como si una fuerte luz se encendiera frente a mis ojos y atravesara
cada uno de mis nervios, llegando a lo más recóndito de mi mente. Cientas
de imágenes se superpusieron y de alguna forma pude reconocer todas
esas figuras. Cada una de ellas. Las miré asombrada con los ojos
húmedos. Entonces, comencé a leer, sin pensar en absolutamente más nada.
Era cómo si sólo existiéramos aquella pared y yo. -Los orígenes del Sínodo. Otra región. Descendientes. La información del mundo.
La tierra separada por los dragones -solté aquellas palabras al resto
sin estar al tanto de que lo hacía, casi en un trance- Las ejecuciones.
Sueño eterno seguido de una nueva vida de servicio. Dormir eternamente
en los ataúdes de la nueva vida- concluí antes de tragar una enorme
bocanada de aire que me regresó a la realidad. Mi cuerpo se derrumbó sobre Galahad mientras nuevamente intentaba recuperarme. Vi mis manos. Pude verlas. Estaban temblando. Sudor frío bañaba mi rostro y mi cuerpo. Me noté más pálida de lo normal. Noté
los unown que acompañaban a Nicholas. Se sentía como un dejavú. Estiré
mi mano, pero Urien se colocó a un lado de mi mejilla.
Otro
golpe. Otra visión. ¿Así era como se sentía? No podría aguantarlo. Un
poco más y me iría de este mundo. Estaba segura. Pero aquella visión
poco me había servido. No era la información que necesitaba. Me estaba
costando la vida.
Galahad temblaba. Por primera vez en mi vida
que lo noté hacerlo. No dejaba de emitir sonidos desesperadamente
mientras yo intentaba ponerme de pie. Pero apenas comenzaba a flexionar
las rodillas toda fuerza y voluntad se desvanecían, y caía nuevamente.
Cuando vi las gotas que se marcaban y expandían por el suelo me di
cuenta de que llevaba todo este rato creyendo que lo que me caía del
rostro era sudor. No, eran lágrimas. Nunca me había gustado llorar
enfrente del resto, y sin embargo las lágrimas no paraban. Se deslizaban
velozmente por el borde de mis parpados y descendían por mis mejillas,
casi como un torrente. -Esto no... -comencé a musitar con la vista clavada en mis manos-... no era lo que quería....
Lo
demás no me importaba. Me dejé caer sobre Galahad y él me ayudó a
mantenerme en pie. O algo así. Tuve que apoyarme sobre una pared. Qué
débil. La única vez que me había sentido de una manera similar había
sido cuando descubrí la innegable muerte de Rosen y Guilden, mientras
sostenía el cuerpo sin armadura de Galahad entre mis cortos brazos.
Aquella vez también había caído de rodillas. Aquella vez también había
sentido mi corazón romperse, comprimirse. Alguien me había ayudado a
levantarme. No, me levantó y me llevó de regreso a casa. Primero había
sido papá. Luego mamá.
No sé quién fue quien dijo que vayamos debajo. Que descendiéramos. Que Julia estaba allí. ¿Jaime? Avancé
con la mirada gacha. Quería irme de aquel sitio. Quería volver a casa.
Si no hubiese decidido iniciar el viaje... ¿O era mi destino? Dime
Reenira, tanto que te gusta el destino, ¿este era el que deseabas que
alcanzara?
“Tienes mucho por descubrir”
Me dijiste una vez, alentándome.
Tenías razón.
Creí ver una figura, oír gritos. ¿Julia? No podía ver hacia adelante, no me importaba lo que había allí. Sentí
un temblor. Algo. Algo estaba sucediendo. Estábamos en peligro. Mi
mirada estaba fija a lo que habíamos dejado atrás en algún momento. A la
sala, a lo que fuera que estuvieran debatiendo. No. No era eso.
-
No me importa -comencé a mencionar- ¡No me importa! -grité y nuevamente
me acosté sobre un pared para poder mantenerme de pie- Galahad, lo
siento -regresé al caballero a su pokebola y la sostuve con fuerza.
Intentó salir varias veces pero no se lo permití- No puedo tenerte
fuera. Tampoco esto... -mi mano descendió hasta mi pierna. Debajo de la
falda llevaba todavía aquella liga de cuero marrón, en la que llevaba
unas pocas cosas escondidas. Saqué el cuchillo que tenía desde el día
del show y lo observé por un segundo- No voy a romper sus reglas... las
respeto -arrojé el cuchillo hacia atrás y alguien lo agarró, sin
lastimarse- Tomenlo, o no, hagan lo que quieran con él.
Me volteé a observarlos, a pesar de que no los veía claramente.
-Creo que... posiblemente no nos veamos más
-creo que llegaron a decir algo. Creo que cruzaron palabras. A mi voz
le costaba salir. No quería salir, que era distinto. Lamento antes no
responderles como merecían. A pesar de todo... yo también había
disfrutado su compañía- Pero... -bajé la mirada, incapaz de reconocerlo. Tenía que hacerlo. Los cabos estaban unidos firmemente- Preferiría
que... al noctowl se refirieran por su nombre. Denouement, o Deno, más
fácil. A mi... en este momento no me importa nada de esto... -deslicé la mano, refiriéndome a las figuras apresadas y a lo que había a mi alrededor- Sea lo que sea que esté sucediendo... -tomé aire por última vez- Es grave...¿No? Perdónenme pero... debo ir asegurarme de que mi papá esté bien
-sonreí cerrando los ojos reconociendo la verdad. Mis labios temblaban.
Me di vuelta rápidamente antes de escuchar lo que pudieran decirme.
Avancé
unos pocos metros y caí. Maldije al mundo entero mientras intentaba
ponerme de pie una vez más, sin resultado. Comencé a sentir furia y
golpeé el suelo con los puños cerrados. -¿Zalmak...? Te enojas conmigo por no usar el nombre que me diste y mírate... -susurré antes de dejarme desplomar en el suelo.
Fue
horrible, sentir los pulmones vacios, no se lo deseaba a nadie, bueno,
tal vez a un par de guardadores que ya intentaron matarnos previamente,
pero ahora era más importante tratar de respirar de nuevo, esa voz, era
julia de nuevo, a pesar de nunca haberla visto en persona, parecia como
si hubiera estado con nosotros desde que arrancamos.
Nitta en
particular parecia afectada mientras hablaba, al parecer refiriendose a
lo que significaban las marcas en las paredes, luego de lo que pareció
un sufrimiento intenso logró levantarse, pero no parecia ella misma.
Bajamos
los 10 pisos, hasta el fondo, fue más facil de lo esperado, ni
guardias, ni nada, tal vez al fin terminaria todo, si lograbamos subir
sin que nos descubrieran, escapar sin problemas podria no ser imposible.
-No voy a romper sus reglas... las respeto- Dijo Nitta mientras dejaba atras un cuchillo que tenia guardado, pero, por qué preocuparse por las reglas del enemigo?
Juraria
haber sentido un temblor a lo lejos mientras algunos entraban en lo que
asumia, era el calabozo donde tenian a Julia, o cual sea su verdadero
nombre, supongo que habrá que preguntarle cual prefiere cuando la
saquen.
-Creo que... posiblemente no nos
veamos más. Pero... Preferiría que... al noctowl se refirieran por su
nombre. Denouement, o Deno, más fácil. A mi... en este momento no me
importa nada de esto...- De qué estaba hablando, se referia al Pokemon del Guardador de abajo? Cómo sabia su nom... no... -Es grave...¿No? Perdónenme pero... debo ir asegurarme de que mi papá esté bien-
Quedé
helada, antes de que pudiera reaccionar Nitta habia intentado salir
corriendo, pero tropezó en las escaleras. Yo solo seguia ahí parada,
inmovil -Nitta...-
Un latido, pude sentirlo, llevé mi mano a mi pecho, otro... como podia latir tan fuerte? Di vuelta y comencé a caminar -La Nitta con la que compartí la noche en la posada de Thenardier- Otro latido, otro paso -La Nitta que me llevó al centro pokemon de Lavarre- Otro latido, otro paso, la chica del vestido verde estaba en el piso, dandonos la espalda -La Nitta que me puso un disfraz de Mightiena-
Comencé a rodearla, otro latido más fuerte, otro paso más pesado y con
cada uno, la sensación de que me derrumbaria al siguiente -La Nitta... La Nitta que me ayudó a entender mis propios sentimientos- Mi voz comenzaba a flaquear mientras subia un par de escalones, poniendome frente a la chica en el piso -Era una guardadora?-
El Sínodo nos afectó mucho más rápido y potentemente de lo que creí posible.
Apoyé
una mano contra la pared más cercana, respirando hondo a través del
bloque de hielo que sentía tener adentro del pecho. En alguna parte de
la habitación (o quizá no, quien sabe cuales de todas las cosas que
estaba escuchando eran reales) Nitta gritaba y sentí las vibraciones
cuando su cuerpo golpeó el suelo.
