Me
gustaba este muchacho. No pasaba cada día que alguien reaccionaba de
forma casual a mis comentarios, incluso si lo tomé por sorpresa durante
algunos segundos. Como todos los demás del grupo había un aire
interesante sobre él; algo que me indicaba que quizá prestarle algo de
mi limitada atención no sería mala idea.
Lo observé durante algunos segundos, golpeando el piso con la punta del pie incesantemente.
-Lindo conocerte, Sam. -Le sonreí, haciendo un ademán con la mano. -¿Sos de acá? Nosotros andamos paseando por Lumiose como amig... -Moví mi mirada hacia Frost y su eterna cara de orto. -...compañeros. Teníamos pensado entrar a la catedral esa, ver si hay algo interesante adentro. Si querés podés acompañarnos.
No
imaginaba que tipo de ayuda podría proveernos, pero probar nunca duele.
Los demás parecían haberse puesto de acuerdo en entrar al edificio, y
lo único que faltaba era esperar a los demás del grupo.
Los demás...
-Ah cierto que somos más que los que estamos acá... -Abrí los ojos sorprendido. -Con razon no lo veía al Doc o a Ibaraki, ¿Se habrán quedado allá atrás con los Murkrow?
El
centro pokemon se encontraba abarrotado de gente como era usual, por
eso me sorprendió que aun así nadie quisiera hacer un cambio. Pero no
iba a rendirme tan fácilmente, tenía que seguir intentándolo, quizá
algún viajero, o alguien que recién llegase a la ciudad por otro camino
del que vinimos le interese.
Le pedí a Ibaraki que me esperara unos minutos mientras investigaba un poco.
Me
dirigí a varios entrenadores y grupos intentando convencer de cambiar,
sino conseguia, lo regalaria a alguien dispuesto a darle un hogar.
Lumiose...
curiosa ciudad. Con sus rascacielos, bares, luces, gente, ruido...
Simplemente encantador. Me recuerda muchísimo a Ciudad Castelia. Este
tipo de lugares siempre se van a sentir extraños para alguien como yo
que creció viendo el mar por la ventana. Pero de estos lugares lo
que siempre me atrapa de sobremanera son las tiendas de recuerdos. Si no
fuera porque cargo con una simple valija, me llevaría todo, desde las
esferas de nieve con pequeñas Torres Prisma hasta los calendarios con
fotografías de los distintos peinados de Furfrou para cada mes. Eso
explica porque siempre termino llevándome calcomanías. Igual las amo.
Esta
plaza es divertidamente inspiradora. El rojo vivo de las aves, las
caprichosas manchas en zigzag que pasaban corriendo, el rosa suave que
solo a la vista se podía sentir su blandura. Es como si mi pincel se
moviese solo sobre el lienzo. No tenia idea que era lo que pintaba pero
lo disfrutaba tanto que no me importaba en ese momento. Mi compañero
miraba a los alrededores y me ayudaba en lo que podía. Es el mejor
asistente que tuve jamás. De hecho el único. -¡No! ¡No! Dijimos que
no ibas a lamerle la cara a los turistas.- Lo regañé. Él y sus malas
costumbres... -Pasame mas naranja por favor. Este cielo no para de
cambiar de tonos, no se porq...- Me quede unos segundos recalculando.
-Oh... Oooooh... Amigo mio, creo que es hora de irnos.- Dije mientras
levantábamos todos nuestros petates.
Nos alejamos de la plaza
mientras seguía mirando al cielo, pero ¿cómo podía enojarme con algo con
matices tan bellos y variados? -Ya agregaré alguno de ustedes a mi cabello.- Dije mirando hacia arriba, extendiendo mi brazo. Seguimos
caminando no tan apresurados hasta el punto de encuentro, total, ya se
nos había hecho tarde. Para cuando nos empezamos a acercar, yo seguía
observando al cielo cada tanto.
Nuestro contacto nos miraba
desde lejos. Era un sujeto notablemente alto y notablemente calvo. No
todos tenemos ciertos privilegios capilares. Su piel morena y su
pintoresca vestimenta sugerían que no era de esta región de gente
caucásica en su mayoría y ropa de gala, aunque bien podría ser una
pantalla o que se quedo con su disfraz de la noche anterior. De todas
maneras me encantaba ese look de cortinas y sábanas. Su bijouterie no se
quedaba atrás. Toda esa extravagancia me emocionaba bastante. ¿Qué tipo
de conversación iba a tener con este particular ser?