El aire se sentía... mal,
innatural. Abrí los ojos con pesadez y traté de enfocar mi vista
adelante. Nitta se encontraba en el suelo, llorando y gritando y...
El
viento cálido alrededor mío se volvió hostil e inestable mientras más
me acercaba, cómo si parte de aquella tormenta viniera de ella. Creí que
era el único que podía escucharlo, que podía afectarlo. Habló de nuevo,
esta vez sobre... ¿Aquél Noctowl? ¿Y su padre?
Perá, ¿El padre es el Noctowl? pensé, y seguidamente sacudí la cabeza. No, perá, eso es muy boludo incluso para mí. Debe ser el tipo que vimos al lado.
Fue
entonces que la noté a... ella. No podía reaccionar; no sabía como, así
que mi cuerpo empezó a funcionar en autopiloto mientras mi mente se
quedó un poco atrás. Noté el brillo de algo afilado girando en el aire y
sin pensarlo agarré el cuchillo con mi mano libre. Me acerqué hacia
donde estaba lentamente, cada paso que daba agitando el viento que
escuchaba dentro de mi mente. Logró despertarme, aunque solamente un
poco. Me arrodillé frente a ella, sin saber qué decir.
Extendí
una mano a ella, apoyándola en su hombro. Aquella calidez que nos había
dado el Doc volvió por un segundo, y esperé que pueda compartirla con
ella.
//¿Cuantas heridas me curo? Si la skill no está más ignorá esta tirada.// [dice]0[/dice]
-Che... Laur- no, Julia, perdón. -Traté de sonreír lo mejor que pude, aunque me resultó difícil. -Hay alguien que vino a buscarte. Dale, salgamos de acá, ¿Te parece?
Me
costaba seguirle el paso firme a Jaime, quien a pesar de todo se
encontraba decidido. Pero mi resolución y optimismo estaban empezando a
desvanecerse. Aunque me repetía que era solo yo exagerando de nuevo,
estaba cada vez más nervioso. Pánico, sudor frío, ansiedad. Era el tipo
de miedo cuando sabés que algo está mal, horriblemente mal, pero no
sabés qué.
La sensación en un sueño que está por volverse una pesadilla.
Creo
que Nitta también estaba siendo muy afectada por la situación, aunque
hace rato actuaba raro, recién se había desplomado al leer las runas. No
ayudaba cómo los túneles serpenteaban bajo nuestros pies, llevándonos
cada vez más profundo, más al fondo, a lo que se sentía el centro del
Sínodo, de todo.
Entonces se abrió la puerta a la celda. Y la vi.
(Me
había entrenado con el pasar de los años a poder controlar cuándo usar
mi visión. No me molestaban los fantasmas, pero se volvía abrumador, son
energía pura después de todo. Sentimientos. Del mismo modo, no quería
ver las Estrellas de personas que no me dieran su permiso; por modales, y
porque me daba demasiado sobre alguien. A veces si ya tenía
consentimiento, se me escapaba notar los cambios. Me pasaba mucho con
Gabbie, aunque me daba culpa poder leerla tan fácilmente.)
No, me sentí obligado a verla. Clara, sólida, como si cualquiera la debería poder ver. Excepto que esa cosa era todo menos clara y sólida.
No quería aceptarlo, pero sabía que... eso, era su Estrella.
Y nunca sentí tanto terror en mi vida.
Si me sentía ya atrapado cuando escuché las palabras completas de esa profecía, ahora me sentía ahogado.
Ahora sabía qué era lo que estaba mal.
-NO LA TOQUEN!- apenas pude gritar entre jadeos por forzar algo de aire a entrar a mi cuerpo.
(Cuando
había pensado en al fin conocer a Julia, imaginé que obviamente sería
alguien muy particular. Me había preguntado cuál sería su Estrella un
par de veces, como me pasa con todos. Era algo normal para mí, como
preguntarte qué tipo de música le gusta a alguien o qué lugar consideran
su hogar. Son cosas que te revelan una verdad de las personas que nada
más puede explicar.)
Los
bordes de la figura se desdibujaban, mutaba de tamaño, de consistencia,
de forma, de color. Nudos de músculos, ojos, tendones, escamas, pelo.
Un caldo burbujeante de légamo que dejaba vislumbrar cualquier cosa
reconocible para un humano, y un par que no también. Cada unos
instantes, incluso parecía desaparecer por completo, como si ella misma
estuviera en desacuerdo con su propia existencia.
Sentía que iba a
vomitar, casi no podía respirar ante esa presencia. Nunca había
escuchado de algo así. No solo éso no era un pokemon, no era un... algo. Podía sentir el aura de incorrección sofocándome,
violando toda ley de lógica. Como haber dado un paso en una dimensión
en la que no debería habitar, no podría comprender.
Alguien me
agarró del hombro y escuché una voz. Ian? Por un segundo eso fue lo
único real en el mundo, un mundo distorsionado por lo que sea que tenía
en frente.
Me di cuenta que estaba temblando. O todo a nuestro
alrededor estaba temblando? Escuché pasos. Voces. Algo estaba pasando
atrás mío. Pero no le podía sacar la vista a esa cosa.
(La
primera vez que aprendí qué eran exactamente las Estrellas Guardianas,
me pareció ridículo que un pokemon definiera tu destino desde el
nacimiento. Lo que era menos ridículo era cómo se reflejaban en cada
persona que conocía. Por más que los de Etganshe se quejaran de las
suyas, tenían las conexiones más explícitas que ví en mi vida. Debido
sus fallas mayormente, instintos, actitudes que dejé pasar demasiadas
veces. Eran casi una excusa para cómo se comportaba cada uno,
intrínseco.)
Tenía
que haber una conección entre cómo la profecía la hizo sentir, como nos
hizo sentir a todos, y esta cosa, y el estado en que la chica se
encontraba actualmente... no?
Di unos pasos atrás, casi tropezando,
estaba demasiado mareado. Quería ayudar, quería hacer algo, habíamos
llegado hasta acá buscándola, pero ahora sentía que solo estar en el
mismo espacio que ella me iba a.. infectar con esa locura. No, no locura. Ésto era algo mucho más grave, esencial. No podía tocarla. No podía acercarme más. Teníamos que salir de acá, teníamos que alejarnos de--
Al
fin pude despegar la mirada de esa escena y notar la que ocurría del
otro lado de la puerta. Nitta estaba en el suelo. Todos la miraban.
Ibaraki frente a ella, su Heracross con las alas abiertas. La seda que
cubría el Spewpa, hacía unos momentos una simple capa, estaba ahora
completamente erizada. El Togedemaru había sacado sus espinas. El
Oricorio… no querría saber qué estaba pasando por la cabeza de Frost en
este momento. Si cambiara más rápido, se asimilaría a la cosa que había
en el calabozo.
-Qué...?- murmuré apoyando una mano en la pared. -Chicos...?-
El
Gumshoos pasó a mi lado hacia ella, Nico, pero no pude detenerlo, no
pude voltearme. Si tenía que seguir viendo esa cosa por un segundo más...
Todo estaba mal. Todo este lugar, nosotros, ella, y más allá, podía sentirlo, era como si el mundo entero se hubiera torcido.
O
era yo? Creo que me estaba sosteniendo de la pared ahora. No sentía el
cuerpo, me costaba horrores distinguir qué era físico y qué era visión o
sensación.
(Si todo el resto fallaba, si escuchaba su
Carroza, mi abuela me dijo que cierre los ojos y respire profundo diez
veces. El mundo va a seguir ahí cuando los abras, igual pero diferente,
porque vos vas a verlo mejor aunque nada haya cambiado.)
Dejé caer mis párpados, borrando toda imagen exterior. Tomé la primera bocanada de aire, frío y húmedo, con sabor a encierro.
-Vamos a salir de acá.- dije entre dientes al exhalar.
-Queremos ver.-
Dije a los dos unows que estaban frente a mi, el tercer unown se había
quedado con hippie quien parecía bastante movida por todo lo que estaba
pasando, una parte de mi quería ayudarla pero no podía tampoco perder de
foco la misión. Cerré mis ojos mientras sentía como una energía extraña
surgía de mi interior, mis ojos se iluminaron de un brillo verdoso
junto con mis manos mientras los ojos de las criaturas también
brillaban, hora del show. Un torbellino de sensaciones me invadió, frio,
miedo soledad y luego las visiones, el sínodo se abría frente a mis
ojos mostrando todo el camino hacia Julia, pasillos, el juicio,
sarcófagos? Todo ellos apareció revelado ante nosotros llevándonos a la
prisión donde estaba ella aunque no parecía estar sola, había dos
presencias mas, algo en ellos se sentía familiar.
La visión acabo
en ese mismo instante sin que pudiera saber quiénes eran los otros
sujetos, pero estaba seguro que no eran humanos. Caí al suelo algo
mareado, algunas de mis heridas aun parecían seguir cerrándose gracias al doctor,
de verdad le debía la vida al hombre. Todos parecíamos afectados menos
Jamie, sorpresa de la vida supongo. Incluso Hippie parecía llorar junto
con galahad, no entiendo realmente lo que le esta pasando en este
momento, qué es lo que la esta afectado tanto?