Me aproximé, levanté mi mano y lo saludé. -¡Alola!
-Umh, no creo que sea conveniente que yo me acerque a la catedral...con eso de las cruces y al agua bendita...- Dijo Samuel, mirando a Nico con complicidad.- Como sea, no tengo problema en acompañarlos, son solo unas calles y tengo compromisos recien por la tarde.- El muchacho comenzo a caminar hacia la zona de las campanadas sonriendo.
Mientras
Mint trataba de acercar al Zubat que comenzaba a alejarse, el resto del
grupo camino hacia la zona de las campanadas. Nicholas usaba el
PokeGear tratando de contactar a Maxwell y a Ibaraki. El Zubat se estaba
alejando, pero luego de las palabras de Mint se quedo revoloteando
cerca del joven, pero algo mas desconfiado.
-Ese
chico tiene una buena mano con los Pokemon eh? Debe ser de las pocas
personas que veo tratando de hacerse amigo de ellos en lugar de
golpearlos. Ah...y como dice mi remera...- Sam se señalo la remera negra con una gran palabra en el medio.-
Soy de Santalune. Bueno no exactamente, soy de Lumiose pero trabajo en
Santalune. Si, tuve que cambiarme el domicilio, politica. Dejenme
decirles que no extraño nada esta ciudad.
Los jovenes se
detuvieron frente a la gigantesca catedral. El edificio tenia llamativas
estatuas en la entrada y en sus balcones, asi como sus extrañas torres y
puntas le daban un aspecto gotico. En el centro de la parte superior,
un vitraux circular representaba distintas figuras legendarias. Habia
varios bancos de madera apostados frente a la catedral, y si bien Nitta
se sentia mejor, decidieron tomar asiento, algunos se sentaron en el
pasto viendo hacia la edificacion. Decenas de personas entraban en el
lugar, otras tantas sacaban fotografias desde afuera. Una persona
vestida con una larga y elegante tunica blanca se acerco a la puerta.
Alrededor de su cuello colgaba un simbolo dorado similar a una cruz pero
con un circulo con cuatro puntas a su alrededor.
-Alguno de ustedes es creyente? - Pregunto Samuel sin mirar a nadie en particular, sentado en el pasto. -Odiaba
estas ceremonias cuando vivia en esta ciudad, creo que son solo una
trampa para turistas, como cualquier otra. Pero bueno, no queria ofender
a nadie en caso de que lo sean.
Un hombre calvo de piel
morena y algo rechoncho salio tambien de la puerta de la catedral.
Llevaba una tunica mucho mas simple que la del hombre de blanco, y
llevaba solo un colgante de madera alrededor de su cuello. El hombre
rechoncho daba indicaciones a un par de asistentes que se dispersaron y
organizaron a la gente en la puerta para la ceremonia, luego regreso a
la catedral pero por una pequeña puerta de madera en un lateral.
Okey,
sabia que Ian no podia estar metido en nada normal. Pero...no, creo que
esta vez se extralimito. No digo que no hayamos tenido problemas
grandes en el pasado, pero creo que nunca nos habian querido matar
tantas veces en tan poco tiempo. No podia definir si Ibaraki me estaba
mintiendo o no, pero lo que me conto junto con lo poco me Ian me dijo,
cuadraba. No podia dejar que el se meta solo en esto, pero sabia que el
no iba a aceptar tampoco que me involucre.
-Osea
que...los estan siguiendo para matarlos y ustedes vinieron al lugar mas
concurrido por entrenadores de la ciudad...bah, de la region?-
Quizas no debi aceptar con tanta naturalidad estos hechos, pero por
dios, donde estaba el instinto de supervivencia de esta gente? Quizas
criarnos en las calles y trabajando para Blake nos habia dado otra
perspectiva de la vidad. Todos somos descartables, hermosa.