El joven del
chaleco comenzó a hablar repitiendo algunas palabras que había oído asi
no mas mientras me concentraba en los unows. “El mundo cambiara de
dueños. Uno a uno vendrán” Es Frase me había quedado dando vueltas
cuando el chico la nombro, cuando sos alguien como yo eso puede
significar muchas cosas, quienes serian esos ellos? Seres de otro plano
como decía mi madre? Algo más? No pude seguir preguntándome ya que el
chico salió corriendo en busca de Julia. -Por favor, va a terminar muerto.-
Me queje mientras me levantaba para seguirlo, me daba enojo dejar las
cosas asi con el resto pero no podía seguir escuchando el juicio.
Corrí
todo lo que mi cuerpo me daba detrás de Jamie avanzando por medio de
los recuerdos que había obtenido por las visiones, el resto del grupo me
seguía detrás, por lo menos si algo pasaba estaban ellos también para
poder defendernos. Me pregunto cuánto tardara el noctowl en mandarnos al
frente con su dueño? Sacudí mi cabeza ante esos pensamientos, no podía
ser negativo en estos momentos.
Me quede un poco más lejos de la
celda de Julia, sin siquiera molestarme en acercarme, el resto podía
encargarse de ella, yo ahora tenia otra persona de que ocuparme. -Qué carajo?-
Mire arriba al sentir un temblor sacudiendo el lugar, De verdad tenía
que tratar de arreglarla, esto se estaba yendo de las manos más pronto
de lo que pensamos. Me voltee al ver cómo ella comenzaba a hablar.
No,
no, no. Todo este tiempo nos estuvo mintiendo? Ughhh, había sospechado
en el gimnasio sobre sus intención espero después lo olvide por
completo, ya incluso no la consideraba una amenaza. Apreté mis puños con
fuerza sintiendo de todo, asombro, enojo, traición mientras a su vez
intento calmarme para que las cosas no se pongan peor. Escucho los
gritos de Yannick sobre julia pero no me puedo ni dar vuelta, mi mirada
esta pegada en Nitta, si es que ese es su verdadero nombre. Podía sentir
como mi sombra se movía de forma cambiante, ella estaba tan alterada
como yo en este instante, quizás por esto era que había vuelto.
-No tan rápido.- Murmuré,
no podía dejarla irse como si nada, más sabiendo que su padre es el
tipo del noctowl, el que sabe que estamos en este lugar. La imagen del
ave se proyecto desde mi sombra hasta la de la chica, como si volara por
el suelo, un puente negro se creo entre ambos mientras algunos hilos
de sombra atrapaban los pies de la hippie haciendo que esta caiga al
suelo. Me saque los lentes mientras me acercaba a ella, toda esta noche
había sido movida para nosotros, sobre todo para mi. La tome de los
hombros ayudándola a sentarse y luego me agache frente a ella, había
dejado su única arma y por su estado no parecía poder huir. Clave mis
ojos en los suyos podía ver como la invadía tristeza y culpa? Casi como
si estuviera rota. Por un segundo tuve que cerrar los mios para no
compadecerme de ella, la misma Nitta que me había salvado la vida esta
noche era parte de la organización que trato de matarme?
Respire hondo mientras trataba de pensar en lo que iba a decir, aun no esta seguro de qué creer. Inocente o culpable? -Quiero saber la verdad, qué tanto sabias de todo esto? Nos engañaste todo el tiempo?- mire con decisión directo a sus ojos, escondiendo que parte de mi se sentía bastante traicionado por ella.
“Los
espíritus de los lagos”, “La leyenda de las aves elementales”, “La
creación de Arceus (tomo I)”, “La guerra de la tierra y el mar”…
Todo contenido religioso de distintas regiones y todo en lenguaje Unown.
Poca información podíamos sacar de ahí. Me refregué los ojos con la
yema de los dedos para poder pensar mejor, al mismo tiempo sentía la calidez del aura del Doc que seguía actuando.
Era un alivio, no solo por la curación sino también porque daba una
sensación de seguridad. Era una seguridad falsa, pero ayudaba a
concentrarse un poco y olvidar que estábamos a diez pisos de un salón
lleno de posibles enemigos. Tenía que agradecérselo luego.
Me
acerqué al borde del balcón para oír cómo iba el juicio. De pronto, esa
voz. Tenía que estar confundiéndome. Fue un día largo y…
“No se está juzgando sus intenciones, Zalmak. O Adario, como por tantos años te haces llamar.”
-Mierda.
No
tuve tiempo de unir cabos. La misteriosa mujer comenzó a pronunciar la
profecía completa y otro de esos viajes psicodélicos nos estaba
golpeando a todos. Ya sabíamos dónde estaba Julia y cómo llegar. Me
sentía mareado, abrumado y sin aire. A mi lado Lando me miraba
preocupado mientras volteaba a ver al resto. Aparentemente esta cosa no
afecta a los Pokémon.
-Estoy bien. Volvé a tu pokeball. - Le
indiqué con el artefacto en la mano, a lo q accedió, aunque seguía
mirándome del mismo modo desde dentro de la esfera.
Jaime dio un
discurso lleno de seguridad (extraño del pequeño sujeto) y se mandó
decidido por las escaleras. Poco prudente, pero ya no importaba mucho,
seguro sabían de nuestra presencia.
El estado de Nitta me
preocupaba. Se había agotado mucho para leer esas runas, además la
visión no había sido de las cosas más placenteras que haya
experimentado. Y probablemente lo haya notado. Tal vez se concentró
tanto en las runas que no lo hizo.
Bajamos pesadamente esa
escalera. Me pareció que era un espiral, no lo sabía. No importaba, el
objetivo de la misión, Julia, se encontraba a metros nuestro. Cansados,
heridos, sin aire, bajamos. No habíamos terminado de poner un pie en la
planta donde estaba la prisionera, que un sismo fuerte se sintió.
Primero pensé que todos los terremotos que intentaron matarnos en el
último tiempo nos estaban pasando factura, pero no, este era diferente.
Se sintió más profundo y no hablaba geológicamente.
Nitta quebró. “Preferiría que... al Noctowl se refirieran por su nombre. Denouement, o Deno, más fácil.”
dijo. Bueno, ya no quedaban dudas. Lo que vi aquella vez que hice el
retrato de Nitta y su Trapinch, Omolon, era cierto: Adario es el padre
de Nitta. Y aparentemente un guardador, cosa que no vi en ningún lado
hasta ahora, lo que explica por qué me puso en contacto con Kabir.
Yannick
ya se había adelantado hasta el umbral de la puerta del salón donde
Julia se encontraba prisionera y gritaba que no la toquemos. Me
preocupaba la chica, pero más me preocupaba la bomba que acababa de
estallar y amenazaba a desarmar al grupo.
Ibaraki estaba también
claramente en shock y le cuestionaba a la chica del Minior si era
guardadora. Frost utilizó alguna clase de técnica similar a la que
sufrió Iba hace un rato en el boliche y le inquirió si habíamos sido
engañados por ella todo el tiempo. No podía mantenerme a un costado más
tiempo.
-Tranquilo, oficial. Ella acaba de enterarse de todo esto
junto con nosotros. Y tranquila - dije mirando a Ibaraki - no es
guardadora.
Todos los que escucharon mis palabras, me clavaron la mirada, como era de esperarse.
-
Sé que esto requiere de una amplia explicación, pero es momento de sacar
a Julia de acá y correr. Algo superior a nosotros está ocurriendo
afuera y no quisiera morir un kilómetro bajo tierra.
Mis heridas seguian mejorando ya estaba recuperando fuerzas.
(cura del doc) [dice]0[/dice]
El
juicio de Julia seguía pero era obvio que iba a terminar en su castigo
sin importar lo que el otro digese ella estaba condenada eso se veía a
simple vista. Será complicado rescatarla de esta zona llena de
personas su conocimiento ancestral les da una clara ventaja, técnicas
que tal vez ni siquiera conozcamos, además de que ellos conocen todos
los secretos de donde estamos tal vez hay túneles secretos de escape que
pueden usar para emboscar.
Esto será complicado pero mantengo la
Calma o eso pensé mi calma duró poco de repente el suelo se empezó a
estremecer del pánico en mi corazón empezó de nuevo.
Miraba al
resto pero era obvio que no estaban acostumbrados a estar bajo tierra.
Yo no tengo ese problema estoy acostumbrado he vivido mucho tiempo
encerrado en un sótano y también antes de eso vivía en la red de túneles
debajo del desierto, pero es movimiento qué es lo que estará sucediendo
esto no se siente natural. -calmense ya pasara relajense y respiren
de a poco - no creo tener habilidadad para calmar a la gente pero espero
que les ayude lo que les digo.
Cada
escalon que bajabamos hacia sentir la presion del lugar en nuestros
corazones. En cualquier momento podriamos ser descubiertos y quizas no
podriamos volver a ver la luz del dia una vez mas, pero estaba preparado
para eso, sabia que era una posibilidad en el momento que acepte la
peticion de Jaime.
Por suerte mi habilidad seguia funcionando,
tendria que agradecerle a mi maestro si volvio a verlo algun dia y
refregarselo en la cara por supuesto y su magnifica melena.
//Healing field// [dice]0[/dice]
Finalmente
estabamos ahi, esa puerta era el lugar que habiamos estado buscando y
tanto nos eludia. Todas las respuestas que buscabamos se encontraban
detras, o eso esperabamos al menos. Y asi como si nada la puerta se
abrio frente a nosotros.
Para mi sorpresa ahi estaba, encadenada,
como si fuera un monstruo, una esclava una cosa que no era humana. Mis
ojos se llenaron de rabia, toda mi vida estudiando al ser humano y que
lo hacia ser lo que es y esta gente le quitaba a Julia todo dejo de
humanidad, esta gente..., no merecian ser llamados gente, teniamos que
terminar con esto.
Entonces Nitta tuvo un quiebre, sabia que
habia algo raro con ella, pero nunca me imagine esto, ella sabia todo
desde un principio o eso era lo que no queria creer al menos. Pero no me
sentia traicionado, todo lo contrario sentia lastima por ella y por
todo lo que seguramente se estaba guardando y la atormentaba por dentro,
tenia preguntas?, claro, pero no iba a hacerlas y tampoco queria. Su
vida era de ella y de nadie mas, ademas yo tambien tenia mis secretos,
no era nadie para juzgarla. Ademas, nos acompaño y ayudo como cualquier
otro, no teniamos nada que reclamarle.
"Quiero saber la verdad, qué tanto sabias de todo esto? Nos engañaste todo el tiempo?"
Iba a responder, pero Kileo se me adelanto y tenia razon no era momento de esto.
Me acerque a ella y puse en cuclillas a un lado de Nico.
-
Nitta no me importa quien seas, ni de donde vengas, sos un amiga y
compañera eso es lo que importa, pero hicimos una promesa de ayudar a
Julia a escapar de aca, y si te vas ahora, incumplirias esa promesa.
Nitta como amigo te lo pido, no hagas eso, terminemos esto juntos.
Me levante hasta Julia e intente levantarla para llevarla fuera.
Tenemos que salir
Suzurraba Jaime. No, no era Jaime. Me costo, pero recupere mi mente por
un momento. Temblaba. Habia mas gente a mi alrededor. Jaime, Jaime
estaba ahi. El real, no el que vivia en mi cabeza. No el que me
suzurraba.
-Julia! Julia estas bien!? - Grito. Thadeo y Regulus
giraron a mi alrededor. Los vi a los otros 3. Estaban con el grupo. Los
otros 3 Unowns que habia encontrado estaban con ellos, todo habia salido
bien...habia funcionado. Mallory, Isaac, Kabir...me habian ayudado. Lo
habiamos logrado...el plan..
Mi plan? No, no era mi plan. Era el plan de...
Tenemos que salir. Jaime. Ese Jaime. No el real...no...
Mi
mente se apago de nuevo. Luche, pero me fue imposible. Me resisti hasta
que...hasta que no recordaba porque me resistia. No tenia porque
resistirme, no? El chico que se asusto grito que no me toquen...algo
lo habia asustado de verdad. Algo genero confusion tambien entre ellos.
Una chica era...una Guardadora? No, no la conocia, no podia ser del
Sinodo, no habia acolitos nuevos desde hace unos años. Ah...Adario...el
Guardador de Johto...sabia que tenia familia, muy poco convencional para
los mienbros de nuestra sociedad. Era una de las tantas cosas a las que
Akhshara se rebelo tambien. Akshara, quien separo a los Guardadores en
dos facciones, quien trajo la guerra tambien a esta sociedad. Quien hizo
una alianza con Neron Gautier.
Dos de los compañeros de Jaime
se acercaron pese a las advertencias del chico de la campera...uno
parecia bastante llamativo con su ropa, el otro tenia una expresion de
genuina preocupacion...vi ese rostro antes en muchos de su profesion. Un
medico, eh. El muchacho me levanto en brazos, aunque pude haberlo hecho
por mi cuenta, ahora que...si, lo podia sentir. Habiamos salido. No
necesitaba mas...
-Estamos bien...- Le dije al chico de cabellos blancos, poniendome en pie. Jaime se paro delante mio con su mirada de preocupacion...y...
-CORRAN. - Recupere mi mente por un momento. - Afuera! La ciudad...ya vienen! -
Me resisti cuanto pude, agarre la mano de Jaime por un momento que me
habria gustado que dure por siempre. No fue solo la expresion de cariño
que esperaba hace dias poder darle...
-Que...?
- El muchacho miro su mano luego de soltarla. Pobre...lo estaba
sometiendo a algo para lo que nunca debio estar preparado. Mientras mi
mente me abandonaba de nuevo le sostuve la mirada. El me miro y luego
miro las dos DuskBall que le habia entregado...junto con la daga de
metal brillante...
Los
entrenadores se quedaron en la entrada de la catacumba cuando la chica a
la que llaman Julia desaparecio, engullida por lo que les parecio que
fueron tentaculos de luz. La situacion no tardo en complicarse a un mas
cuando notaron que un grupo de acolitos de los Guardadores habia
llegado, seguido de un segundo temblor que esta vez agrieto las paredes
de la basilica enterrada. Jaime cayo de rodillas agarrando la daga
plateada que la chica le habia dado en su ultimo momento de lucidez.
Nitta
aun en las escaleras con Ibaraki a unos pasos tambien se detuvo al
sentir el temblor. La preocupacion por la gente de arriba aumento cuando
escucho gritos y corridas en la sala de arriba. Kileo habia intentado
calmar a la chica rubia pero sus palabras fueron se anularon por el
panico de los acolitos corriendo espantados una vez que la chica de la
celda desaparecio. Instintivamente los entrenadores corrieron hacia la
sala superior al sentir un nuevo temblor, Nico tuvo que agarrar a Jaime
del hombro para que este reaccione y los siga.
En la sala del
Juicio, el Sinodo estaba sumido en el caos. Los acolitos corrian por los
pasillos y tuneles, mientras los altos rangos en sus estrados parecian
hacer los preparativos para una evacuacion. Dejaron de hablar cuando
vieron a los entrenadores saliendo de uno de los tuneles inferiores. El
hombre del Noctowl miro a Nitta, lejos de reproche o sorpresa, solo
habia alivio en su rostro. El Noctowl del hombre bajo a donde estaba la
chica, posandose delante de ella, era casi de su altura estando parado.
Un nuevo temblor hizo caerse varias estanterias con varios libros y
biblioratos
-Suprema Sabiduria, solicito el permiso de evacuancion.
- Dijo el hombre de Johto poniendose de pie. La lider de Anistar miro
la situacion con reprobación, pero tambien se puso de pie en su estrado.
-La ciudad se encuentra bajo ataque.
Sea lo que sea que hayan hecho esos entrenadores y...Alyara. Sea lo que
sea que haya ocurrido, la chica es responsable. - La lider clavo su
mirada en los entrenadores y un destello de luz celeste la rodeo. La
mujer aparecio nuevamente con otro fogonazo de luz en medio del grupo. -
Suprema Sabiduria. Estos entrenadores fueron
solo peones. No digo con esto que sean inocentes, pero no fueron dueños
de su destino. - La sacerdotisa de los Guardadores guardo silencio, pero asintio lentamente.- Solicito el permiso de intervencion. La ciudad se encuentra bajo ataque.
- La mujer cerro sus ojos mientras una UltraBall levitaba a su lado. -
El Lider de Santalune y el Lider de Lumiose estan combatiendo en la
Avenida Estival.
-Los Ocho escudos de Kalos. Comprendo, tiene mi permiso de...-
Unas palmadas interrumpieron las palabras de la sacerdotisa. Una figura
femenina bajaba las escaleras principales. Por un momento temieron ver a
Julia nuevamente, pero la persona que bajaba sonreia y su cabello rubio
y ropa negra elegante ondeaban con cada paso que daba de una forma por
demas elegante.
-Akshara. Guardadora del mundo exterior. - Murmuro la Lider de Anistar.
-Se van tan pronto? Alryn? Zalmak? Sacerdotisa Endru?
-La mujer no venia sola. detras de ella venia caminando un hombre muy
entrado en años, con un traje color vino muy elegante y un baston dorado
con encastre de plata.
-Padre-
Dijo Jaime mirando al hombre. Neron Gautier sonrio a su hijo. Habrian
sido parecidos de no ser porque aquel hombre entrado en años carecia de
brillo en los ojos, asi como su sonrisa retorcida marcaba decenas de
arrugas que Jaime aun no tenia. Los entrenadores intuitivamente se
pusieron en guardia al ver al hombre que habia intentado matarlos varias
veces delante de ellos, sonriendo, vistiendo elegante. Parecia incluso
fragil en comparacion con muchas personas con las que habian peleado en
esos dias.