Mientras
mis nervios iban aumentando e instintivamente miraba en todas las
direcciones, mire como el doctor hablaba con un grupo de entrenadores
ofreciendoles un Pumpkaboo para cambiar. Si, realmente esta gente no
sabe medir en lo que estan metidos, o me estan mintiendo.
-Te puedo dar un Flabebe...aunque...- Una entrenadora miraba a la calabaza con algo de desconfianza.
-Esa cosa evoluciona cuando se intercambia, aun asi...bueno, tengo un Inkay de sobra.
-Puedo cambiartelo por este huevo, te aseguro que...
-No le hagas caso, este tipo solo quiere sacarse los Togepis de mas que tiene!
Este
lugar estaba lleno de gente sin escrupulos. Pero bueno...teniendo en
cuenta quien es el lider de la ciudad...no me extraña en lo mas minimo.
Al menos los Pokemon se ven bien alimentados. Despeje la cabeza y agarre
a Ibaraki por la manga de su abrigo.
-No quiero ser ruda pero...- Hable en voz baja, sin mirarla a los ojos para disimular- Venir a cambiar figuritas a este lugar fue una pesima idea si es verdad que los estan siguiendo.
- La chica iba responderme, pero el sonido de un PokeGear nos distrajo,
alguien estaba llamando a Maxwell. Intente advertirle que no era seguro
recibir el llamado en un lugar tan monitoreado pero ya era tarde, no me
podia oir cuando comenzo a hablar. Entonces las luces del centro se
apagaron. Las persianas del lugar se cerraron, y la luz roja de
emergencias se prendio.
Ian, voy a matarte yo antes que la gente que los sigue.
Con
que este chico es de Alola, entonces. Alola, region de varias guerras.
Akshara estaria encantada de hablar con un nativo, podria estar horas
hablando sobre las deidades guerraras de aquella region, y mas horas
hablando sobre los ejercitos fantasma de la edad media...recordaba la
viva emocion de sus ojos cuando hablaba de aquellos "ejercitos de los
dioses". Pero divago... no tenia nada que ver conmigo. Mi area de
estudio era menos importante a la historia mundial, pero infinitamente
mas enriquecedora.
-Alola!- Intente imitar el saludo nativo lo mejor posible, esperaba no estar faltandole el respeto-
Lamento interrumpir tus labores cotidianas, mi joven amigo...pero creo
que tenemos un interes en comun. O quizas no, pero creo que nuestros
caminos se cruzan.-
Comence a caminar hacia la Catedral con las manos en mi espalda. El muchacho se quedo donde estaba, quizas algo desorientado.
-Oh que modales. Mi nombre es Kabir, mi joven amigo. No se que es lo que trajo a Lumiose. Dicen que Alola es una hermosa region.
- Saque de mi tunica el paquete que llevaba conmigo hacia ya varios
meses. En parte, era un alivio desprenderme de aquel peso. El chico me
miro extrañado. Era una carta y una vieja DuskBall. Le sostuve la mirada
un tiempo, no era el mejor intimidando gente o dando a entender que
posiblemente tambien nos esten vigilando, esperaba que el chico capte el
mensaje. Pero algo me decia que no.
-Carajo.-
Murmure mientras escuchaba unos ruidos de grito del otro lado de la
llamada, no sé qué estará pasando ahí pero por lo visto no es nada
bueno.Tenemos que apurarnos y terminar cuanto antes aca y quizás
deshacernos de estos pokegear, seguramente el idiota de Jamie nos dio
unos pinchados por su padre. Dios, tendría que haberlo arrastrado con su
brazo herido acá mismo y usarlo de escudo. -Vengan aca, ya y no llamen por nada- dije lo mas calmo posible antes de cortar.
Acaricie
a diana antes de devolverla a la pokeball, si bien me gustaba tener mi
propia arma personal, llamaba demasiado la atención en un lugar como la
catedral, me paré del banco mientras Samuel decía algo sobre odiar la
iglesia y que se yo qué, realmente no tengo tiempo ni energía para
lidiar con un random más.-Bueno, el resto dijo que nos adelantemos para arrancar, están comprado recuerdos.- comente mientras observaba la catedral. -
Mint, no me importa lo que sea que estes haciendo con ese pokemon pero
guárdalo, no podemos entrar a la iglesia con el conde Dracula y su
séquito.-
Espere que todos se pararan para seguir, no quería
que nadie quedara atrás, camine hacia donde estaban yannick junto con
la hippie.-Algo me dice que el doc e ibaraki
estan en problemas, asi que terminemos con esto ya asi podemos irnos a
un lugar mas seguro.- les informe, mire hacia todos lados buscando a ver
si había algo sospechoso acá, fui muy idiota al pensar que quizás nadie
nos seguiría, que rápido te olvidas de tu entrenamiento Frost. -Los
necesito alerta.-
/Percepción + detección para ver si encuentro algo que nos esta mirando/ [dice]0[/dice]
-Yo no,- respondí la pregunta de nuestro guía, -pero una-- eh.. alguien que conozco sí.-
Eso terminó sonando más misterioso de lo que quise. Pero no tenía ganas
de mencionar mis relaciones a todo el grupo, menos frente a un extraño.
La verdad tampoco tenía muchas ganas de preguntarle sobre su
vida en Santalune, si eso implicaba decirle mi nombre a alguien de esa
ciudad, aunque no fuera oriundo. No es que todos fueran así, claro, pero
la actitud de mis tíos cuando los visité, alguna gente en la calle y...
Pensé en el modo que esa mujer me había mirado, después de entrar a la
editorial preguntando por mí, y se había marchado sin palabras al verme.
Cambié mi postura en el pasto, siempre me incomodaba esa memoria, como
si supiera que algo más tendría que haber pasado. No tenía idea qué
significaba, y me molesta no entender cosas.
Preferí hablar con Nitta, me había quedado un tema dando vueltas. -Dijiste que se enoja si le digo "tu pokemon" a.. el...- hice un gesto de "bola" con las manos, hablando bajo. -Cómo le digo?- Definitivamente
no quería ese bicho enojado conmigo, lo vi golpear. A Ehre tampoco le
gustaba mucho que le dijeran así, pero creo que había gradualmente
aceptado ese rol después de nuestro trato.
Frost se nos acercó
después de contactar al doc, mirando alrededor desconfiado, algo había
pasado. Esos dos se pueden defender por un rato, pero teníamos que
apurarnos. -Bueno,- me levanté y saludé al muchacho alto antes de arrancar, -fue un gusto Samuel. Suerte con tus trámites.-
-Venir a cambiar figuritas a este lugar fue una pesima idea...- -Venir a cambiar figuritas a este lugar...- -Venir a cambiar figuritas...-
Sentí
que esas palabras me golpearon como un camión, no queria creer lo que
habia escuchado, intenté controlar mi temperamento, la chica tal vez no
tenia malas intenciones, pero ese comentario no lo podia tolerar.
Apreté
los dientes, cerré el puño con ira, miré a Karen a los ojos, estaba a
punto de golpearla con todo lo que tenia, no me importaba que fuera
amiga de Ian, que estubiera para ayudarnos, no podia perdonar a alguien
que pensara de esa manera.
Barradur se alejó unos pasos de mi, me
conocia lo suficiente para saber que era mala idea acercarseme ahora,
pero algo inesperado ocurrió, las luces se fueron, por un momento no
podia ver nada, luego las luces regresaron, pero solo eran unas luces
rojas muy tenues. Karen seguia en frente de mí, pero parecia no
prestarme atención. Tomé a la joven del cuello de su remera, acerqué su
cara a la mia. -Nunca hablés así en frente mio, los pokemon no son mercaderia de kiosco pedorro- Le dije, mi vos tan envenenada que Cianuro el Skorupi habria sentido nauseas.
Alcé
mi puño, lista para golpear a la chica frente a mí, pero me detuve al
escuchar una voz, volteé para ver que era, era Maxwell que habia llamado
mi nombre, ahora mirandome con una expresión seria. Intercambiamos
mirada por un momento, su gesto de seriedad contra mis ojos llenos de
rabia, aunque ambos sabiamos que no era momento de pelear entre
nosotros.
Solté a Karen, sin apartar la mirada de la del doctor.
Decidí retirarme unos pasos de esos dos, no sentia ganas ni de hablar,
podia sentir mi corazón latir con fuerza, la escasa luz rojiza que
apenas iluminaba el hall no permitia verlo, pero podia sentirlo, eso
estaba ocurriendo de nuevo, o a punto de ocurrir...