-Hijo..veo que no sos un
completo inutil como pensaba. Pero claro, algo mal tenias que hacer,
ahora por favor, permitime que me encargue de esto, prometo que tu vida
no va a correr peligro. Al menos hasta que todo termine. -
-No tenemos tiempo para tus traiciones, Akshara.-
Siiva, la Guardadora con la que habian combatido en aquel callejon,
estaba junto con los recien llegados tambien. La Lider observo con
paciencia y tuvo que observar severamente a los entrenadores para que
ninguno se lance al ataque.- No es momento- Les suzurro.
-En eso estamos de acuerdo.-
Dijo la guardadora de Guerra haciendo una reverencia a los entrenadores
y a sus superiores en los palcos. Un nuevo temblor asalto el lugar,
algunos candelabros cayeron desde los pisos superiores. - La ciudad esta
bajo ataque, no hay tiempo para nada de esto. - Sacerdotisa Endru, es
inutil seguir negandonos a intervenir. Tenemos un plan. - La Guardadora
miro a la Lider de Gimnasio, que asintio con cansancio. Sus ojos
brillaron y pronto los jovenes tuvieron que cerrar los ojos.
Vieron
la ciudad, cada punto y entrada estaba siendo atacada por criaturas que
no llegaban a reconocer. La gente se refugiaba donde podia. Varias
grietas o portales habian quebrado el cielo, por donde salian estas
criaturas de otro mundo. Eran blancas y con apariencia pura. Angeles
atacando como demonios. Arrasaban la ciudad. Los jovenes vieron como en
varios puntos la gente se defendia como podia. Yannick pudo ver con
temor como la peluqueria donde habian estado hace solo unas horas si
habia sido blanco de un ataque, con las vidrieras destrozadas. Debbie
era arrastrada inconciente por su ex novio entre los escombros de su
departamento cuando fueron interceptados por una de estas criaturas. La
vision cambio, y ahora veian como Blake, el lider de Lumiose luchaba
codo a codo con Samuel manteniendo a raya a una criatura mientras
trataban de poner a salvo a algunos ciudadanos en un subterraneo. Jerome
caminaba cubriendo a Epiphone mientras sus guardaespaldas caian
evitando que sean alcanzados por varios ataques de las criaturas. Vieron
un destello de luz cruzar la ciudad e impactar contra la plaza central.
De aquel destello salio la lider de Laverre acompañada de un Clefable,
quien asumieron la habia teletransportado hasta ahi.
La vision se apago con un nuevo temblor.
-Soy
la Guardadora de Guerra. Esta es mi area. La prioridad es asegurar la
ciudad en cada flanco posible. Los Lideres se van a encargar de cubrir
las fronteras. Alryn, solamente vos podes crear una barrera tan fuerte
para toda la ciudad y evitar que esas cosas salgan de Lumiose. Y
ustedes.- La Guardadora miro a los entrenadores.- Se de lo que son capaces, asi que ustedes van a combatir, o morir.
Mire
con enojo al chico pintor, él también sobre esto y nunca nos dijo nada?
Aunque sea una advertencia mínima. Quería seguir discutiendo sobre el
tema pero el grito de julia me llamo la atención. -Vamos a seguir después con esto.-
murmure mientras me dirigía a ellos, los hilos de sombra que sujetaban a
la chica retrocedieron y nuestras nombras se separaron.
Camine
rápido hasta la celda, Julia lucia muy extraña como si no fuera humana,
sus movimientos, su rostro, todo había perdido rastro de la chica que
habíamos visto en las visiones por un segundo sentí realmente miedo, no
quería estar cerca de algo asi. Jamie parecía el más cercano a ella,
sosteniendo dos pokeball, debía de ser de los unowns que flotaban en la
celda. No tuvimos tiempo de reaccionar que uno de los miembros de los
guardadores nos gritaba, parecía estar asustado de Julia, la muchacha
solo lo miro antes de que unos tentáculos blancos comenzaran a surgir de
ella -Todos, atrás!- Grité al mismo tiempo que la muchacha desaparecía devorada por ellos.
La
situación se había ido al carajo, gritos se escuchaban de todos lados
junto con pasos de gente corriendo desde arriba, teníamos que irnos de
este lugar de una buena vez. Otro temblor sacudió al sínodo y
rápidamente salimos corriendo hasta la parte de arriba, corríamos más
riesgo quedándonos acá que en la sala del juicio, a esta altura ya era
inútil molestarnos por pasar desapercibidos. El lugar también era un
desastre, los acólitos corrían de un lugar a otro mientras los jefes
parecían estar preparando un plan para lo que sea que estuviera
sucediendo. Me frente al resto del sínodo con mis compañeros mientras
los mismo que habían intentado matar a julia debatían qué hacer, el
padre de Nitta había sugerido comenzar a evacuar, lo que sea que
estuviera pasando era demasiado peligroso para todos nosotros y
claramente el tipo quería salvar a su hija, es lo que mi madre hubiera
hecho conmigo.
-La ciudad se encuentra
bajo ataque. Sea lo que sea que hayan hecho esos entrenadores
y...Alyara. Sea lo que sea que haya ocurrido, la chica es responsable. –
Dijo la líder del gimnasio mirándonos a nosotros, dos segundos después
un fogonazo envolvió a la mujer y apareció entre nosotros, en otro
momento me habría sorprendió pero a esta altura ya todo es posible. La
mujer volvió a dirigirse contra la sacerdotisa tratando de disminuir
nuestra culpa en el asunto o por lo menos eso parecía. - El Líder de Santalune y el Líder de Lumiose están combatiendo en la Avenida Estival.-
Asi que ahí la guerra ya arrancó, ughh no tenemos mucho tiempo para
prepararnos, de hecho no tenemos nada, hay que apurarnos. Ya sam y Blake
están luchando afuera.
La líder de los guardadores parecía estar
preparándose para actuar cuando unos aplausos la interrumpieron, una
mujer rubia bajaba por las escaleras junto con… fruncí el seño al ver al
tipo, el parecido era más que evidente, no me cabía duda que estábamos
frente al idiota de Neron Guthiere. La guardadora que había enviado a
los que trataron de matarnos, junto con el tipo que varias veces también
lo intento. Tome una de mis pokeball listo para luchar de ser
necesario. Siiva también había aparecido en el lugar, me pregunto si
Kabiir e Isaac estarán por aca. -No es el momento.- Susurro
la Lider de gimnasio, es verdad, si la ciudad esta bajo ataque no
podemos perder tiempo matándonos entre nosotros, mejor hacer que las
cosas de afuera acaben con el viejo idiota ese, accidentes pasan, no?
Akshara
comenzó a hablar nuevamente, explicando como tenia un plan, intercambio
miradas con la mujer de ojos de color y esta comenzó a emitir un brillo
que ilumino todo obligándonos a cerrar los ojos nuevamente. Una oleada
de visiones nos sacudió a todos, la ciudad, grietas por todos lados y
criaturas blancas saliendo de ellas atacando a la personas. La gente
corria a refugiarse mientras otros luchaban como podían. La peluquería
de la ex de yannick destrozada, también debbie siendo atacada junto con
su ex. Blake y Sam luchando para salvar gente, Epiphone huyendo junto
con el tipo de pelo plateado. Mallory llegando a defender el lugar.
Todos ellos estaban ahí afuera, no teníamos tiempo que perder.
-Y ustedes, se de lo que son capaces, asi que ustedes van a combatir, o morir.-
-Supongo que puedo dar por concluidas mis vacaciones.- dije mientras me estiraba, ya es hora de que vuelva al trabajo. -Morir nunca es una opción para este grupo.-
Saque mi placa de mi bolsillo y la acomode en mi cinturón, ya no podía
seguir siendo un civil, era hora de volver a cumplir mi deber.
Oficial Nicholas Frost
Hora de prepararnos, me di vuelta y mire a mis compañeros. -Bueno señores, tenemos una nueva misión, no morir.- Dije al resto de mis compañeros, no podíamos estar dudando en estos momentos, solo íbamos a terminar muertos si lo hacíamos. -
Entiendo lo que todos deben sentir en estos momentos pero vamos a tener
que dejar determinados asuntos para más tarde, cuando no estemos por
perder nuestro propio mundo, hay gente allá afuera que nos necesita.-
Camine
hacia Yannick, el muchacho parecía bastante sacudido por lo que estaba
pasando en estos momentos. Saque la pokeball de Hollow junto con unos de
los caramelos que nos había dado Epiphone en su momento. -
Se que quizás no sea el mejor momento y entiendo que estes preocupado
por ella, pero te voy a necesitar aca, concentrado con nosotros.- Tome su mano y le deje la pokeball en ella junto al caramelo. -No confió en nadie más que en vos para esta misión, después de todo sos mi roomie.- Dicho eso deje al chicos y me acerque a los guardadores que tanto nos habían querido matar.
-
Nosotros no sabemos si Julia hizo algo o no, lo único que queríamos era
encontrarla. Todo esto y cuan involucrada ella estuviera no fue nunca
parte de nuestra obra. - Explique mientras miraba fijamente a la sacerdotisa. -
Pero, lo que si se es que si ella hizo algo, la respuesta esta en esos
Unowns. Vamos a ayudar como podamos dejando de lado nuestras diferencias
pero cuando esto termine nos iremos, lo que ustedes hagan con su
sociedad no es nuestro asunto.-
Me aleje unos metros de los guardadores y me acerque a L, el unown que me había quedado de Julia. -Los necesito a vos y a tus amigos.-
Le indique al pokemon, la criatura me asintió con la cabeza emitiendo
una especie de sonido, los otros 4 parecieron responder ya que todos
comenzaron a roderarme. -Quiero saber la verdad de lo que hizo Julia, necesitamos saber qué descubrió y si supo como podíamos detener esto.-
Extendí mis manos mientras cerraba los ojos nuevamente invocando mis
poderes desde adentro mio, aferrándome a ellos como si fuera lo más
natural del mundo, sin siquiera preocuparme. - Muestren si saben como cerrar el cielo.-
No
pude evitarlo; solté la mano de Julia cuando ví... esas cosas. Por
primera vez desde que puedo recordar sentí el miedo invadir mi pecho
cómo un gas venenoso que se extendió hasta mis brazos. Julia se escapó
entre mis dedos y los del Doc. Me congelé al ver el aire vacío en frente
mío.
-Está todo bien Maxwell, la vamos a encontrar. -Le puse una mano en el hombro, mi voz no muy firme. -Dale, los demás nos necesitan.
El
Sínodo se había vuelto un caos. Los que habíamos visto en el centro la
primera vez que entramos empezaron a discutir la situación mientras el
hombre de la hermosa capa escuchaba, no muy lejos de... Nitta. Me reí,
no pude evitarlo. Dios, sabía que era ciego pero ¿Cómo no lo había visto
antes? No, no era solamente la cara y el pelo y la expresión que
llevaban. Pude sentirlo una vez que me les acerqué.
Aquél hombre llevaba la misma tormenta dentro suyo que Nitta.
-Buenas, señor... eh... señor Nitta! -Lo saludé con una sonrisa, tratando de pretender que todo estaba bien -Sé que no es el momento y todo eso, pero por dios después me tenés que decir donde compras tu ropa.
Se
giró hacia mí, con una expresión particular. ¿Había estado hablando con
Nitta antes de que me acercara? Ah, y me había olvidado de presentarme
también.
-Ah cierto... mucho gusto, soy
Nico: street performer extraordinaire. -Me puse una mano en el pecho.
-Vengo viajando con su hija y los demás de este grupo hace unos días.
Debería estar orgulloso de ella; nos ayudo a salir de más quilombos de
los que podría contar.
El suelo se sacudió de nuevo, y fue
entonces que llego... ella. No solía ser rencoroso, pero esta forra nos
las había dejado difícil y casi mató a Lup y Taako. Aun así parecía
estar de nuestro lado ahora, y nos dijo que la ciudad estaba bajo
ataque. Entonces se volteó a mirar a la líder de gimnasio.
-Esperá, bajo ataque de q...
No
pude seguir. Muchas imágenes volaron en frente de mis ojos, robándome
el aliento. Ví cada una de ellas con horrible detalle, y una ves que
volví a la realidad no pude moverme ni hablar por unos segundos. Tenía
los ojos abiertos cómo platos y podía sentir algo frío y aplastante
alrededor mío. Mi viento empezó a desvanecerse...
-Mi ciudad...
Si
bien había visto todo lo demás (la tienda del ex de Yannick, Sam y
Blake peleando, aquellas... cosas), nada me produjo tanto horror cómo
ver toda Lumiose bajo ataque. Me costó un esfuerzo impresionante el
respirar de nuevo. Cerré los ojos y traté de calmarme. Luego de eso me
giré hacia mis compañeros, mi voz débil pero más seria de lo que jamás
lo había sido.
-Todos tenemos razones diferentes para pelear, e imagino que para ustedes es por... otras personas. -Sonreí con tristeza. -
Pero para mí... no tengo familia. No tengo amigos ni pasado ni... nada,
excepto esta ciudad. Lumiose es el único lugar en el mundo que siempre
me aceptó como soy. La primera vez que llegué acá escuché a la ciudad
susurrándome a través del viento que... que si podía sobrevivir,
entonces era bienvenido. No voy a... -Tragué con fuerza, cerrando mis ojos por un segundo.
-No voy a dejar que lastimen el único lugar que me hizo sentir querido.
Y no voy a dejar que los lastimen a ustedes tampoco; ya que son casi
tan buenos como esta ciudad.
Les guiñé el ojo al decir eso
último, para que entendieran que era broma. En ese momento, sin que
siquiera la toque, la Pokebola de Lup se abrió y de la explosión de luz
salió mi vieja compañera. No necesité ser psíquico para leer la mirada
que tenía; era la misma que la mía.
-Lulu... -Le sonreí con dulzura, sabiendo muy bien cómo odiaba ese apodo. -Una última vez... te pido que seas mis alas.
Lup
se cruzó de brazos, su plumaje ya empezando a arder, y me dedicó la
sonrisa más salvaje que jamás había formado. Se la devolví con gusto.
-Nitta...-
Un temblor más fuerte que los anteriores me interrumpió, y esta vez era
serio, las paredes se resquebrajaron, y pudimos comenzar a escuchar
problemas arriba. Pero... Habia algo peor, aca abajo... La puerta del
calabozo se abrió y pude alcanzar a ver a lo que habian entrado y...
Qué
habia pasado? No podia escuchar nada, mi corazón latía a mil, parpadee
un par de veces, respiraba agitada, me di cuenta de que ya no estaba
parada frente a Nitta, estaba tirada en la escalera, contra la pared,
Mint estaba en frente mio, mirandome, parecia estar hablando, pero no
escuchaba lo que decia. Lentamente el sonido volvió...
Miré mis
manos, mis marcas habian aparecio, no como las otras veces, no ardian
como quemaduras y no parecian sangrar, de hecho, no parecian tan
marcadas, salvo cuando sentia un palpitar en mi corazón que resonaba por
todo mi cuerpo y las marcas parecian reaccionar. Me puse de pie con
ayuda de Mint -Estoy... Bien-
Subimos
mientras lograba recuperar la compostura, Mint me ayudó a avanzar hasta
el hall donde nos encontramos con más gente de la que habriamos
querido, el hombre del Noctowl, el pokemon era imponente, Denouement, se
puso frente a Nitta y pude ver que era más alto que yo, no es que eso
fuera una hazaña, pero ahora teniamos otro problema, entrando por la
escalera principal, viejos enemigos y el mismisimo Nerón Gautier, el
padre de Jaime, que ya habia intentado matarnos más de una vez, Siiva,
otra cara que me gustaria que perdiera un par de dientes.
Mientras,
nos mostraron lo que ocurria afuera, un caos, qué eran esas cosas,
estaban por todos lados, no podian ser pokemon, incluso los pokemon más
raros que podia imaginar no se parecian a eso, si hubiera estado frente a
frente de uno de esos sin aviso, no se que habria pasado.
Volvimos a la realidad, donde nos estaban hechando la culpa por lo que pasaba afuera -QUE?
nosotros solo nos subimos a un micro una noche de mierda y terminamos
una semana tratando de evitar que ustedes nos maten, si no hubieramos
salido ese día...- Nicholas me detuvo de seguir hablando y dijo -Nosotros no sabemos si Julia hizo algo o no, lo único que queríamos era encontrarla...-
Nico
por su lado dijo algo que me sorprendió, era... como yo, sin familia ni
amigos, sobreviviendo el día a día, no lo habria creido al ver su
personalidad, alegre y dispuesto siempre a relacionarse con la gente, o
tal vez era esa otra personalidad la que se parecia más a mi?
-Si nunca hubiéramos subido a ese micro hace una semana, tal vez no nos habriamos conocido, no estariamos aca ahora- Me incorporé, no iba a seguir con la cabeza gacha todo el tiempo -Pero si pudiera volver atras, al día que subí por esa puerta y todo se fue al caño...- Tomé la mano de Mint y entrelazando nuestros dedos suavemente, concluí -Lo haria de nuevo-
/Ultima heleada del healing field, estoy en 12 heridas. Menos..../ /11-22-33/ [dice]0[/dice]
Un
nuevo temblor sacudio el lugar y Julia fue secuestrada por una extraña
criatura sea lo que sea su sola presencia parece haber afectado mucho al
equipo.