Poco
a poco me sentía mejor. Pero sabía que si me quedaba con el estómago
vacío por mucho volvería a empeorar. Quizá si nos ocupábamos o
distraíbamos con lo de la catedral se me olvidaría el hambre. Esperaba
que sí, porque hasta donde yo sé, el agua bendita no sirve de mucho para
estos casos. El mareo me estaba haciedno pensar en idioteces.
Me
senté en el suelo, prefería sentir algo de naturaleza entre tanto
edificio, y pensar un poco en las costumbres que tenía en casa. Sería
agradable no ver ningún edificio a la redonda en este momento... ¿Qué
estarían haciendo todos en este momento? Seguro lo de siempre. Dejé
mis pensamientos a un lado e intenté concentrarme en recuperarme, estaba
demorando al resto del grupo por mi culpa. En eso, Yannick me dirigió
la palabra. Lo miré con curiosidad y luego sonreí ante su forma de
nombrar a mi minior con un pequeño gesto de dedos. -Gala, Galahad,
Caballero, cualquiera de esos está bien. Durante un tiempo mi papá le
decía bola flotante, bah, se lo sigue diciendo cuando se enoja con él
-levanté los hombros pero contenta de contar ese detalle- Antes tenía
otros nombres, pero cualquiera de esos está bien -bajé mi mirada a su
pokebola, no lo había sentido moverse desde antes de salir del callejón.
No estaba teniendo un buen descanso... seguramente no saldría hasta las
nueve al menos, así que podía continuar segura, sin temor a que me
escuchara- Galahad no se considera a sí mismo un pokémon -continué-, y
para mí nunca lo fue, desde un principio -mi mirada se desvió al cielo,
sin pensarlo mucho, recordando los primeros días que pasé a su lado.
Había transcurrido un tiempo, así que el dolor que me provocaba ya no
era el mismo. Podía resistir las memorias del día en que lo conocí-
Detesta estar en la pokebola por eso mismo, así que solo la usa para
dormir tranquilo, como ahora.
Las puertas de la catedral se
abrieron y revelaron a un par de personas. Samuel había consultado sobre
el tema de las creencias, pero a decir verdad creo que ninguno en
nuestra familia se había fijado en ello. La religión tampoco había sido
un tema tan de mi interés, al menos no la religión como se practicaba
ahora o aquella más masiva. Mis intereses siempre habían sido más
bien... ¿paganos y ocultos?
Frost se colocó entre nosotros y volteé a mirarlo alertada en cuanto nos comentó sobre la posible situación del par que faltaba. -
¿Qué? -consulté con un grito irónicamente bajo- Entonces hay que ir a
buscarlos ahora. La catedral puede esperar. ¿No tenemos forma de
asegurarnos qué están a salvo? -me puse de pie de un salto, un tanto
nerviosa. A mi presión sanguínea no le agradó demasiado aquel cambio
brusco de posición- Maldita... -luego de unos segundos me estabilicé- No
sé ustedes -continué susurrando- pero voy a buscarlos- Volteé a ver a
Samuel y le hice un saludo con una sonrisa, intentando disimular la
situación- Gracias por guiarnos, no hace falta que nos acompañes más.
Iré a buscar al resto -y dicho esto, me di vuelta y partí con paso apresurado, casi corriendo.
Tenía los panfletos, tenía forma de guiarme. Y cualquier cosa, Galahad
estaba allí para ayudarme. No era lo mejor en mi estado, pero la
desesperación lleva a las personas a sacar fuerzas de dónde la tienen
escondida.
Maxwell por su cuenta podría estar bien, supongo...
Pensé en Salem y su pocas habilidades de combate y su tendencia a
mandarse a hacer cosas peligrosas. Sí, estaría bien. Pero Ibaraki era
quien más me preocupaba. Tenía una fuerza de la que yo carecía, pero era
joven, y necia, y eso podía costarle la vida.
Había
encontrado un grupo dispuesto a cambiar, estaba feliz, pero triste al
mismo tiempo. Los entrenadores no parecía que fuesen muy atentos, pero
bueno la realidad es que necesitamos diversidad de aliados nuevos.