Yo me pregunto qué era esa criatura en un momento vi a
ibaraki quedar en seco y fui corriendo a ayudar trataba de decirle cosas
pero era obvio que ella no me estaba escuchando en un momento empieza a
reaccionar - ibaraki me tenías preocupado, ¿estás bien? ¿te sientes
bien? ¿te duele algo? ¿"eso" te hizo algo?-
La ayude a
recomponerse y subimos por las escaleras juntos hasta que nos
encontramos con una tenebrosa Visión parece que todos los que conocíamos
afuera del lugar se estaban enfrentando a esas extrañas criaturas lo
más tenebroso fue la aparición del padre de Jaime el mismísimo Nerón
quien tanto nos había tratado de destruir -maldito- se me escapo un
pensamiento lo increíble que lo viéramos así de esta manera tan de
pronto a ese maldito tambien apareció Siva la guardadora de la guerra y
como cual su especialidad empezó a preparar la estrategia y nos preguntó
si ayudaríamos o moriríamos y le respondí --yo te escape de un destino
fatal una vez siempre puedo hacerlo una segunda vez no lo dude señorita-
kaeru y mina que estaba fuera miraba a Siva con firmesa demostrando
estar listo para la batalla.
Mire ibaraki y la tomé de la mano -con vos a mi lado no hay que me vaya a derrotar - y le sonreí.
-
No... no lo soy... -el viento me devolvió aquella voz familiar, aquella
voz que había escuchado formarse, crecer, ganar voluntad propia. Una voz
ahora débil, rota, cargada de una agonía lenta como veneno. Mi hija
estaba dentro del Sínodo y se había percatado de mi presencia. Y de mi
mentira. Denouement la había visto, más de una vez. Desde que nos
informó que estaba en Kalos como parte de su viaje, tanto Sheri como yo
nos preocupamos. “La observaremos de cerca”, le dije en un intento de
tranquilizarla.
-Perdón... pero... -nuevamente, su voz. Parecía
haber recuperado algo de voluntad. Parecía estar dispuesta a dirigirse
hacia aquí- mi papá... me importa.
Cerré los ojos un instante. Me
quedaba menos de la mitad de mi vida por recorrer, y no podía dejar de
ser un buen observador y un mal artífice. He estado velando por ti en
silencio, como siempre. Y las cosas que he hecho para cuidarte,
resultaron en fracaso.
Un nuevo temblor. El caos se desató en el
interior de la sala. Mente jóvenes, puras e incautas, sucumben ante
cualquier alarma. Posé mis ojos sobre la Suprema Sabiduría, que guardaba
silencio. Sentí la mirada heterocromática clavada en mi nuca. Entonces
aparecieron. Ella, y un grupo de personas qué sólo conocía gracias a la
solidaridad del viento. Sus pasos eran torpes pero tercos. Galahad iba a
su lado, ayudándola a caminar. En 20 años era la primera vez que notaba
el aire que rodeaba a aquel ser flaquear. Pero aún así el nudo que lo
ataba a mi hija permanecía firme. Con un sutil movimiento de mi mano
Denouement entendió y salió al vuelo, aterrizando enfrente de ella. Su
imponente figura intimidó a algunos, pero mi hija, en un acto propio de
ella, se limitó a abrazarlo con una fuerza que sobrepasaba su debilidad.
El noctowl torció la cabeza a un lado, al otro. Volteó a verme y
asentí.
-Suprema Sabiduría, solicito el permiso de evacuación
-pronuncié colocándome de pie. La mirada de mi hija y de la mía no
coincidieron. Ella no deseaba observarme. Temía hacerlo. Se apoyaba en
Galahad, como si él fuera capaz de darle la fuerza que requería para
seguir adelante y culminar sus deseos.
El Sínodo iba a
intervenir. Confío en que Alyara tenía buenas intenciones, y al mismo
tiempo, no soy quien para juzgar sus acciones. Involucrarse con una
persona... este mundo está hecho para vivirlo. Somos parte de él y
quienes empujan las manecillas del tiempo y dan forma a lo que nos
rodean. Nuestro objetivo es llegar al fondo de cada conocimiento existente, y resguardarlo, como resguardamos al mundo de él. ¿Hace
cuánto tiempo me empecinaba en cumplir esta tarea? Más allá de lo que
mi memoria puede abarcar. Habré perdido su origen, pero no su causa:
cuidar a mi familia.
Di un paso, otro. El sonido se propagaba por
el aire, potenciado por mi presencia. Mis pies y mi corazón seguían el
mismo ritmo, pesado, dudoso, pero potente. Me acerqué a ella, que
continuaba desviando su mirada. Una interrupción. Presencia poco
deseada. Akshara. Mi viento apuntó hacia aquella mujer listo para
desatar una tormenta, pero mantuve la compostura y nadie que pudiera
leer el aire que me rodeara notaría cambio alguno. Difícil fue ignorar
al sujeto que se jactaba de la inutilidad de su hijo. Más de desprecio,
siento pena por él. Ella... mi hija, parecía no estar interesada en
nada de lo que ocurría. No la reconocí, y nunca me sentí tan culpable.
¿Cómo puede uno reconocerse como padre al provocar semejante desenlace?
Denouement aleteó al percibir un cambio en la corriente que nos unía, y
le sostuve la mirada para darle a entender que había comprendido su
señal. Él no sería para mi lo que era Galahad para mi hija, sin
embargo... No.
La visión era demasiado para ella. Agotada,
incapaz de defenderse, incapaz de detener las imágenes que invadían su
mente, cae al suelo. Y sin embargo, no estiré mi mano para sostenerla,
no pude hacerlo. El “caballero”, como ella lo llamaba, estaba allí para
socorrerla. Un muy pequeño atisbo de sonrisa se dibujó en mi rostro por
un instante. Su tarea era protegerla, y lo estaba haciendo a pesar de
que mis pronósticos estuvieron en su contra desde un comienzo. Y nunca
se lo agradecí, pues es imposible entablar conversaciones con necios. Atajé
con un mano a la piedra cuando se arrojó contra mi, desmedida, deseando
destrozarme, como si hubiese escuchado el ultraje mental que estaba
gestionando contra su ser. Estaba furioso. Primero, porque le había
metido a él, segundo, a mi hija. Podrá ser una piedra que desafíe las
leyes del aire, pero no por ello es inmune a un corriente tan fuerte
como arrojarlo al suelo. Y a un noctowl colocándose sobre su cuerpo,
inmovilizándolo por completo. Sir Galahad, le falta mucho para ser un adversario digno.
Busqué
la mirada de mi hija, pero estaba lejos de mi, concentrada con solemne
silencio en lo que sus compañeros en la última semana decían y hacían.
La última vez que había sentido las corrientes que se originaban en
ella... pude percibir cómo se extendían para acariciar gentilmente a
cada una de las demás figuras, en diferentes niveles, pero ahora, en
cambio, rotaban en un pequeño torbellino que rodeaba su cuerpo,
negándose a propagarse cómo normalmente lo hacía.
Me concentré en
ellos un instante. Era un grupo variado, particular. Algunos definen a
las personas por sus estrellas guardianas, otros, por las melodías que
resuenan con cada movimiento de su alma. En mi caso, me detengo a
percibir las corrientes que los rodean, ya que son cambiantes,
impredecibles, pero perceptibles y sensibles a cualquier cambio. No
acepto definir a alguien por una figura o un instrumento, porque no
admite flexibilidad, no da espacio al cambio, o incluso, a la nulidad.
La
más pequeña destacaba justamente por ello, por el espacio que ocupaba
su cuerpo. Sin embargo, su corriente, se extendía a su alrededor, con un
ritmo lento y constante, pero fuerte y capaz de arrastrarte. Sin
embargo, a veces cambiaba de dirección abruptamente pero luego retomaba
su curso.
A su lado se alzaba una figura alta, pero con rostro
joven, inocente y voraz a la vez. La corriente que lo rodeaba ondeaba
como un mar impasible. Descendía y ascendía y se aproximaba
decididamente hacia la chica más pequeña, en un deseo de rodearla.
A
unos metros, un muchacho de cabello rubio y corto permanecía inmóvil.
La mejor manera de describirlo era... que estaba rodeado de docenas de
ventiscas melodiosas, de aquellas que uno puede escuchar si pone
suficiente atención. Muchos deseos y sentimientos entrecruzados, pero
capaces de convivir al mismo tiempo.
Cerca de él, otro joven, de
melena morena. A sus pies el aire era frío, se condensaba. Invisible,
pero aún así una pesada carga que no podía extraer de su alma. Pero
ascendiendo, tomaba más suavidad, más calidez, incluso, otro color.
Alrededor de su corazón, el aire era más cálido, pero parecía
distorsionarse cuando su mente se lo solicitaba.
Una brisa suave
tomó presencia. La seguí y concluyó en el hombre más alto del grupo. Su
aire... más que una brisa, era una aura, casi como una neblina. Siempre
presente, acariciando al resto, pero a veces, esa misma neblina es lo
que lo lleva a tropezarse.