Varios
entrenadores me ofrecieron pokemon y uno me ofreció un huevo, sin
dudarlo lo tome, era un pokemon de johto después de todo o lo sería al
menos. El huevo era muy pequeño más de lo normal, esperaba que fuese
sano.
Me dirigí donde estaban mis compañeras y el gear sonó, pero
cuando quise atender todo el centro se cerró y las luces se apagaron.
¿Que estaba pasando? ¿Era el gear?, ¿nos estaban siguiendo?, ¿o no tenía
nada que ver con nosotros?
Igualmente al llegar Ibaraki sostenía
a Karen de la ropa, dispuesta a golpearla. Revolee los ojos, un segundo
me fui, un segundo.
-¡Ibaraki!- le grité- deja a la pobre y ponete en guardia, no sabemos qué pueda pasar
Inmediatamente me puse en alerta, teníamos que estar preparados
Samuel
terminó siendo mucho más simpático de lo que esperaba, casi lo
suficiente para que considerara agregarlo al grupo. Lamentablemente
parecía que el joven tenía otros asuntos de los cuales encargarse, por
lo que tendría que esperar para la próxima. Antes de irse le echó una
mirada extraña a la catedral y nos preguntó algo que no esperaba.
-Pfft, ¿Me estás mirando? -Me reí, negando con la cabeza. -Ni
se en que día estoy Sam, no podes esperar que tenga el carácter para
algo cómo la religión. Admiro la gente que tiene la suficiente pasión
cómo para construir esto en el nombre de sus dioses. -Levanté la mirada hacia la hermosa arquitectura de la catedral, sonriendo. -Pero ese es un asunto que preferiría dejarle a los demás. La única diosa que me interesa es Lady Luck.
Nos
despedimos cordialmente, mientras cerca nuestro Frost parecía estar
teniendo problemas con el Pokegear. ¿Algo había pasado donde Doc e
Ibaraki estaban? Antes de que pudiera preguntar él y Nitta se pusieron a
discutir sobre algo; y la chica salió corriendo en otra dirección,
bastante agitada.
-Ah... eso podría complicar las cosas. -Observé, rascándome la mejilla. -Oh bueno, estoy seguro de que ellos pueden manejar lo que esté pasando allá. ¿Vamos adentro?
Creo
que los demás notaron que no estaba siendo completamente sincero. Aun
así, habiamos caminado mucho para llegar a este lugar y me daba pereza
tener que volver, estando parado en frente de las puertas.
Los demás probablemente podrían manejar lo que sea que pase alla. Y si no... bueno, habría tiempo para sentirse mal después.
El
hombre pintoresco respondió con el saludo tradicional de mi tierra.
¡Hasta movió las manos creando un arco como se acostumbra! Se nota que
es alguien culto. Eso me agrada. Se presentó como Kabir y
ciertamente era alguien particular en una ciudad como esta, así que
preste atención a cada una de las palabras que salieron de su boca.
Sabía que en cualquier instante iba a decir algo que me abriría las
puertas hacia una nueva aventura, esas llenas de emoción, peligro y lo
que busco en cada uno de mis viajes: inspiración para crear cosas
hermosas. Tanto divagué con la posible aventura que no note que comenzó a
caminar, hasta que mi heatmor me empujó un poco. Rápidamente me puse a
la par de él.
- Alola es hermosa pero la frecuento poco
últimamente. Soy un espíritu libre que trata de recolectar la belleza de
todas las regiones.- Le dije, mientras abría los brazos como para
simular que abarcaba toda la región. Una pena que estuviésemos en
callejón. -Y no se preocupe por mis labores, siempre estoy dispuesto a
asistir a quién requiera de mis habilidades.
Luego de eso sacó
un paquete, parecía una pequeña caja de cartón. Cuando la abrió dejo ver
dos objetos: Una pokeball negra y verde (bella combinación por cierto) y
una carta un poco maltratada. No entendía bien de que iba todo pero ya
quería respuestas. Intercambié miradas con compañero tipo fuego quien
comprendía tanto como yo del asunto en el que nos estábamos metiendo.
Kabir me dio a entender que no era un juego.
- Ok, ya tiene mi
atención.- Le dije ya en un tono mas serio- Ah, por cierto, yo soy...-
Por desgracia el sonido del aleteo de varios murkrows que salieron de
golpe no dejaron escuchar lo que dije.
El
zubat parecía aún tímido y tenía desconfianza y le dije - tranquilo
solo quiero que seamos amigos y es más fácil llevarte así pero si no te
gusta la ball solo te meteras una vez y siempre estarás libre quieres- espero no causarle molestias con lo que le propongo.
El
guía nos preguntó sobre nuestra postura ante la religión y la verdad no
sabía que decirle para suavizarlo - la verdad nuestro mundo es un
carcaron sin alma donde solo se alaba al poderoso nuestra existencia de
brevedad y trágedia solo trae desesperación cuando vivimos. Son pocos
los que hacen historia y envés de seguirlos los alabamos sin seguir lo
que nos dejaron interpretando lo que nos gusta y nos da beneficios en
otras palabras la religión es simplemente darle significado a nuestras
inutiles vidas creyendo en algo superior creyendo lo que ello nos dejan
creer.- me quedé en silencio mirando al piso y dije -lo siento pero
cuando rezas bañado en tu propia sangre, sin lágrimas por qué lloraste
tanto que te quedas seco ya no crees en algo superior que pueda
salvarte.- seguia mirando al suelo.
Nitta
habia salido corriendo. El resto de los entrenadores seguia en camino
hacia la catedral, con Nicholas mirando con algo de desconfianza a su
PokeGear de tanto en tanto. Ninguno de los presentes intento detener a
la chica, debido a la gran velocidad que tomo. Quien corto el silencio
fue Mint, respondiendo de forma bastante seria la pregunta de Samuel.
-Umh...creo que podria sentarme a debatir horas sobre creencias con vos, quizas alg...hey- El muchacho se quedo mirando en direccion a donde salio corriendo Nitta hace unos segundos- Su amiga no se sentia mal? No creen que es peligroso dejarla sola?
-. El muchacho comenzo a seguir a la chica algo preocupado, esperando
que el resto del grupo lo acompañe, cosa que no ocurrio. -Que le pasa a le gente de esta ciudad?- Murmuro mientras se alejaba tratando de seguir la direccion de Nitta.
El resto de los entrenadores se agruparon junto a varios creyentes entrando en la catedral. El
sonido de los canticos y los instrumentos pronto tapo el sonido de la
ciudad. Todos los asientos de la catedral estaban tomados por varios
turistas y creyentes. Habia sacerdotes y monaguillos entre los pasillos
pidiendo donaciones y ordenando a la gente para que se ubique en los
distintos palcos. Si bien seguia lleno de gente, el lugar tenia una
atmosfera completamente distinta. La catedral por dentro era inmensa,
varios palcos y pasillos con columnas se extendian hacia la parte
superior. Un gigantesco vitraux colocado justo detras del altar
principal daba a quien este parado en el medio una luz imponente, que
podia verse desde los bancos de la planta baja como desde los balcones y
palcos de arriba. Los entrenadores fueron guiados por un pasillo
rodeado de columnas que conducia a dos escaleras de marmol, en la base
de dichas escaleras habia dos estatuas de mas de dos metros de criaturas
legendarias. El pasillo seguia de largo saliendo del edificio principal
y llevando hacia el lado externo de la catedral. Detras de la sala
principal, los entrenadores vieron que el pasillo los llevaba a un patio
al descubierto, rodeado de columnas. El lugar si bien era hermoso y
lleno de plantas, estaba bastante despoblado en comparacion.
En
el lugar se podia dejar de escuchar el ruido de los canticos, asi como
tambien se podia dejar de oir el sonido de la ciudad. Era una especie de
oasis en todo aquel lugar. El patio era bastante amplio y lleno de
estatuas muy bien logradas. En su mayoria mostraban criaturas
legendarias, solo algunas mostraban figuras humanas. Varios arboles y
plantas rodeaban el lugar. Los pasillos que daban al patio eran
recorridos por varios turistas, pero el patio solo estaba siendo ocupado
por uno o dos monjes en su asunto. Uno de ellos era el hombre rechoncho
que habian visto organizando la entrada de la gente en la puerta
principal hace un momento.