Un poco más apartado del resto, estaba
el de camisa roja. Su aire era familiar, ya me había encontrado con él,
pero resultaba lejano a la vez. Era una brisa inquieta pero agradable,
como aquellas que se forman al velo del agua de los océanos, viajan por
encima de ellos y golpean nuestros rostros, mientras las admiramos,
reconocemos el camino que hicieron, y lo solas que debieron de estar por
miles de kilómetros.
Fría, pero no helada. Aquella era la
sensación que me generaba la corriente del joven de cabello negro en la
primera impresión que tuve. Una corriente turbulenta, rebelde, pero no
indomable. Me recordaba a un huracán: provocaba miedo, rechazo,
espantaba con sus rápidas corrientes frías, pero en el interior, era
cálido, casi calmo. Era saber por dónde llegar para permanecer seguro a
su resguardo. Y algo más se asomó en él. Una corriente familiar. Era
débil, era un rastro, pero como tal, un rastro con el semejante ímpetu
como para aferrarse a la corriente de alguien más. -¿Leila...? -aquel
nombre salió de mi boca en su suspiro rápidamente borrado por mi propia
brisa. El dominio de aquella mujer... ¿Podía llegar tan lejos?
Y
un aroma dulce invadió mi olfato. El último era una figura delgada y
carismática, especialmente particular. Sus brisas... Ah. Les faltaba
poco, pero parecían ansiosas de poder comunicarse con las mías. Portaban
un aroma cítrico, permanente, a veces dulces, a veces ácido. Su voz hacía lo que su corriente todavía no podía.
¿Señor
Nitta? Evité reírme, debía mantener el protocolo del Sínodo. Y también
contuve un suspiro. Cómo esperaba, mi hija seguiría manejándose por ese
nombre. Terco de mí, también. A esta altura de su vida no debía esperar a
que me hiciera caso. -Estas prendas... están confeccionadas con
afecto -le respondí con mi tono serio y calmo habitual. Recordé el suave
pero a veces veloz viento de mi Sheri, llegando desde Johto, para
comunicarme con ella- Y cargan las voces perdidas en el aire -me referí a
las plumas de mi capa. Cada una de ellas... contenía el resto de
alguien, o algo. De aquellos que quedaron solos y su única forma de
moverse era con ayuda del viento. Yo les ayudaba también- Estoy
orgulloso -respondí al final- Siempre lo estuve.
Sentí una
pequeña distorsión en el aire. Mi hija me estaba escuchando y había
reaccionado a mis palabras, pero permanecía incapaz de observarme, y el
tiempo se agotaba. Cada temblor era como un segundo que transcurría antes de que una bomba detonara. No me dejaba otra opción.
-
Ana -ella se volteó rápidamente a mirarme a los ojos, con exactamente la
misma mirada que portaba de pequeña, cuando gritaba su nombre para que
volviera a casa. Desprecio. Era desprecio, pero cargado de agonía.
Hija...
-Pésimo recurso... -susurró apartando la mirada y arrastrando su molestia en el viento que exalaba de su boca.
-Ana -repetí su nombre, el verdadero, el que nosotros, madre y padre, le habíamos otorgado al nacer.
-
No sigas... -volvió a mirarme, pero pudo sostener sus ojos por más
tiempo. Pude reconocer a mi hija por fin en la mujer que se sostenía
débilmente en pie, frente a mi. Ana o Nitta, era ella y era lo que
importaba.
Y sonreí sinceramente. En cambio ella lloró, se dejó
caer contra mi y me rodeó con sus brazos. Yo, hice lo mismo. Sentí la
potencial tormenta que se alzaba ansiosa en su interior apaciguarse. La
lluvia se manifestó, incontrolable, en sus ojos. Pero era necesario para
que pudiera otra vez reflejar la luz que solamente ella tenía. La luz
que era capaz de irradiar. Contrario a lo que tu piensas, mi querida
Ana, nunca cambiaste por completo. Siempre has sido terca, decidida, de
convicciones fuertes, pero bondadosa, gentil, atenta y sobre todo
perceptiva. Y era momento de que dejara ser quien eras en su máximo esplendor.
-
Sé que debes tener muchas preguntas en este momento -se separó un poco
de mi, para observarme. Se secó los ojos. Nunca le gustó llorar frente
al resto. De pequeña decía que era una señal de debilidad. Ahora, no lo
hace para que nadie se preocupe por ella- Y ahora no es precisamente la
mejor ocasión -con un movimiento sutil de mi mano, convoqué a una brisa
para que desviara de su trayecto algunas pequeñas piedras que se
dirigían hacia nosotros- Perdóname -concluí.
-Sigues siendo mi
padre -me respondió ella, ya más vivaz, sus corrientes estaban
esparciéndose de nuevo, y cálidamente me rodeaban sin que ella supiera-
Tenía miedo -confesó-, de que por estar aquí... tu figura fuera un
engaño. El papá que me acompañó tantas veces, que me sonreía, que me
regañaba cuando realizaba dibujos donde no debía, el que me cargaba
cuando estaba cansada... No voy a negarlo, estoy enojada, y no me siento
cómoda con la idea de... -sentí un muy pequeño remolino formarse
alrededor de su cabeza- cargar con otra herencia más, pero...
-No
-la callé. Ella negó la cabeza y me miró. Ambos sabíamos que no
terminaría ahí- Hija -continué luego de unos segundos- Hay mucho por
explicarte. Nunca te olvides de que mi intención era y siempre fue
protegerte -ella asintió, tomando aire. Su rostro había recuperado
color-- Y... ahora solo puedo rogarte me perdones, por querer controlar
tu destino, atar tu potencial -noté su mirada confundida. Ella no notó
las corrientes de aire que desprendía su espalda- Lo que siempre
quisiste... lo tuviste siempre en ti. Sabes de alas, haz que se alcen, y
libera una tormenta.
Me aparté de ella y avancé varios metros. Noté su confusión a lo lejos, pero así mismo su fortaleza. -
Dejé un mensaje con tu madre -abrió la boca para quejarse, pero la
detuvo- No, no suponiendo lo peor... A esta vieja ave le queda mucho por
volar. Pero aún así, eso no la hace capaz de hacerse escuchar con su
propia voz. Ahora ve, y mantén mi orgullo.
Le di la espalda de
una vez y regresé al Sínodo. Me desprendí de aquel tiempo muerto que
había generado a nuestro alrededor. Adario debía descansar por un rato.
Zalmak desataría un infierno en forma de tempestad.
Lo siento mi hija. Lo siento por haber sido egoísta.
Detestaba
cuando me llamaba por mi nombre. Durante toda la semana había evitado
de toda manera posible tener que enseñar mi identificación. Que
odiara el nombre 'Ana' era una cuestión caprichosa de mi existencia. De
esas que decís, nah, simplemente no me gusta, sin justificativo. Quizá
era que sentía que no iba conmigo, que no reflejaba mi ser. Allí es
cuando Morgana apareció. Y cuando Morgana me sobrepasó, cuando excedió
mis capacidades de manejarlo... Nitta tomó fuerza, y se mantuvo firme,
hasta la fecha. Y planeo que así siga siendo.
Me refregué los
ojos una vez más, mientras veía la figura de mi papá alejarse,
reuniéndose con los demás miembros del alto mando del Sínodo, por
decirle de alguna manera. Tenia razón, luego podríamos hablar sobre
esto... Deno lo siguió, liberando finalmente a Galahad, que en un abrir y
cerrar de ojos se pegó contra mi cuerpo, refregándose entre sollozos de
alegría al reconocerme nuevamente. -Ya, ya... no me empujes, no tengo tanta fuerza todavía. Todavía tenía que apoyarme en él, no por mucho más.
La
tierra tembló sobre nuestras cabezas. Tomé aire. Podía hacerlo.
Requería... más tiempo para comprender las palabras de mi padre, para
repasar cada una de sus acciones durante mi vida, para intentar
encontrarles un nuevo significado... no ahora. Sentí una suave brisa danzar entre mis dedos. Ascendió por mi brazo hasta alcanzar mi oído. Era una voz infantil, aguda, que parecía divertirse con el simplemente hecho de poder expresarse.
“Bienvenida, por fin”
Me dijo. Sonreí. -Debo estar alucinando. Necesito comer. Sentí
varias miradas, y al mismo tiempo, varias corrientes de aire, todas
diferentes. Era una sensación... abrumadora, nueva, pero interesante. -
Bueno... -comencé, algo incómoda, con los brazos detrás de la cintura,
contra mi espalda- Tenemos mucho que hablar. Seré hija de un guardador
pero... antes que eso soy Nitta ¿No? -sonreí. Me volteé- Suprema
Sabiduría -me referí a la mujer con el mayor respeto posible, con una
ligera reverencia de mi cabeza- Disculpe el atrevimiento, pero desearía
poder hablar con mi padre luego de esto. Le estaría muy agradecida si le
permite unos minutos -cerré los ojos, tomando aire una vez más, pero
ahora dirigiéndome al grupo- ¿Vamos?